Valderas y Arenas, cara y cruz del 25-M

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 Evidentemente, porque puede decidir el nuevo gobierno de Andalucía, es el onubense Diego Valderas  el que ha salido más reforzado de las pasadas elecciones del 25 de marzo aunque el premio gordo se lo puede llevar Griñán,  que ha matado más de un pájaro con el mismo tiro al reforzarse dentro del propio partido en Andalucía, convertirse en el barón más importante del PSOE a escala nacional y, por haber apoyado a Carme Chacón, tener una postura de más fuerza ante Rubalcaba. Y la cruz se la podemos adjudicar a Javier Arenas que tanto empleó la palabra humildad en vano que convirtió su victoria en humilde, la misma que le ha conducido a la derrota de facto, seguramente porque la gente pudo llegar a la conclusión de que era una humildad jesuítica, repleta de la soberbia que le daban las encuestas, las mismas que fallaron de plano.

Pero Valderas, de IU,  no es un recién llegado a la política andaluza por más que con los resultados del 25-M esté teniendo un importante subidón que hace que esté soltando frases ampulosas del tipo de “hemos parado a la derecha en Despeñaperros” cuando la verdad es que esta ha arrasado en las Generales y Municipales. Ahora por aquello de las matemáticas y del voto de castigo ma non troppo que los electores han inflingido  al PSOE porque desean, aunque se arrepintieron un poco el día de las votaciones, que la situación cambie: es insoportable que un tercio de la población esté en  el paro.

Y digo que no es un desconocido porque en 1996 ocupó la presidencia del Parlamento de Andalucía gracias a la pinza PP-IU que dejó sumido en la miseria a su partido presidido entonces por Luis Carlos Rejón, accediendo a la presidencia de IU en el año 2000 ,a pesar de que no lograr acta de diputado por Huelva, su circunscripción. Ahora, gracias a sus 12 diputados, podrá influir bastante en la política andaluza aunque deberá dejar a un lado las políticas radicales del partido comunista. Por lo pronto, y eso es ya mucho, ha conseguido que el Gobierno andaluz dé vía libre a una comisión de investigación sobre el bochornoso asunto de los ERES.

Arenas sí lleva más tiempo en la política andaluza aunque con esta –por primera vez, es mala suerte- inútil victoria es de suponer sea retirado de la primera línea y enviado a Madrid, siguiendo el camino de Manolo Chaves. Pero dejemos que el fino analista político y escritor Juan Cruz reflexiones sobre el papel de Javier Arenas en la campaña electoral:

“Hay un tic de Javier Arenas, el candidato del PP a presidir Andalucía, que llama la atención. Una vez que tiene clara una idea, repite una palabra de la misma. Como para reiterar el núcleo de lo que piensa.

En el último tramo de la campaña electoral que precedió a la victoria amarga de su partido en los comicios de hace una semana, el líder de los populares andaluces repitió, en ese ejercicio de reiteración que le caracteriza, la palabra humildad como mantra de lo que iba a pasar en cuanto llegara al poder.

Finalmente parece que no va a tener que hacer ese ejercicio en el cargo de gobernante, sino que lo tendrá que asumir en el puesto de la oposición, algo que ni él ni los suyos (¡ni los contrarios!) se esperaban ni en la más insólita de las pesadillas. Lo cierto es que así ha sido la cosa, y nos hemos quedado sin saber cómo es, como humilde, el candidato Javier Arenas.

En todo caso, conviene darle a la moviola para verle cómo establecía él esa relación con la humildad. En política (y en todos los terrenos de la vida), cuando alguien habla bien de sí mismo, es que quiere hincarle el diente al otro. Si yo soy humilde, es que el otro no lo es. Cuando Arenas empezó a anunciar sus propósitos de humildad, parecía como si algún asesor dispuesto a ayudarle en su camino al poder le hubiera soplado al oído: “Javier, humildad”. Y parecía (qué sabe uno qué hay en la mente humana) que el candidato había escuchado que tenía que apelar a la humildad diciendo que era humilde. Y ahí, en mi humilde opinión, residió uno de los efectos que paralizaron el ascenso del aspirante. Pues es notorio que cuando uno quiere parecer humilde, lo primero que ha de hacer es no decir que lo es. Dime de qué presumes y te diré de qué careces (o viceversa).

No pudo ser, quedará inédita la humildad, que tendrá que ejercer, y lo hará, sin duda, en otra esfera del poder estatal, cuyas puertas parece que ahora se le abrirán con la generosidad que su dedicación merece. Pero en ese remache de la humildad hubo dos últimas apariciones que el candidato tendría que reprocharse y reprochar. Reprocharse ese balcón abierto en el que fue acompañado por aquellos que quisieron convertir su victoria amarga en un triunfo heroico. Y reprochar a la secretaria general de su partido que alternara, en el balcón cerrado de Génova, la sonrisa por ese triunfo heroico y el semblante que ella guarda para decir lo contrario de lo que sus labios pronuncian.

La cura de humildad es lo que hacemos en esta vida, en general, pues no hay triunfo grande que dentro no lleve una derrota, como dice el profesor (andaluz) Emilio Lledó. Hablando de humildad, Arenas llegó a la más humilde de las victorias, es decir, a la derrota, y ahora se estará preguntando por qué no se habrá guardado la palabra hasta hacerla aparecer más en su semblante y menos en su boca”

One comment

  1. Cuando el Mayo/68, entre otras, se sacó la conclusión que la juventud aquella, antes que cambiar el mundo, en realidad quería disponer de los bienes de consumo que disfrutaban sus mayores «a la mayor brevedad»: aquí y ahora (no es broma y ahí está uno de aquellos próceres Cohn Bendit – otros le llaman bandit – bien situado en el Parlamento Europeo y famoso por su manera de roncar durante las sesiones…) En España y por ende o quizá con mayor razón, por aquello del Sur y el Mediterráneo, en Andalucía, existe una ansiosa predisposición, nunca vista con anterioridad, a cambiar cuanto antes el estado de cosas. De hoy para mañana y en un pis pas hala, todo solucionado.¿Será verdad que IU tiene la inmediatez del cambio y aquí todos contentos o por el contrario no le dejarán de plazo, igual que a Rajoy,ni los cien días de rigor…? Claro que el nuevo gobierno entró «talando» y por aquí abajo vienen «injertando», que es un proceso algo más lento y sujeto a los cambios bruscos de temperatura, el mordisqueo de los animales…frágil en suma. A ver cómo se las apañan. Un saludo

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