Arturo Pérez-Reverte se despide de Zapatero

peez reverte

Este énfant terrible del reporterismo, de artículos encendidos sobre la actualidad,  de la novela histórica y debido a ello quizá ocupante del sillón T en la  Real Academia Española , doctor honoris causa además por la Universidad Politécnica de Cartagena, se supera a si mismo cada semana y lanza rayos jupiterinos sobre cualquier cosa que le incomode, dicho todo quizá en un lenguaje faltón,  desgarrado y cuartelero propio de los personajes que tan bien describe en la serie del capitán Alatriste , algo que llama la atención en uno que opina de sus compañeros periodistas que el lenguaje que utilizan es infame, solo comparable al mucho más infame  de  los políticos españoles.

Esta semana le ha tocado la china al todavía presidente Zapatero que, mira por donde, no lo está haciendo mal al final de su mandato con medidas interesantes en lo económico, con el que en su último  Patente de Corso, Sobre imbéciles y malvados se ceba, siendo las líneas maestras del artículo la frase «Ha sido usted un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero«,

En un estilo y palabras que creo son de Alfonso Rojo le hacen una introducción al artículo:

”Cuando los golfos oportunistas de siempre -gentuza vomitada por la política que ejerce  introahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- babeaban haciéndole succiones entusiastas a Zapatero, ya él ponía los puntos sobre las íes y le cantaba las cuarenta”

Resalto algunos de los párrafos del artículo:

“Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado».
Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil”

“Rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles -y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires- somos tan gilipollas como usted.
Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas.

Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.
Ojalá la peña se lo recuerde durante el resto de su vida, si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale.

Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto; pues hasta en lo de irse o no irse mintió también, como en todo.

Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo. Con intérprete de por medio, naturalmente.
Ni inglés ha sido capaz de aprender, maldita sea su estampa, en estos siete años”
 

 

 

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