El gaymonio, ¿una expropiación a los matrimonios tradicionales?

El Pleno del Tribunal Constitucional ha dictado Sentencia en el recurso de inconstitucionalidad, promovido por más de cincuenta Diputados del Grupo Parlamentario Popular del Congreso de los Diputados contrala Ley13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio y acuerda:

«Desestimar  el recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra la ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio

Sabido es que en España solo se respetan las sentencias de los tribunales cuando están en sintonía con nuestras creencias o ideología. En caso contrario son motivo de mofa y befa, como en el caso de Bildu en que Carlos Herrera que denomina a los altos componentes del Tribunal Constitucional “los pascualitos”

Ahora con el reconocimiento que acaba de hacer el TC de que las uniones de personas del mismo sexo puedan llamarse “matrimonio” se ha armado la marimorena, sobre todo en las capas más conservadoras de la sociedad, en la prensa más papista que el Papa y en los órganos oficiales y subvencionados porla SantaMadre, caso dela COPE.Lo que no quiere decir que a un servidor le guste que se llame matrimonio a esta unión civil, ya que deberían dejar esta denominación para las parejas formadas por hombre y mujer que son las que hacen mediante la fecundidad inherente que la especie humana siga viva en la faz dela Tierra, y aplicar cualquier otro nombre a esa unión, con todos los derechos civiles consiguientes. Parece que hemos vuelto a los nominalismos, algo en lo que las Universidades dela Edad Media invirtieron largos siglos discutiendo de cualquier tontada. El TC ha sido listo y ha querido zanjar la polémica: que se llamen como les plazca, hombre.

También últimamente se está abriendo paso la teoría – escuchada en la barra de un bar- de que en las actuales circunstancias y durante unos 25 años deberían potenciarse los matrimonios o coyundas gays: al ser infecundos el paro endémico que sufre la piel de toro desaparecería sin duda.

Un ejemplo de lo mal que ha sentado la sentencia del TC puede verse en el artículo De hijos constitucionales « El quicio de la mancebía (EQM), del que reproduzco la ilustración:

“Si, gracias a la interpretación del Tribunal Constitucional -que seguimos esperando con la nota en la mano, -imagino que, después de 7 años, por su intrínseca dificultad- , la unión de unión de un hombre y una mujer se puede equiparar a la de dos hombres o dos mujeres, estoy atento a que alguien me explique qué esperamos o qué razones nos impiden la libertad de ‘matrimoniar’ otro tipo de ayuntamientos: tríos, cuartetos, etc.; y comunas o -por qué no- parafilias con otras especies, mamíferas, por supuesto.

Un suponer, el gran simio. Tan cercano a nosotros que hay grupos que abogan por que reciban un trato humano. Verán que no aludo, faltaría más, al perrito faldero, tan entrañable. Por no mencionar, desde luego, a la cabra o a la gallina de corral, otrora tan socorridos y silentes. Dicho con todos los respetos. Siempre me pregunto por tal tipo de prohibiciones, tan apoyadas por los mismos que piden la liberalización de las drogas mientras se exige receta para un antibiótico.

Ya en serio, lo de los hijos, es de chiste. Para algunos padres, imagino, No para la descendencia, que va a vivir un drama. Veamos algunos casos.

– Hijos de parejas del mismo sexo: se puede ser hijo no natural de dos hombres o de dos mujeres, desconociendo al/os progenitor/es [adopción, vientre de alquiler, banco de semen].
– Hijos de parejas naturales [hombre y mujer] cuando una o las dos padecen infertilidad:  el hijo puede ser de padre, madre o padres desconocidos [banco semen].
– Hijos deseados de soltero o soltera: el hijo puede ser de padre, madre o padres desconocidos [‘colaboración’, banco semen o vientre de alquiler].etc.”

.”En Francia, con la llegada de Hollande al poder, se ha vuelto a plantear allí el asunto que nos ocupa, con la oposición de los conservadores, la Iglesia y, por descontado, los musulmanes. Los resultados de una encuesta reciente [31 de octubre] de Le Monde/IFOP  y publicada hoy, da los siguientes datos que, por el progremedio de que se trata, yo pongo en cuestión. En todo caso, tal división social exigiría un consenso, que, como todos, pasa por la solución de una tercera vía, negociada.Aunque Hollande se parece, cada vez más, a nuestro arruinador ZP”

Oído enla COPE:

“La decisión del Tribunal Constitucional que afirma que el mal llamado matrimonio entre personas del mismo sexo es conforme ala Nuestra CartaMagna no ha sido una decisión jurídica sino política. El artículo 32 dela Constituciónes claro cuando afirma que el matrimonio es un derecho del hombre y de la mujer. (…)

Se puede afirmar sin exageraciones que la reforma del matrimonio que elimina la nota esencial de la diferencia sexual, supone una expropiación a los auténticos matrimonios. El matrimonio, fundamento de civilización occidental, dejar de ser tal con la normativa que en su momento aprobó el Gobierno de Zapatero y ahora valida el Tribunal Constitucional”

YLa Razón: «Un fallo con derivadas imprevisibles» «Para una argumentación tan liviana siete años de deliberaciones se nos antojan excesivos. Y lo que es peor, abre la puerta a nuevos tipos y formas de matrimonio que no tardarán en reivindicar su legalización”

La Gaceta tiene un cabreo monumental con el «gaymonio» y se declara insumisa.

«Será constitucional, pero no es matrimonio. La sentencia liquida el concepto de matrimonio. El tribunal cede a la presión del lobby gay, en contra del sentido común y antepone la ideología a la ley natural». Y se desahoga echándonos una bronca fenomenal. «La sociedad española, después de muchos años de vivir sometida a la labor sistemática de anestesia colectiva, tiene muy pocos recursos para ser del todo consciente de lo pronunciado de la pendiente por la que nos estamos deslizando». Si es que estamos echaditos a perder. La «respuesta social de encefalograma casi plano nos muestra un panorama de clara decadencia (…) y ya apenas sabemos distinguir lo que está bien de lo que está mal (…) España es ya una especie de territorio de misión».

 

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