75º aniversario del fusilamiento de las 13 rosas

La que aparece en la foto es Mari Carmen Cuesta, encarcelada en la penitenciaría de las Ventas de Madrid por ser miembro de las Juventudes Socialista Unificadas (JSU) en 1939, igual que sus amigas y camaradas conocidas como las 13 rosas , que fueron fusiladas en el paredón del cementerio del Este de Madrid el 5 de agosto de 1939. La peque, como la conocían sus compañeras, tenía apenas 16 años en esa época, pero su corta edad no la libró ni de las vejaciones y las torturas, ni tampoco de pasar en prisión 12 años de cárcel y ser condenada, posteriormente, al destierro. Murió en Valencia  a los 87 años.

Hoy se conmemora el 75 de su fusilamiento ante las tapias del cementerio del Este, uno de los episodios más crueles de la represión franquista, y es un acto de justicia hacerlo: se cumple así la última voluntad de Julia, quien antes de morir escribió a su familia: “Que mi nombre no se borre de la historia”.

La narración sucinta de los hechos la recogemos de El País:

“Tras la victoria del bando franquista en la Guerra Civil, las 13 jóvenes fueron recluidas en la cárcel de Las Ventas junto a otros militantes de sus formaciones políticas. Después del asesinato de un comandante de la Guardia Civil y su hija el 29 de julio de 1939 en Talavera de la Reina, las autoridades sacaron de la cárcel a 56 jóvenes militantes del PCE y las JSU, 43 de ellos varones y las 13 Rosas. El 3 de agosto, un tribunal militar les condenó a muerte por “adhesión a la rebelión”, por tratar de recomponer el PCE y las JSU y por atentar contra el “orden social y jurídico de la nueva España”.

“El momento más emotivo ha sido cuando Angeles García Madrid, una de las compañeras de celda de una de las rosas, ha relatado las últimas horas de las jóvenes, en las que, todo el mundo, salvo ellas, sabían que iban a morir. Así, ha recordado la última conversación de Virtudes y Julia, dos de las jóvenes asesinadas, en la que la primera le preguntaba a la segunda si pensaba que las iban a matar y ésta le contestó: “No nos van a matar, ¿tú eres tonta?”. “Tenían la muerte en la cara”, ha comentado García, quien a continuación ha narrado que oyeron cómo una de las jóvenes, al subir a la camioneta que les condujo a la muerte, entonó el himno de la Joven Guardia, que fue seguido por las demás hasta su llegada a la tapia del cementerio en la que fueron ejecutadas.”

De estos hechos salió la película Las trece rosas, de Emilio Martínez Lázaro, con el siguiente argumento:

“El 3 de agosto de 1939 fueron juzgadas, por procedimiento sumarísimo, a puerta cerrada, acusadas de pertenecer a las JSU y de repartir pasquines poco antes de la entrada de las tropas franquistas en Madrid, en marzo de ese mismo año. En el juicio se les condenó a morir en un plazo de setenta y dos horas; antes de cumplirse el plazo, el 5 de agosto, fueron fusiladas. Tenían entre 16 y 29 años. En aquellos días la mayoría de edad estaba fijada a los 21 años, siete de las trece eran menores. Desde entonces, se les conoce como las Trece Rosas.

Habían pedido morir junto a otras/os compañeros/as que iban a ser fusilados/as ese día, pero sus verdugos/as no accedieron a concederles ese último deseo.
Las jóvenes, dando prueba de una serenidad admirable, distribuyeron sus pertenencias entre las reclusas, tuvieron el valor de lavarse y peinarse, se pusieron sus más bonitos vestidos y esperaron con firmeza y sangre fría que vinieran a conducirlas a la capilla. Ya en capilla, les autorizaron a escribir una carta a sus familiares, y cada cual empezó a componer aquel recuerdo que hablaría de la monstruosa injusticia cometida.

Consolaron a las otras reclusas que lloraban, asegurando que se sentían felices de dar su vida por una causa justa. Cuando vinieron sus verdugos las trece salieron gritando “VIVA LA REPÚBLICA”.

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