Carlos Fabra, exciudadano ejemplar

A Carlos Fabra, 10 años después,  le han condenado a cuatro años de cárcel, por defraudar 700.000 euros a Hacienda, y a pagar 1,3 millones de euros de multa habiendo sido absuelto de  los delitos de cohecho y tráfico de influencias, a pesar de que la fiscalía Anticorrupción reclamaba ocho años de cárcel por  cuatro fraudes fiscales. En total, Anticorrupción reclamó para el exdirigente popular una pena de 13 años de cárcel.

A pesar de ser uno de los hombres más afortunados de España –  la ONLAE, entre los años 2000 y 2004, ingresó en sus cuentas más de 268.000 euros más dos millones de euros con el Gordo de la Lotería del Niño de 2008- parece que la suerte lo ha abandonado porque con cuatro años de condena tendrá que ingresar en prisión una vez que el Tribunal Supremo resuelva el recurso que ha presentado.

Quedan atrás los años gloriosos en los que, con el apoyo del Gobierno valenciano, llevó a cabo proyectos  como el aeropuerto de Castellón y una gigantesca escultura inspirada en él mismo, que mereció de su amigo Francisco Camps el día de la inauguración la frase “¡Eres un visionario, Carlos!”, el mismo que, apenas  elegido presidente de la Generalitat, se apresuró a garantizarle “todo el respaldo personal y político mío, del Gobierno, del PP de la Comunidad Valenciana y de toda España”, el mismo que siempre consideró las imputaciones por corrupción de los altos cargos de su partido un “linchamiento político”, del que él mismo se sintió víctima.

Al parecer le ha llegado su San Martín –aunque en España nunca se pueden predecir los vaivenes de la justicia (caso Gürtel, Blesa, y un largo etcétera)- a aquel al que Mariano Rajoy, al que le persiguen la sombra y los papeles de Bárcenas, que inexorablemente se están cumpliendo renglón a renglón, catalogó de “ciudadano ejemplar” .

 

 

 

 

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