El Bou «embolat, al carrer o capllaçat “ no sufre maltrato para el Parlament catalán

fiestas populares

Para José Carod y el resto de la cuadrilla –empleemos un término taurino de los que el castellano está saturado- los toros embolados con sendas antorchas en la cornamenta, acosados y hostigados durante horas por los alegres mozos, o los paseados con sus cuernos atados con sogas de las que tiran – “una pechá de reir- por los más jóvenes del pueblo o siendo corridos por las calles ante el alborozo de la población, todas estas acciones en las que evidentemente esos animales sufren  castigos y humillaciones sin cuento por parte de unos supuestamente animales racionales, para estos políticos catalanes esto no supone ningún tipo de maltrato hacia estas reses que han tenido la mala suerte de nacer en España:

Los toros españoles temen la llegada del verano (1)

Los toros españoles temen la llegada del verano (2)

Los toros españoles temen la llegada del verano (3)

Si lo fuese (maltrato) ya los habrían denunciado en el Parlament de sus libertades, habrían presentado unos miles de firmas y a estas horas ya estarían prohibidos, porque esta gente prohíbe todo lo que se propone. Montilla es mucho Montilla y de  nuestro Zapatero, el Respetuoso, qué le vamos a decir que ya no sepan.

SÍ es tortura para ellos  la Fiesta Nacional, tan arraigada en Catalunya desde tiempo inmemorial, cuando todo el mundo sabe que la prohibición es una acción  puramente política, una más en el largo camino para ir quitando de la Comunidad los símbolos que esos ilusos consideran “españoles” cuando, que sepamos, esta desagraciada colección de políticos son tan españoles como un maragato o un señorito de Jerez. Otra cosa es que no “se sientan” como tales. Y, aunque la madre de un ciudadano sea una colipoterra o la madrastra de Blancanieves, seguirá siendo su madre.

 

 

 

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