Saramago lanza un órdago en su nuevo libro“Caín”: “Dios no es de fiar”

jose saramago

Por lo pronto tenemos que convenir que Saramago ni es ateo ni agnóstico pues da por sentada su existencia. Y no se arredra ante un Ser tan poderoso diciendo de Él “que no es de fiar”, como decimos los demás, ya en un plano antropológico, de alguien que tenga una conducta maliciosa, con pocos principios, en quien no podemos confiar. La tesis de Saramago en su nuevo libro «Caín» es precisamente  afirmar que Dios no es de fiar ya que se pregunta: “ ¿Qué diablos de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?».

En el libro absuelve a Caín del homicidio de su hermano Abel del que culpa a Dios al considerarlo, por haber rechazado las ofrendas que aquel le ofrecía, como autor intelectual del fratricidio, siguiendo la moda actual de señalar tanto a los autores materiales como a los intelectuales, a los inspiradores de cualquier tipo de tropelía, como se ha visto en España en el atentado masivo del 11-M, en que para cierta prensa los autores intelectuales andan sueltos ya que los materiales se quitaron de en medio ellos solos.

No es la primera vez que el Nobel portugués hace incursiones en los asuntos religiosos a los que se acerca sin ningún tipo de devoción sino más bien con arrogancia, ironía e incluso sarcasmo, suponemos que porque es consciente de que el Santo Oficio o Santa Inquisición ya no lo va apresar: sus huesos no van a dar en ninguna oscura mazmorra, a la que iban nuestros antepasados sino que el autor luso va a recibir más bien unos suculentos dividendos de Alfaguara, que es la que le publicó El evangelio según Jesucristo, en donde enjuicia así El Antiguo Testamento: “me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro».

A pesar de culpar a Dios de la muerte de Caín, tiene sus teorías sobre el particular y acto seguido lanza esta otra teoría:  «Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él»,»Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación-enfermedad- en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?».

«Moriremos cuando tengamos que morir. A mí me salvaron los médicos, me salvó Pilar del Río, su  esposa y traductora, me salvó el excelente corazón que tengo, a pesar de la edad. Lo demás es literatura, y de la peor”.

Su literatura también es enjuiciada de forma diversa: desde los que lo creyeron acreedor del Nobel hasta los que consideran su obra como insufrible, sin que haya que acusar a estos últimos como víctimas de la ceguera que adquirieron algunos de sus personajes.

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