Gonadomanía nacional en auge

A las dos Españas machadianas hay que añadir sin duda otra España, la charcutera, aquella que ve como fuente de inspiración las criadillas de los animales que sin duda tienen mayores dimensiones que las humanas estándar. Esta deriva en el habla se puede observar en las tertulias, tanto irreverentes como en la  serias, y un ejemplo de las primeras podría ser Jimmy Jiménez Arnau que indefectiblemente y al lado de sus conquistas amorosas, menciona los atributos de la masculinidad. Faltaría más

 Los últimos ejemplos de esta gonadomanía nos lo han proporcionado el restaurante “El Cangrejo y el conseller de Turismo balear, Carlos Delgado. El primero ha utilizado el tamaño de las criadillas de diversos animales, sin especificar cuáles, para ridiculizar a Rajoy y Zapatero frente a Franco, del que refieren unos enormes testículos, gigantescos en comparación con los de Rajoy y Zapatero. Todo un montaje construido sobre falsos supuestos ya que es vox populi que el Dictador solo era poseedor de una unidad en lugar de las dos preceptivas, algo que sin embargo –esta comparación- habrá dado innumerables momentos de regocijo a los habituales clientes de dicho restaurante: la de veces que se habrán tronchado de risa viendo cómo los tenía Franco y cómo el arruinador Zapatero, entre copa y copa, entre exabrupto y exabrupto, y donde más de uno habrá levantado los brazos con el saludo de rigor.

 El segundo protagonista es el conseller de Turismo balear, Carlos Delgado que aparece en una foto junto a un ciervo abatido durante una montería y con los testículos del animal encima de su cabeza, chorreando sangre, algo que ha irritado mucho en las redes sociales:

 –  “Carlos Delgado con los huevos de un ciervo encima de la cabeza y con la cara llena de sangre. Estupenda imagen para empezar un domingo”

 –    “En un país civilizado, esta imagen tendría que suponer la dimisión inmediata del Conseller”

 –    » Lo que Carlos Delgado tiene encima de su cabeza no son dos cojones recién cortados. Son dos ratones comiéndole el poco cerebro que le queda”

Dice Pérez de Albéniz de este último:

 “Nuestro político aparece con dos criadillas en la cabeza porque es todo un machote, y acaba de matar un ciervo, el primero de su vida. Y en ambientes cinegéticos esa es la hermosa manera de celebrar tamaña gesta: cortar las bolas del animal tiroteado y colocarlas, calientes, sangrantes y en equilibrio, sobre la cabeza hueca del cazador. “Es tradicional, y típico y bonito”, afirma el presidente de los cazadores andaluces.

 Vale, de acuerdo, es tradicional, típico y bonito, pero… ¿Confiaría usted el futuro de su comunidad a alguien que se pone cojones de ungulado por sombrero? ¿Pondría el dinero público de su región en manos de quien se fotografía de esta guisa para la posteridad? La respuesta correcta solo puede ser una: ¡por supuesto! Esas viriles gónadas son la Marca España.

Los huevos del toro de Osborne parecen dos canicas al lado de los cojonazos del Conseller de turismo de las islas Baleares, un hombre de esos que ya no quedan. Por este derroche de masculinidad, y en solidaridad con la campaña de La Razón para celebrar su XV aniversario, debemos gritar en voz alta…¡Nos gusta la España del PP, cojones!”

 

 

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