Contra el hartazgo de Camps, «El Descendimiento» de Caravaggio

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Es saludable, e incluso justo y necesario dejar a un lado la dimisión de Camps, un palo en la rueda del PP que ha desaparecido de momento, pero que está dejando amargor de boca en algunos, como el portavoz del partido que recomienda a Rubalcaba extrañas chupaditas de la misma medicina que ha tomado Camps, o queriendo equiparar a la Gürtel con el Faisán cuando es sabido que Rubalcaba no está imputado por delito alguno o, llegando a la exageración de Juan Cotino, presidente de las Cortes Valencianas, que compara a Camps con Adolfo Suárez y con Galileo Galilei, afirmando que»al igual que sucedió con Galileo, el tiempo y la historia van a hacer justicia con Francisco Camps». No lo creerá tan inocente su partido cuando lo han obligado a dimitir.

Es saludable dejar a un lado este pestilente asunto de los trajes y de la corrupción que ha traído a Valencia la infiltración de la Gürtel mediante dádivas a los políticos de las que los trajes y demás complementos importados de Italia para satisfacer la increíble vanidad de algunos–qué listos son los delincuentes- son solo la punta del iceberg.

Es más saludable la contemplación de «El Descendimiento«, una de las obras maestras de Caravaggio, el maestro del claroscuro, y que el Vaticano nos ha prestado dos meses, seguramente como artística punta de lanza ante la próxima visita del Papa a Madrid. Para los que vayan en los próximos meses al Museo del Prado sepan que estará presidiendo la sala 4 del museo, junto a «David vencedor de Goliat» la única pintura del genio del barroco allí existente.

En la presentación de la obra han hablado entre otros Monseñor Antonio María Rouco Varela: «Con la próxima venida del Papa decenas de miles de jóvenes del mundo disfrutarán no solo de la belleza histórica de estos cuadros sino de una profunda experiencia de fe, de conocimiento de España y de Caravaggio»

Por su parte Ángeles González-Sinde hace otra lectura de la obra de Caravaggio, una interpretación que no sabemos si habrá agradado a Monseñor Rouco dada su opinión sobre determinados asuntos:

«La creación artística es un modo de vida particular en el que los que se afanan en ella pueden haber sido vistos en su época como inadaptados, rebeldes o marginados sociales. Sin embargo, al cabo del tiempo se les venera, se les rinde devoción y se hace todo tipo de alabanzas a su genio, a su espíritu crítico y a su capacidad de discernimiento»

A Caravaggio se le consideró «un criminal perseguido por la ley, homosexual, disoluto y camorrista. No respetó ninguna de las convenciones de su época ni fue dócil con el poder. No respetó tampoco las convenciones del arte, que transformó completamente para ser olvidado nada más morir y recuperado sólo mucho tiempo después». A pesar de eso «hoy celebramos todos su pintura como la de uno de los grandes de la Historia del Arte y no tenemos duda de que esa brutalidad naturalista de sus cuadros, sacada de la vida real, irreverente entonces, es uno de sus mayores logros expresivos».

 

 

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