Decisiones judiciales dispares

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Aparentemente la justicia moderna lo tiene cada vez más fácil, sobre todo desde que se han puesto de moda las grabaciones en las que los que delinquen cantan hasta la Traviata, aunque después no todos son juzgados con la misma celeridad o incluso jamás pisarán la cárcel, o se llevan por delante a los jueces que han tenido la osadía de meterles mano.

Hoy, y de una veloz manera han sido llevados a la cárcel sin fianza Miguel Bernard y Luis Pineda, capos respectivamente de Manos limpias y de Ausbanc que al parecer formaban un entramado de extorsión que movía 13 millones de euros.

También hoy se ha producido una noticia que para muchos puede ser desconcertante: se ha puesto en libertad  a Carlos Fabra, al concederle el tercer grado penitenciario tras cumplir poco más de una cuarta parte de su condena, en contra del criterio de la Junta de Tratamiento de la prisión en la que cumplía la pena y de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, al mismo tiempo que  la jueza de instrucción del Juzgado 19 de Sevilla ordena la detención del sindicalista Diego Cañamero por robar en un supermercado: o sea que en España son perseguidos con gran eficacia los robagallinas,  como dijo en su día el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, o los que simbólicamente asaltan un Carrefour, y se tienen más contemplaciones en muchas ocasiones los ladrones de cuello blanco que se ven amparados por testaferros, sociedades  pantalla o paraísos fiscales…

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