Aznar, Sánchez Dragó y “los indignados”

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Ayer los indignados tomaron las calles y plazas de cerca de 1000 ciudades de los cinco continentes, con toda normalidad salvo algún incidente aislado. Se puede decir que fueron algunos millones los que se manifestaron clamando por un cambio y seguramente miles de millones de ciudadanos de todo el mundo no habrá dejado de tomar nota ante tal hecho. Sin embargo en este país algunos, como Aznar, que en su periplo incansable por el mundo pontificando sobre ideas rancias y temerarias y llenando la buchaca con las mismas, ha despachado un movimiento de tal magnitud con el siguiente comentario que se califica por si solo:

«[El de los indignados] No es más que un movimiento marginal antisistema, vinculado a grupos de extrema izquierda; su representatividad no es importante en la vida española», afirma el expresidente Aznar en una entrevista en el diario ecuatoriano El Universo, 

 Y a otro le provoca chanza, otro que no puede ser sino Sánchez Dragó , con el siguiente baturriburrillo que, según es usual en él. acaba con la consiguiente orgía sexual:

“En mil ciudades de ochenta países convirtieron en campo de batalla, coro de plañideras, museo de muecas, tribuna de estupideces, maremágnum de pancartas, estercolero de orines, galería de insultos, neroniano incendio de Roma y cementerio de ideas las ágoras, los foros y el callejero “¡Follad, follad, mozalbetes! Indignarse no sirve de nada. Divertirse, sí”.

A nosotros sin embargo tal movimiento nos llena de interrogantes y es por lo que nos acercamos a la manifestación de los indignados que tuvo lugar en Málaga que por cierto fue majestuosa:

Una camioneta algo desvencijada y ruidosa abría el desfile cívico desde donde los representantes del 15-M incitaban a corear los lemas a las gentes. El más repetido fue: «Un bote, dos botes, banquero el que no bote». Otro, con el que pretendían distanciarse de los partidos políticos grandes era aquella de “El PSOE y el PP la misma mierda”. Son pues antisistema totales, de un sistema que refinancia a los bancos y desahucia a las personas de sus propias casas. He aquí algunos de los lemas que se coreaban:

‘No hay democracia si gobiernan los mercados’ o los tradicionales ‘No hay pan para tanto chorizo’ o ‘Esto no es una crisis, es una estafa’
«Paremos los recortes. Rescate a las personas ya. Unidos por el cambio global»

Había momentos en que la Alameda Principal parecía un sambódromo, como los de Rio de Janeiro, en que se oían toda clase de ritmos tropicales acompañados de gran cantidad de tambores que iban marcando el compás de los bailarines entre los que lógicamente predominaba la juventud. No se puede decir que no hubiera gente de todas las edades y condición, incluidos multitud de bebes llevados en los carritos por sus padres o gente necesitada de usar silla de ruedas. Muchas banderas republicanas, disfraces, tambores, bicicletas, carritos de bebés y perros. Todos formaron parte de «la marea indignada que ha inundado las calles»

Entre esos 20.000, 32000 según la organización, habría parados, familias desahuciadas, estudiantes que ven negro el futuro, los que no tienen vivienda, los que creen que la sanidad y educación públicas están siendo esquilmadas…

He aquí algunas de las frases escuchadas en la manifestación de Málaga y en otras ciudades:

«Llevamos dentro un mundo nuevo» (una frase de Durruti).
«Si los de abajo nos movemos, los de arriba se caen».

«Estamos arreglando el mundo, disculpen las molestias».
«Chorizos sí, pero en rodajas».
«O me arregláis este mundo o yo no salgo» (cartel en la barriga de una mujer embarazada)

«Si tienes una pistola puedes robar un banco, pero si tienes un banco, puedes robar a todo el mundo».
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«Se ofrece esclavo titulado» (un cartel sobre el pecho de un joven biólogo que en cuatro años no ha conseguido trabajo).
«No al timo del euro».
«Tu botín, mi crisis».
«¿Nos van a dar órdenes nuestros empleados? ¡ERE a los políticos!»

En fin un movimiento que habrá que tener en cuenta en el futuro: cada vez son más las personas que están descontentas y si todas a la vez se levantan reclamando más justicia o el final de la tiranía del dinero, que es donde está basado el progreso occidental, al actual estado de bienestar le puede faltar poco para que se instaure otro orden más justo, que es lo que piden los indignados.

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