Ana Pastor vs Albert Rivera

Aquí, entrevista televisiva completa  de Ana Pastor a Albert Rivera en ‘El objetivo‘ de La Sexta, el pasado domingo, 22 de noviembre. Vía atresplayer.

A sabiendas de que es un artículo- en que se denomina a Ana Pastor LA LOBA- políticamente incorrecto en los actuales tiempos en que a cada campaña en contra del maltrato de género suceden rápidamente nuevos e insidiosos crímenes, no me resisto a reproducirlo.  De todas formas no es la primera vez que trato en mi blog de este tema, tan viejo como el mundo:

La Ley Integral contra la Violencia de Género no siempre es justa (2)

La Ley integral contra la Violencia de Genero no siempre es justa (3)

Las denuncias injustas dentro de la Ley Integral contra la Violencia de Género

La violencia de género y las bromas de Almudena

El calvario de los afectados por denuncias falsas al amparo de la LIVG

La loba

Estuve viendo, detenidamente, la entrevista a la que se prestó A Rivera ayer con Ana Pastor, la loba.

Acabé con la sensación que, por primera vez, el hermoso P Sánchez ha sido bien aconsejado a la hora de rechazar la invitación de La Sexta para la loba haga con él menudillos.

Rivera, estando globalmente bien, cometió en algunos momentos el tremendo error de jugar el partido no como él hubiera querido sino teniendo en cuenta las características de la rival.

¿Por qué digo esto? Porque en bastantes fases de la entrevista no le contestó lo que pensaba sino aquello que consideró conveniente no sé si para su campaña electoral o para ahuyentar las ‘temibles’ repreguntas de la loba. Y eso se notaba, se palpaba.

Tengo que decir, por otra parte, que me estuve fijando en la cara -los ojos, la boca, el gesto- que ponía la loba cuando pretendía entrar a matar, quedando a la espera del menor balbuceo de su contrincante, e invito a cualquiera a deleitarse en ese surrealista rostro [ver infra], entre desnortado y maléfico, que la Sexta -y los partidos- han puesto en un pedestal de barro.

Voy a poner el ejemplo de una mala contestación de Rivera a una de las preguntas-putada que la loba le lanzó.

Le inquirió sobre el tema tabú de la violencia ‘de género’ [vg] reprochándole que en sus textos programáticos C’s hubiera barajado la idea de arremeter contra las denuncias falsas, que prácticamente no existían…

Pregunta la loba [45:15:00]:

¿De verdad cree Ciudadanos que las denuncias falsas son un problema en la lucha contra la violencia de género?

Yo esperé, en vano, que Albert le dijera: 1) la vg española está en/por la mitad de la media europea 2) el 80% de los vg de España no son españoles 3) las denuncias falsas se acercan al 70% de las presentadas 4) que cada denuncia falsa es una puñalada trapera para la mujer verdaderamente maltratada 5) los asesinos suicidas no se evitan con más código penal 6) etc etc

Nada de eso. Se refugió en tablas

Incluso le siguió la corriente cuando ella se inventó el dato -que atribuyó al ‘poder judicial’- según el cual las denuncias falsas su ponía el 0,001% [sic], cuando es público que en la información divulgada por el Consejo General del Poder Judicial correpondiente a 2014 se nos dice que de las de las 126.742 denuncias presentadas se derivaron 28.365 sentencias condenatorias [22.38%].

En ese momento, los cientos de miles de hombres que seguían el programa y se sienten directa o indirectamente perseguidos por la actual estrategia de ataque al hombre, debieron captar, perfectamente, que mentía, que no decía lo que pensaba y que no se atrevía a proponer una alternativa al actual desastre demagógico de las políticas de violencia ‘de género’.

Supongo que con la consiguiente pérdida de votos, aunque también es verdad que puede resultar que le compense faltar a la verdad por cuestiones, como he comentado, electorales.

Pero creo que se equivoca: todo el mundo sabe que en el asunto de la violencia ‘de género’ lo primero que busca un marido falsamente acusado es una abogada y lo primero que ruega a Dios mediante es que le toque una jueza. Porque no hay mejor cuña que la del propio ‘género’, muy conocedor de cómo se las gastan las denuncantes falsas.

Por tanto, en mi opinión, esa noche y por ese asunto perdió también más votos de entre esa enorme cantidad de mujeres que saben que la moda política de perseguir con injusta saña a los maridos es una putada propia de lobas.

En fin, la verdad es que en esos detalles se observa una lógica inmadurez, que también tuvo, por cierto, Felipe González, dos ‘líderes’ que tienen en común un acceso apresurado, por circunstancias políicas, a responsabilidades de Estado.

Pero en, ambos casos, muchos sabemos que se trata de alternativa a un mal mayor.

Yo no tengo la menos duda de que España precisa ahora de Rivera, findamentalmente como bisagra del bipartidismo.

EQM

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