Reseña poco amable de una nena del Raval

 Es como ella misma lo afirma en la autobiografía de su blog, ‘una nena del Raval convertida en una señora del Eixample‘, a la que también le ha llegado su sanmartín en el diario El País, de donde han ido saliendo uno a uno casi todos sus prestigiosos colaboradores, algunos desde la fundación del diario. A Maruja también le llegó la hora, aunque lo suyo era ya algo anunciado y muy previsible: últimamente se había mostrado muy crítica con la gestión de Juan Luis Cebrián , del que llegó a decir ante los alumnos de Periodismo dela Facultad de Comunicación dela UAB:

 “Es un quiero y no puedo, un cateto, rencoroso y pijo, pero un pijo sin conciencia”

 Al parecer el director del periódico quería relevarla de la sección de Opinión y que volviera al reporterismo a lo que se negó mientras pensaba: “yo ya he pagado la hipoteca, no tengo hijos y no tengo deudas. Todos somos sustituibles”. Después afirmó:

«Javier Moreno me ha echado de Opinión y yo me he ido del periódico. Es un alivio. Creo que ya les soy incómoda”

 Este revés de Maruja Torres ha alegrado a muchos que la consideran con poco bagaje cultural además de practicar unaprogresía radical de salón resuelta en la burda y metódica descalificación del conservadurismo político, español o internacional, tanto a base de textos en su columna de opinión en El País, como allí donde ha podido”

 Ha merecido del blog EQM este inmisericorde Adiós, Maruja, adiós.

 “La catalana septuagenaria Maruja Torres [Barcelona, 1943) es una periodista y escritora, que se inició como profesional de la prensa sin tener otra formación específica alguna que no fuera la mecanográfica. Después de hacerse un nombre en los medios del corazón y otras, fundamentalmente en las revistas Garbo,FotogramasPor Favor, dejó Barcelona para comenzar una nueva etapa en Madrid.

 En 1984 firmó el Manifiesto contra la exposición -se supone que como ‘intelectual’- contra Tintín y Hergé y, por extensión, contra la línea clara del comic, declarando infantiloide la magistratura del gran autor francés. Hay que tener estómago.

Su incursión en la literatura comienza en 1986, con meras recopilaciones reporteriles, hasta que en 2002 consigue el premio Planeta por ‘Mientras vivimos’ y en 2009 el Nadal por ‘Esperadme en el cielo’. Ha sido también coguionista de ‘El rey del mambo‘ [1989], del valenciano Carles Mira [1947-1993].

 Así, por ejemplo, en 2005 llamó ‘hijos de puta’ a los votantes del Partido Popular, enuna entrevista publicada en el Diario del Barcelonés. En 2006, escribió en su artículo de El País  ‘Sugerencia‘ que ‘La realidad es que en el Gobierno israelí, que gobierna a Bush, el vicepresidente es un nazi -ser nazi, hoy, consiste en ser racista con los árabes- ultraderechista reconocido llamado Avigdor Lieberman […].’

Días después, se declaró antisionista. En 2007, en el artículo ‘Maldades‘ y en el mismo diario y refiriéndose también al PP y a los asesinos ETA, soltó que:

‘Es amargo tener que aceptar que esa gente, a la que tantos votan en muchas respetables zonas de nuestra geografía, va a seguir usando la sangre de las futuras víctimas en su carrera ciega hacia la recuperación del poder. […] no sé qué novedades habrán salido de las bocazas opositoras cuando ustedes [PP] lean esto. Pero me asustan tanto como las de la banda.’

O cuando en 2008 opinó -cómo no, en El País– que a Esperanza Aguirre ‘deberían sedarla en el hospital de Leganés‘.

En fin, de cómo una intrépida reportera sin estudios se disfraza de ‘intelectual’ y, bajo el amparo del Grupo Prisa, acaba siendo una escritora de esporádica fortuna y, sobre todo, una columnista de guerrilla desvertebradora, capaz de enfervorizar a ese lector de izquierdas ‘de toda la vida’ que jamás ha oído hablar de guerracivilismo.

Ahora, los de El País, cansados de que en sus geniales surrealismos de trinchera ponga a parir al propio mandamás de la empresa, la ha invitado a cerrar la puerta por fuera so pretexto de invitarla, a los 70 años cumplidos, a que deje la sección de opinión para volver al reporterismo de su juventud. Menuda broma.

‘Hay más dignidad en la uña del meñique de un desahuciado que en toda la cúpula que nos aniebla.’, destila en su artículo de ayer, con honores de amarga despedida. ‘Todos somos sustituibles’, explica en los medios sobre su entrevista con Javier Moreno. Pues eso, a jubilarse dignamente, que es lo que toca.

En tiempos de crisis y con seis millones de parados, una retirada a tiempo es, además, toda una solidaria acción social. Que a ti tampoco te han desahuciado, Maruja: ‘yo ya he pagado la hipoteca, no tengo hijos y no tengo deudas’ “

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