Algunos detalles sobre la matanza de Badajoz (12.08.36)

El General Yagüe, tal día como hoy de 1936 inició la toma de Badajoz con un balance de 3800 muertos. En respuesta a una pregunta del corresponsal de guerra del ‘New York Herald Tribune’ dijo el general Juan Yagüe  – cadete compañero de Francisco Franco en la Academia de Infantería de Toledo y también en la guerra de África- : “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar 4.000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?

Antecedente de esta actitud aniquiladora –no sabemos si es algo cierto o inventado- es la frase de: “Ni prisioneros, ni heridos. Tiros a la barriga”que el capitán Bartolomé Barba Hernández declaró que Azaña en el Ministerio de Guerra le había dicho, a propósito de unos incidentes en Lerida: que no quería “ni heridos, ni prisioneros”, añadiendo de su cosecha lo de “tiros a la barriga”.

Hay teorías que sostienen que la guerra civil se fue fraguando en la mente de la derecha terrateniente, y en concreto se afirma que la matanza de Badajoz fue un escarmiento a petición de la misma, y una señal al resto de las zonas republicanas por lo que ocurrió en esa provincia unos meses antes en que unos 60.000 jornaleros pacenses, dirigidos por la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT), ocuparon 23.500 hectáreas de tierra sin trabajar cuya propiedad se repartía entre tan sólo siete propietarios, la mayor ocupación de tierras del período republicano.

Pero de las teorías pasemos a la descripción de los hechos por periodistas e historiadores, como Francisco Espinosa, autor de “La columna de la muerte”: “Sólo en la ciudad de Badajoz fueron asesinadas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de dictadura”

Un testigo directo es Luis Pla que, a sus 87 años, cuenta que lo que sucedió en Badaloz cuando él apenas tenía 11 años: su padre y su tío fueron asesinados por los militares meses antes de que se iniciara un juicio militar contra ellos que los declaró inocentes. “Los soldados los soltaron y les dijeron que estaban libres. Cuando se dieron la vuelta, los dispararon por la espalda”

Casi tres meses después de su asesinato, se les abre un expediente calificándoles de individuos culpables de actividades marxistas y rebeldes, y acusándoles de contribuir al triunfo del Frente Popular y hasta de que tenían en su poder los rublos que financiarían la Revolución que Rusia pretendía en España, condenando a la familia Pla a pagar unas multas de 75.000 pesetas por pertenencia a partidos políticos ilegales según la Ley de responsabilidades políticas. Pero para entonces, los dos hermanos ya llevaban casi cuatro años muertos y la multa recaía sobre una ya maltrecha economía familiar porque sus bienes habían sido incautados por la nueva autoridad militar.

El periodista Jay Allen corresponsal del Chicago Tribune: “Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el hediondo patio de la Pensión Central (…). Miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad. Desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la policía internacional portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes”

El historiador Justo Villa del periodista portugués Mario Neves, testigo de los hechos y que trabajaba para el Diario de Lisboa: “ “Siempre me contaba que lo que más le espanto y el día que decidió salir de aquí, fue una tarde que encontrándose a varios kilómetros de la ciudad vio un densa columna de humo. Se acercó y cuando llegó se encontró con 300 o 400 cadáveres ardiendo. Ese día salió ‘pitando’ de este país”

 

 

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