¡Ay de los andaluces!

caballos andaluces

El título lo dejo tal cual ha salido de la pluma de Xavier Bru de Sala, presidente del primer Consell Nacional de la Cultura i de les Art de Catalunya aunque sí le he añadido la expresividad de los signos de exclamación, artículo en que nos hace una curiosa disección, en compañía de los sicilianos. Este diagnostico se podrá o no compartir pero no deja de ser una opinión más de cómo nos ven desde fuera. En el día en que Andalucía puede emprender otro camino hay que hacer acopio de datos para la posible nueva andadura. Y lo reproduzco porque lo veo exento del sectarismo que suele acompañar a lo que se escribe o dice de Andalucía, casi siempre a cargo de políticos mezquinos y de poco recorrido. Resalto un par de expresiones que me parecen un mal augurio:

Andalucía va a despertar de un sueño para sufrir una pesadilla.

Arenas se dispone a ser el administrador triunfal del empobrecimiento de los andaluces.

“Hay dos territorios en la Europa mediterránea con una extraordinaria singularidad humana, belleza ilimitada y escaso desarrollo. Andalucía y Sicilia son víctimas de sus estados, España e Italia. La diferencia es que los sicilianos son conscientes y los andaluces no. Mejor dicho, aún no lo son, porque esta diferencia no tardará en borrarse. Andalucía va a despertar de un sueño para sufrir una pesadilla. El diferencial de conciencia y percepción de la propia realidad no tiene bases culturales o sociales, sino circunstanciales. Andalucía se ha visto más subvencionada, mucho más que Sicilia, y allí los subsidios llegan al bolsillo de un gran número de ciudadanos (mientras que en Sicilia la mafia se embolsa una formidable tajada).

Si te traen el agua y te la regalan, no pasas sed. Ahora bien, ¿qué ocurre el día que debes pagarla y no tienes suficiente dinero? Este es el futuro que espera a los andaluces. Si hasta ahora han sido víctimas del subsidio, a partir de ahora serán víctimas del final del crecimiento (real antes de la crisis) y, aún más, de la progresiva retirada de los subsidios. Madrid deja de cobrar de Europa y la recesión y el endeudamiento provocan la caída de los ingresos. En estas circunstancias, el PIB per cápita andaluz, que se encontraba hace poco en unas vergonzantes tres cuatros partes de la media Europa, no hará más que bajar.
Los paralelismos entre Italia y España vuelven a ser posibles, aunque hay que administrarlos con prudencia. Basta recordar que el PIB per cápita del norte de Italia es bastante superior al de Alemania, mientras que el del sur no supera de mucho la mitad del norte.
Hay una verdad aún más terrible, propia de Italia, que era un hecho diferencial y puede dejar de serlo a partir del próximo domingo: el sur, cuanto más pobre, más conservador. Lo vuelvo a escribir, cuanto más pobre, más conservador. Si esta realidad italiana se instala en España, tenemos granero de votos populares para largo. La previsible victoria de Javier Arenas puede ser el prólogo de mayorías abrumadoras que, encima, actuarán como una losa contra las propias oportunidades de crecimiento.

Otra similitud. Tan mal gobernados, tan discriminados, y ni sicilianos ni andaluces son capaces de reaccionar. Como si fueran sujetos y no objetos de su propia historia, o como si creyeran en la fatalidad. Quizá no tienen fuerzas para quitarse de encima la corrupción y el mal gobierno. También es cierto que si quisieran hacerlo, no dispondrían de los instrumentos. Los respectivos gobiernos autonómicos están al servicio del mantenimiento de las desigualdades dictadas desde el centro.

Arenas se dispone a ser el administrador triunfal del empobrecimiento de los andaluces»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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