Nadal, el mejor de la Historia en tierra, el actual nº 1 del ranking mundial

Un buen día hoy para desayunarnos con bastantes egos revueltos, aquellos de los que habla Juan Cruz, porque, parodiando a Sabina, nos sobran los motivos: somos un país, de tamaño medio, a la cabeza de muchas disciplinas deportivas individuales: ayer Nadal se coronó como el mejor tenista del momento, de nuevo número nº 1 en la ATP, en el deporte de las motos ayer se coparon los primeros puestos en casi todas las categorías, en ciclismo corre el número 1 actual, Alberto Contador,   limpio de polvo y doping, que es lo que siempre se inventan los franceses para ensombrecer tanto éxito, en baloncesto un tal Pau Gasol es considerado el mejor pívot del mundo y otro fogoso chico asturiano, Fernando Alonso, bicampeón del mundo de automovilismo, lucha, a bordo de un Ferrari, para ser de nuevo el mejor.

Hemos mencionado a Gasol en un deporte colectivo como es el baloncesto porque brilla con luz propia en el universo de la NBA, pero si quieren deportes colectivos ahí tienen a la selección de fútbol –aquí si se puede decir la “roja” sin producir sarpullidos en algunos- la número 1 en el ránking de selecciones o al Barça, también el mejor club de fútbol del planeta en la actualidad, aunque en este caso con ayuda de muchos foráneos, lo que no impide que esté bajo bandera española.

Por todo lo anterior España es en la actualidad el país más admirado del mundo en el aspecto deportivo, todo un ejemplo para la juventud que es la llamada a practicar el deporte competitivo, toda una constelación de deportistas de la que todos deberíamos imitar su espíritu de superación, y nuestros mediocres políticos, ahogados en su incompetencia e inútiles guerras intestinas, más.

Pero hoy toda la gloria se la adjudicamos a Rafael Nadal: ha resurgido de nuevo, ha vencido problemas físicos y mentales -no es un superhombre, sino un ser humano con la fragilidad que ello conlleva-, es de nuevo un campeonísimo de cuya gloria hoy todos participamos un poquito.