Viraje en el episcopado vasco en relación a ETA

misa por las victimas franquistas

 Lejos quedan los tiempos del obispo Setién, de infausta memoria para las víctimas de ETA, que en general  era todo el  pueblo español. Un obispo que parecía establecer una cierta equidistancia entre asesinos y  víctimas inocentes, que aconsejaba a sus párrocos que no celebraran funerales por las víctimas  porque «constituían actos políticos», que, si se encontraba en la calle con manifestantes que pedían la liberación de un secuestrado por ETA, miraba para otro lado, quien  dijo que había que negociar con  ETA  aunque siguiera asesinando, quien fue un autentico pastor de lobos que desatendió y despreció a más de la mitad de su feligresía.

Ahora los obispos vascos de Bilbao, Mario Iceta, de San Sebastián, José Ignacio Munilla, y de Vitoria, Miguel Asurmendi, muestran una actitud más justa y humana: han hecho un llamamiento a los miembros de ETA  por un arrepentimiento verdadero y para que realicen una petición sincera de perdón hacia las víctimas del terrorismo, a la vez que han instado a éstas últimas a conceder ese perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera.

Lo han hecho en una homilía conjunta con motivo de la celebración del ‘Encuentro oracional por la paz y la reconciliación‘ bajo el lema «Busca la paz y corre tras ellas», asegurando que la Iglesia quiere «renovar su misión y compromiso de ser servidora de reconciliación«. “ el anuncio por parte de ETA del final definitivo de toda actividad violenta ha sido acogido por nosotros y por la sociedad con satisfacción y esperanza, pero continuamos deseando y demandando su definitiva desaparición» «tras el cese de todo lo que amenaza la integridad física o moral de las personas, los senderos de la verdad y de la justicia constituyen el itinerario para una reconstrucción moral y social, que garantice una convivencia en paz, digna y respetuosa».“el arrepentimiento y el perdón son necesarios allí donde las agresiones del terrorismo y de toda clase de violencia o injusticia han abierto heridas profundas»  «pedimos a Dios que quienes han dañado y ofendido al prójimo sientan su llamada al arrepentimiento verdadero y a la petición sincera de perdón». También ruegan a Dios que, «a quienes han experimentado la agresión y todo tipo de violencia física o moral les conceda la gracia de poder ofrecer este perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera».

Asimismo los obispos vascos han celebrado una Eucaristía en memoria de catorce religiosos que fueron ejecutados por el bando nacional entre 1936 y 1937., ceremonia “para curar heridas y para saldar una deuda que teníamos contraída».

En su homilía, el obispo Asurmendi ha destacado que estas víctimas «no contaron en su día con una celebración pública de exequias» y que” durante años sus nombres fueron relegados al silencio». Según ha explicado, la ceremonia no pretende reabrir heridas, sino ayudar a curarlas o aliviarlas. «Queremos contribuir a la dignificación de quienes han sido olvidados o excluidos y a mitigar el dolor de sus familiares y allegados. Queremos pedir perdón e invitar a perdonar”

No dejamos de encontrar alguna similitud con lo que se pide en la Memoria Histórica porque esos miles de víctimas de la Guerra Civil, cuyos cuerpos no han sido encontrados –es lo que piden sus familiares- tampoco contaron en su día ni con celebraciones públicas de exequias y sus nombres también fueron relegados al silencio. En esto los pastores vascos siguen siendo exclusivistas: tampoco se han acordado de los cerca de siete mil religiosos –obispos, curas, monjes, monjas- que fueron también quitados de en medio por  los asesinos que campaban a sus anchas en la España republicana.

 

 

 

One comment

  1. Hablar de la Iglesia Vasca es como hablar de la Iglesia Croata. Vade retro. Millones de personas asesinadas y no había nada que decir. Nazismo o islamismo antes que cristianismo. Aplaudieron a Hitler tanto ellas como las tres divisiones de islamistas, bendecidas por el Gran Mufti de Jerusalén, el racista y amigo del Führer Amín Al Husseini, para el exterminio racial en los Balcanes y centroeuropa. La historia ya les dio su merecido. Semejantes cuervos no deben graznar sino en su peña.

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