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Se ha subido a la red un vídeo en el que un bloguero denuncia que el Ministerio de Fomento, que dirige la ministra Ana Pastor, recortó en el mantenimiento del sistema de seguridad ASFA, por lo que su fallo ocasionó el accidente y donde, por motivaciones políticas, parece exculparse al maquinista.
El vídeo, titulado ¿Nos van a decir la verdad de esto? Quieren ocultar la verdad asegura que el modelo de seguridad ASFA que llevaba el tren alude en sus siglas “al sistema de anuncio de señales y frenado automático”. Como su propio nombre indica, ASFA detiene el tren si el maquinista no respeta las balizas que le advierten de exceso de velocidad, en el caso de que se distraiga o incluso se duerma.
Eso lo tendrá que determinar la investigación abierta. Ahora mismo el sentido común –el mismo que ha dictaminado que los huesos calcinados que aparecen en la finca La Quemadillas pertenecen a los hijos de Bretón– es el que hace que caiga la culpabilidad del accidente sobre el maquinista, – un descuido suyo- que entró en la ya denominada Curva de la muerte a cerca de 200 km por hora, en vez de a 80 (ya había pasado anteriormente por esa curva unas sesenta veces). El AVE ha trasportado ya a 25 millones de viajeros sin ninguna incidencia. Todos los conductores reducen la velocidad al aproximarse a las estaciones, existen curvas muy cerradas cerca de las grandes ciudades y los trenes que no paran pasan por ellas a velocidades de unos 15 Km por hora.
Así lo ha entendido el juez que lo ha imputado y en cuanto salga del hospital tendrá que declarar: el accidente del tren de Santiago va a tener un tratamiento judicial similar, aunque con sus peculiaridades, a otras grandes catástrofes ocurridas en España. La labor del juez será despejar las siguientes incógnitas: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué? ¿Quiénes son las víctimas? ¿Qué daños o secuelas han sufrido? ¿Quién es el culpable? ¿El maquinista? ¿Fue un fallo del tren y, por extensión, de su dueño, Renfe? ¿De la infraestructura férrea y, por extensión, de Adif? El juez tratará de deslindar si hay responsabilidad penal, delitos, y quién o quiénes (en plural) son los autores.
Si se determinara que se produjo un despiste, achacable al maquinistas serían este el que respondería penal y civilmente del accidente. Incluso con sus patrimonios. Pero existe la responsabilidad civil subsidiaria, de la que, en su caso, respondería Renfe, como empleador del maquinista y propietario del convoy. Pero también puede que haya una suma de responsabilidades; por ejemplo, que al despiste se sumara alguna deficiencia en el tren o la infraestructura y que fuera posible identificar al o los responsables. Las variables son muchas.
Como suele ocurrir en estos casos ya están saliendo detalles no muy favorables para el maquinista, como que anunció en sus día en las redes sociales que le gustaba ir, precisamente, a 200 Km/ hora.
Este es el perfil del maquinista, en Facebook
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