Zapatero, el pancartero pacifista que nos ha llevado a la guerra de Libia

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=0f11bzdMmYI[/youtube]

antonio jimenez

Es la frase que le da título al post y con la que comienza “El gato al agua” y sus maullidos el presentador de Intereconomía Antonio Jiménez. Después los insultos y los desprecios a Zapatero y su gobierno han ido in crescendo hasta la delirante apoteosis final.

Si consiguen escuchar el video que les cuelgo, y si no ahí tienen el enlace http://www.youtube.com/watch?v=31nN7HanKu4&feature=related, sobre el programa “El gato al agua” de IntereconomíaTV, observarán que es imposible ser más crispador o más sembrador de odio, aunque se supone que los “gatoadictos”, como llama el impresentable presentador a los fans del programa, es lo que quieren oír. Seguramente cuando llegue la derecha al poder bajarán el tono de su discurso los garcíaserrano, los aristeguis, los duranes-el que se forró cuando era presidente de la ONCE-, el deteriorado Carrascal, una sombra de si mismo., y una rencorosa señora, entre otros, algo que no es seguro si toma el poder una derecha moderada y/o civilizada y no la derecha extrema en que la que militan esas caricaturas de colaboradores. No se puede ser más facha. No es recomendable ver este programa antes de irse a la cama porque es posible que se nos aparezcan en sueños estos cínicos y relamidos, en algunos casos, presuntos comunicadores.

También están pagando el pato de nuestra entrada en la guerra de Libia los de la ceja y aquí una pequeña muestra de lo que se les está viniendo encima : Comenzamos por David Gistau que en su columna ‘Al Abordaje’ en el diario El Mundo:

“La heroica kermesse antiimperialista, los manifiestos, las pegatinas, el digno temblor de la ira e incluso la disposición a hacer de escudo humano de Sadam se han trocado, para Gadafi, en una vocinglera grada de pulgares bajados.Si alguien se hubiera quedado dormido en 2004 y despertara ahora, no sé cómo le explicaríamos que el misil Tomahawk se ha convertido en una prolongación fálica del Progreso, y que Zetapé, igual que el cowboy de Teléfono Rojo… cabalga bombas al alba y con viento duro de Levante.

Aun así, los artistas de la Ceja son coherentes. Y lo son, porque su única lógica es la de la sumisión partidista. El que se engañó fue quien creyera que a los abajofirmantes del Círculo de Bellas Artes les animaba una concepción moral capaz de trascender las banderías y los lazos clientelares.La única actitud constante de los artistas de la Ceja, que por otra parte es la que les hace coherentes, es el sí bwana a Zetapé y el apoyo sistemático, no ya a las ocurrencias del presidente, sino también a sus piruetas y metamorfosis.

Y Losantos, el jefe de los crispadores y de los cornetas pontifica:

“El Sindicato Titiritero de Zapatero (STZ) ha justificado el alineamiento militar de España desde antes de la resolución de la ONU y del comienzo de los bombardeos contra Gadaffi como un ‘mal menor’, es decir, como los países civilizados suelen considerar la política internacional. Siempre he tenido un profundo desprecio político por estos chequistas de media jornada, pero ahora el desprecio intelectual y moral supera en mucho al político. Bien es verdad que su caudillo intelectual, presidente del Gobierno hasta el 2 de Abril, está a la altura de sus mesnadas. Y que su sucesor es un Beria sin Siberia”.

Por su parte, “el señorito faltón” (Alfonso Ussía), se desmelena en La Razón y en Depilados :: “Estaban los inevitables Almudena Grandes, Juan Diego, Pilar Bardem y otros del cine, que son muy parecidos porque se visten igual y gastan la misma barba desaliñada. La Ceja en estado puro. Todos se manifestaron a favor de la guerra en Libia. Se me olvidaban Toxo y Méndez, también presentes. No podía ser de otra manera. Esta guerra les gusta. Parece no importarles la muerte de civiles libios, que no son tan importantes como los civiles iraquíes o los niños serbios, masacrados legalmente. La ONU ha dicho ‘sí’, y los de la Ceja están tranquilos”.Y fíjense lo que le dice a Zapatero, el auténtico cejas y el que les ha dado el nombre, Tomás Cuesta:

“El nieto del capitán Lozano, de casta le viene al galgo, acaba de meter a España en una guerra con la habilidad de un prestidigitador y con el mismo estilo -nada por aquí, nada por allá- con el que levantó el campamento de Irak cuando, en lugar de volver a casa con la cabeza alta, lo hicimos emplumados y cacareando. Quién le ha visto y quién le ve. De la infinita ansia de paz al sus y a ellos. Así -por parafrasear a Nietzsche- se dialoga a misilazos”.

 

 

 

 

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