El etarra Uribetxeberria y su tercer grado

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Se siguen produciendo noticias alarmantes después de la concesión del tercer grado al etarra Uribetxeberria –el que, según el justiciero universal Garzón era partidario de que a Ortega Lara se le dejara morir en su ataúd -.

Ahora lla Audiencia va a decidir si concede la libertad al etarra con cáncer, pero para más INRI, sobre todo para los partidarios de la pena de muerte, que haberlos haylos, o de la cadena perpetua para los asesinos en serie –que no son otra cosa que los que matan repetidamente, alguno de ellos están en libertad gracias a la laxitud judicial- el Constitucional estudia si libera a una veintena de etarras, presos de la ‘doctrina Parot’ que han pedido que se les aplique la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En la calle hay cierta alarma social, sobre todo en aquellos familiares que han tenido presos enfermos de gravedad y que han muerto en prisión y entre aquellos que opinan que tal decisión es una claudicación del Estado de Derecho y una humillación a las víctimas.

Seguramente lo que frena algo a la caverna y a Mayor Oreja y toda su caterva que ya venía avisando de la negociación con ETA, es que estos hechos y los que vendrán están ocurriendo bajo la gobernación de baja intensidad de su señor Rajoy y no del pelele vendido a la morisma y a ETA, Zapatero, que ya goza de una amable jubilación, habiendo dejando sin argumentos y sin voz a aquella jauría que lo increpaba siempre que salía de su madriguera monclovita, incluso en aquellos actos en memoria de los caídos españoles en distintas guerras.

Más opiniones sobre el nuevo problema las encuentro en Periodista Digital:

“A la hora de la verdad, con más de un centenar de asesinos etarras simulando estar en huelga de hambre y aprovechando el ‘sesteo informativo’ del verano, al Gobierno Rajoy le han temblado las piernas y ha claudicado.
Carlos Floriano, a quien te tocan últimamente todos los ‘embolados periodísticos’, ha salido a los medios para decir que no ha habido «ninguna cesión» a la banda terrorista ETA.

Subraya el vicesecretario de Organización del PP, que se ha tomado la decisión de dar el tercer grado penitenciario terrorista etarra Josu Uribetxebarria Bolinaga, «siempre de acuerdo con la ley».
Obvian los populares que tan legal hubiera sido no conceder el tercer grado al verdugo-carcelero de Ortega Lara, como hacerlo. Además de un error sin justificación moral alguna, lo que ha hecho el Gobierno Rajoy es una vergüenza.
Todavía sobrecoge recordar cómo en julio de 1997 el etarra Uribetxeberria Bolinaga, ya capturado por la Guardia Civil, se negó a revelar en aquella nave de Mondragón que el funcionario de prisiones Ortega Lara estaba escondido en un zulo inmundo bajo sus pies.
«Pues que se muera de hambre ese carcelero», fue su contestación ante la interpelación de los agentes para que les dijera el paradero de Ortega.
Algunos pueden pensar que la previsible puesta en libertad provisional del terrorista tras la concesión del tercer grado demuestra la superioridad ética del Estado frente a la barbarie.
Pero no es cierto, porque la aplicación práctica de ese sentimiento moral corresponde siempre a la legalidad. Y nuestras leyes no imponen la concesión automática de esos beneficios ni siquiera por razones humanitarias.
Bolinaga no está en fase terminal aunque padezca un cáncer irreversible, por lo que podría continuar recluido en un hospital penitenciario.
Muchos presos han fallecido en esos establecimientos sin que se haya incumplido la ley.
Al proponer la excarcelación, Interior incurre en una tremenda contradicción.
Admitiendo tácitamente su falta de argumentos más allá de las razones médicas, le sugiere al juez una serie de condiciones que deberá cumplir Bolinaga si decide concederle la libertad condicional, pero se olvida de los requisitos básicos para que un preso pueda acogerse a ella: la buena conducta y un «pronóstico individualizado y favorable de reinserción social».
La mala salud del terrorista no vacía de contenido esta última condición si se lee en el sentido de mostrar su arrepentimiento y respeto a las víctimas.
Porque Bolinaga no cumple ni lo uno ni lo otro. Celebró con presos argelinos el 11-M y se comportó de manera abominable durante su juicio oral, mofándose de Ortega Lara.
Además, el etarra nunca ha dado muestras de arrepentimiento. Es muy significativo que despidiera su comunicado del miércoles con el mismo aurrera bolie -‘Adelante la pelota’- que utilizaba Txomin para alentar la lucha armada.
Pero si al juez de Vigilancia Penitenciaria le quedan dudas para decidir sobre ese ‘pronóstico de reinserción’, sólo tiene que leer el auto por el que Pedraz prohibió ayer la manifestación en apoyo del etarra convocada para hoy en Bilbao.
Según el juez, tiene por objeto «un fin ilícito: ensalzar al que ha sido condenado como colaborador o integrante de la organización terrorista ETA».
Bolinaga sigue siendo un terrorista que no se ha arrepentido, no ha perdido perdón a las víctimas y no quiere reinsertarse. Pero va a salir de la cárcel.
Que el carcelero de Ortega ha sido el arma de la izquierda abertzale para presionar al Gobierno lo demuestra que Bildu afirmara ayer que pedirá la libertad de otros 13 reclusos etarras con enfermedades graves.
Es la conclusión de este triste episodio: el Gobierno no estaba abocado a excarcelar irremediablemente a Bolinaga -como muestra ese «los penados enfermos muy graves podrán ser clasificados en tercer grado» del artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario- aunque pretenda hacernos creer lo contrario.
Ha cedido a la presión de la izquierda abertzale ante el miedo a una huelga de hambre masiva de presos etarras. No hay más que ver la alegría del entorno etarra por ello.
Se entiende que las víctimas se indignen. Ángeles Pedraza se muestra consternada. La presidenta de la AVT dice sentir mucha indignación y muchísimo dolor: «nos tendremos que poner en huelga de hambre para conseguir algo»

 

 

 

 

 

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