Esperanza Aguirre: cara y cruz

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Dos semblanzas de Esperanza Aguirre: una en la que se le prodigan elogios desmedidos“Se va, en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia, la mejor cabeza política de España” y otra en la que se la vitupera – “El secuestro y explotación, para beneficio propio, de la radiotelevisión pública madrileña es un auténtico monumento a la manipulación y la tergiversación, al abuso de poder y la insolente censura, al descaro político, la inmunidad, la intolerancia y la soberbia”

En el primer caso pertenece a Sánchez Dragó:

“Estado de ‘shock’. No es para menos. Se va, en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia, la mejor cabeza política de España, la más coherente, la más valiente, la única, quizá, que de no haber sido acorralada por los suyos podría haber evitado o mitigado lo que ahora sucede y poner coto al monumental entuerto que se avecina.

Juro que no lo digo por amistad, aunque se la profese, sino por convicción: la del título del libro de Ángel González al que hoy parafraseo en el encabezamiento de este artículo escrito a vuelapluma, a vuela asombro, a vuela orfandad, a ‘bon jour’, ‘tristesse’: la de que Espe se nos vaya, la de que el último asidero se rompa en añicos…

Podía, al menos, qué caramba, haber tomado tan dura decisión cuarenta y ocho horas antes: las necesarias para estar en Nimes, junto a su amigo Vargas Llosa, el día en que José Tomás ganó el Nobel de la tauromaquia. El próximo año la veremos por allí.

No voy a caer ahora en la trampa de los análisis políticos, de las hipótesis, de las cábalas, de los porqués… Otros lo harán.

Llevo nueve años en Telemadrid: Las Noches Blancas, Diario dela Noche… Niuna sola vez -ni una sola vez, digo, y con eso desmiento las mentiras de muchos- he recibido ni la más mínima indicación sobre el contenido o los invitados de mis programas.

Libertad… Hoy escribo tu nombre. Es el de Esperanza Aguirre. Ve con los tuyos y con Dios, vecinita. Disfruta de los toros, del golf y de tus nietos. Te lo has ganado. ¿Cuándo nos tomamos unas cañas en El Palentino?”

Y en el segundo de Pérez de Albéniz, que en Luto en Telemadrid, él que es un nombre de televisión, concentra toda su animadversión. Por la razones que fueren, hoy se ha ido una política de raza, digna de admiración, incluso para sus enemigos:

Dice Esperanza Aguirre en su despedida de la política que de lo que más orgullosa se siente es de “la educación bilingüe”. Como política de raza que es, o que fue, Aguirre miente hasta el final: su obra maestra es Telemadrid. El secuestro y explotación, para beneficio propio, de la radiotelevisión pública madrileña es un auténtico monumento a la manipulación y la tergiversación, al abuso de poder y la insolente censura, al descaro político, la inmunidad, la intolerancia y la soberbia.

Telemadrid es a Esperanza Aguirre lo que la gran pirámide de Guiza al faraón Keops, segundo líder de la cuarta dinastía del Imperio Antiguo de Egipto. Para demostrar su poder, y para que la historia le recordase, Keops mandó construir un colosal sepulcro de forma piramidal. Y no le importó el precio: tuvo que prostituir a su propia hija para conseguir fondos para la obra. Los grandes personajes de la historia son así de generosos con las cosas de los demás…

La pirámide de Aguirre se llama Telemadrid. En su red de cámaras y laberintos, de geometrías imposibles y despachos infranqueables, de esclavos silenciados y sumisos esbirros, la faraona ha intentado que la verdad de su reinado quede oculta para siempre. Y es que después de intentar acabar con la educación pública, Aguirre sugiere que le gustaría ser recordada por la calidad de la enseñanza. ¡Qué arte! ¡Qué salero! Es inútil, por tanto, que hablemos de Gürtel, de tamayazos, de estaciones del AVE o de la sanidad pública.

La cadena autonómica de la comunidad madrileña, como en su día el marketing social deGoebbels, es un ejemplo perfecto de burda propaganda gubernamental. Construida desde la desvergüenza y el fanatismo, la actual Telemadrid pasará a la historia por simbolizar el mal uso (abuso) de un bien público.

Fuera de circulación, Aguirre ya no pondrá la guinda a su proyecto: hace solo unos días anunció la privatización de Telemadrid. Tras arrastrar la cadena a su mínimo histórico de audiencia, y rozar la quiebra técnica por una deuda de 242 millones de euros, pretendía venderla a precio de saldo.

Hasta nunca”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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