Los sindicatos, en la picota

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(el vídeo colgado es un ejemplo más del sectarismo de IntereconomíaTv)
Los sindicatos son necesarios en los pueblos que se suponen democráticos. En España, en concreto, debería ser así y la misma Constitución vigente, la de 1978, lo recoge en el artículo 7º, que habla de la libre creación de los sindicatos de trabajadores y asociaciones de empresarios. Su función principal siempre ha sido la de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Sin su ayuda el capital, carente de corazón, camparía a sus anchas y seguiría estrujando a los trabajadores indefinidamente…(a los trabajadores que aun conservan el empleo)

Es por lo que no comprendemos la guerra que, desde algunos sectores de la derecha extrema y sus periodistas y medios pesebreros, se le ha declarado a los sindicatos, a la cabeza de los que están, desde hace tiempo, la lideresa ESPE y el lenguaraz Losantos, que ha dicho desde su púlpito de esRadio:

“Una de las pocas ventajas que tienen los sindicatos en España es que ya nos los sabemos, es trincar y amenazar, amenazar y trincar, volver a amenazar con una huelga general y trincar generalmente porque en eso no hacen huelga nunca de manos caídas».  “Se dedican a forrarse y liberarse de la triste costumbre de trabajar»,  “creo que el Gobierno tiene que cancelar cualquier reunión con estos sindicatos de matones, de inútiles y además de gente incapaz de tener la menor piedad por los parados”

«UGT ha dicho que va a la huelga general contra Esperanza Aguirre. Como su comunidad es la única de España en que se crea empleo y crece la economía, es la que más odian estos señoritos liberados de la bíblica maldición del trabajo, nuevos señores medievales de horca, cuchillo y cinco tenedores». La huelga general «es una fantasmada violenta que organizan los dos sindicatos por razones exclusivamente políticas y de interés particular, mayormente económico» y pide que se reforme la ley de huelga «para no seguir con el marco legal tardofranquista cuya reliquia más carcomida son los sindicatos llamados de clase. Que por cierto, cuando hablan no demuestran ninguna».

También atiza a los sindicatos, desde Libertad digital, Emilio J. González:, en la línea de su jefe Losantos:

“Los cambios que ha introducido el PP no les gustan en absoluto por simples cuestiones ideológicas. Ellos siguen anclados en ese concepto marxista de la plusvalía del trabajo y de su apropiación por parte del empresario, sin entender que sin empresa no hay empleo, y siguen pensando que, en caso de despido, el trabajador tiene derecho a llevarse una parte de la empresa, en forma de indemnización, porque ésta se ha apropiado de su plusvalía (…)  hay otra forma de ver las cosas, más sensata y más acorde con la realidad: un trabajador tiene un empleo porque alguien tiene una idea y arriesga sus medios y dedica su tiempo a sacarla adelante. El premio para quien arriesga no es otro que el beneficio porque el riesgo tiene que tener su recompensa, lo mismo que la merece también quien genera empleo. Esa recompensa sale de eso que Marx denominó la plusvalía del trabajo porque sin empresarios no hay empleos, pero nuestros sindicatos patrios no quieren entenderlo así”.

El célebre Agapito Maestre, del mismo medio:

: “Porque, en verdad, lo que esta reforma pone en cuestión es el falso y cínico funcionamiento del duopolio sindical español:  por un lado, se presenta de puertas afuera, de cara a la sociedad, como un sindicato de clase revolucionario que defiende a toda la clase obrera; pero,  por otro lado, de puertas adentro, es decir de cara al empresario público o privado, se vende por un plato de lentejas con tal de que le sigan otorgando un poco de poder para sus dirigentes. Desde el punto de vista político, esta reforma laboral deja fuera de juego, por el bien de las próximas generaciones, el cinismo pseudo revolucionario de CCOO y UGT».

No podía faltar a este frenesí antisindical  Alfonso Ussía: “La auténtica Reforma Laboral en España pasa por la desaparición de los sindicatos de clase. Porque ya esa clase no les pertenece, ni la pueden manipular, ni engañarla. Pasa por la creación de sindicatos especializados en cada sector y ajenos a la ideología política. Profesionalidad y cuotas. Se me antoja que ese nuevo marco les preocupa. La culpa es de ustedes y de su siglo, que no es el XXI”.

Y como el lider de UGT de Madrid mandó al al exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. «a su puta casa» por proponer reducir el gasto y consideró que la presidenta ESPE “es una «reliquia cañí del tardofranquismo”, además de haber pensado que los aquelarres son cosa de brujas y Esperanza hace gala de esos poderes, para que no se sienta insultada, de bruja o profetisa», sale otro pelota, aunque de menos nombradía, un tal Carmelo Jordá, en defensa de su señora:

“»Odio sindical a Aguirre». “El odio, el insulto y la confrontación son las únicas herramientas que están en condiciones de enarbolar [los sindicatos]: ni hay una base ideológica que merezca tal nombre ni, como hemos dicho, hay una preocupación sincera por aquellos que tenemos que ganarnos la vida vendiendo nuestra capacidad de trabajo. Además, claro, de no soportar a esa mujer valiente que ha logrado resultados electorales espectaculares en Madrid y que, sobre todo, está arrinconando intelectualmente a la izquierda en el rincón en el que, tras fracasar en todo el mundo y también en España, debería estar durante muchos años”.

 

 

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