Homenaje nacional al Director del Colegio de Campillos

don jose macias

inicios del colegio

Imágenes del acto|Sonido completo del acto, http://www.ivoox.com/homenaje-a-d-jose-macias-1-3-audios-mp3_rf_685598_1.html, Homenaje a D. Jose Macias 1/3 en mp3 (06/06 a las 18:49:20) 27:45 685598 – iVoox www.ivoox.com y, leido en el blog El ladron de toallas , http://fb.me/wJ0ERTh9 Col

 En los enlaces que preceden a estas palabras pueden ver y oir en qué consistió tan emotivo acto que congregó en torno a Don José a centenares de alumnos –algunos ya investidos con el grado de abuelo– procedentes de todos los puntos de la España autonómica, incluidas las islas y  las plazas de soberanía lógicamente, de donde procede además el ilustre caballa don Julio Gómez Jiménez, un antiguo alumno, autor del libro “La letra con sangre entra.Campillos”

En las dos fotos colgadas aparecen el director, Don José, dando su discurso de agradecimiento y portando la Cruz de Alfonso X el Sabio de la que se hizo merecedor por sus enormes logros en el campo de la educación y entre los que el valor principal que este humilde bloguero, de los prehistóricos del Colegio, destaca es el del esfuerzo, algo que sucesivos y desastrosos gobiernos de la Nación, de distintos pelajes, desterraron sine die y así nos va: estamos a la cola de los Estados Desunidos de Europa en el aspecto educativo.

La otra foto, en blanco y negro, es de los últimos años 40 del siglo pasado, cuando Don José puso la primera piedra simbólica. La fotografía me inclino a pensar, por la escalera, que habría sido hecha en el número primero de la calle Guzmanes, intersección con calle Enmedio, donde nació el padre del enorme escritor Francisco Ayala, aunque también podía ser en la calle Real y, con toda seguridad, es de los últimos 40.

Desgraciadamente la foto no se puede etiquetar porque no estamos en facebook pero intentaremos poner nombre a los primeros alumnos de don José Macías que originariamente lo fueron -incluido él mismo- de don Francisco Velarde y de don Luis Díez, Mamerto, al parecer este último de origen catalán, uno más de los miles de maestros represaliados por el franquismo.

No obstante voy a nombrar a algunos, sobre todo a aquellos con los que tuve más afinidad: Catalina Casasola, Lolita Casasola Tobías, Francisco Gómez Recio, Alfonso Casasola Tobías, José Luis González y Gonzalo González Romero, y en medio de ellos Fernando Parejo, María González, Francisco Ruiz, Francisco Aragón, José Mª Moreno, Andrés Mesa, Eloy, Juan y Ricardo Macías, etc En medio de todos, cuando es apenas un adolescente frágil, José Macías: ya desde entonces estaba dotado de una fuerte personalidad sin la que no hubiera podido hacerse lo que él hizo, y de un cierto ascetismo quizá heredado de aquel buen hombre que fue don Juan Macías Gento,  de cuya discreción y bondad éramos testigos los niños que en la casa de la Puerta Teba, con unos increíbles pocos medios, dábamos los primeros pasos en el aprendizaje del Bachillerato, una vez aprobado el examen de ingreso en el Instituto Pedro Espinosa de Antequera.

 Contando así por encima entre una foto y otra han pasado 63 años que han desembocado en el citado homenaje

en el que se dieron discursos varios entre los que he seleccionado para figurar en este post el de Agustín Aragón, como continuador de los llamados alumnos prehistóricos, entre los que me encuentro, habiendo sido designado él como representante de los alumnos fundadores. Lo he elegido porque sus palabras están llenas de realismo y a la par, de emoción y agradecimiento y son un fiel reflejo de lo que aconteció en aquellos primeros años, en las primeras heroicas andaduras del Colegio. Su formación técnica no solo no ha sido  un impedimento para la construcción de un discurso ejemplar, antes al contrario le ha dado la precisión que deben tener las obras de ingeniería para que no se vengan abajo, en este caso la atención de los que lo escuchaban. Es fundamental que la lectura del mismo se vea complementada con el audio que se incluye, el 1/3, porque ahí si que aparecen la ironía, la emoción, la nostalgia que difícilmente pueden mostrar las palabras escritas.

Así pues vamos al grano presentando al exalumno Agustín Aragón Mesa,  Ingeniero Industrial de Campillos, 1945) que e hizo el Bachillerato en la Academia de Enseñanza Media San José entre 1954 y 1961.:

ALGO DE LO QUE RECUERDO

“Un poquito de lo que recuerdo, porque unos minutos para desatascar recuerdos son diamantes difíciles de trabajar, porque es imposible – y creanme que lo he intentado- decir algo sobre el homenajeado sin que a un emigrante, como yo, se le agolpen emotivos recuerdos que me hacen decir, como al gran poeta Antonio Machado, que si al hablar tiembla mi voz… es que no habla mi boca… que habla mi corazón.

Porque soy un emigrante que dejó Campillos hace ya medio siglo y apenas he vuelto para ver, antes a mis padres, ahora a mis hermanas y a algunos de los casi 50 primos hermanos que por aquí tengo. Y esta ausencia ha hecho que mis recuerdos estén vírgenes –los recuerdos viajan con uno y sólo se actualizan si se retorna– ridículamente vírgenes, seguro; pero ciertamente sinceros y auténticos. Y esto quizás sea el único mérito de mis palabras.

Y es que hace ahora medio siglo que aprobé en el Instituto Pedro Espinosa de Antequera la revalida de 6º de bachiller, y hace medio siglo que ese año en octubre D. José Macías García le ofreció a mi padre su furgoneta DKW – creo que de color azul – para llevarme al colegio del Ave María que él nos buscó para que yo estudiara allí el Preuniversitario.

Un poco tarde para agradecerle ese viaje, D. José, y es además otro VIAJE, con mayúsculas, el que quiero agradecerle públicamente.

Un largo viaje de siete años que empezó cuando yo tenía nueve y vivía en un cortijo entre Osuna y Lantejuela, y mi padre quería que yo estudiara y no fuera, según sus palabras que no olvido, un esclavo del campo. Y dónde estudiar cuando en Osuna no teníamos casa. Y fue entonces cuando nos llegó la noticia de que en nuestro pueblo, en Campillos, un tal Macías, había puesto una escuela para preparar a los niños y llevarlos a examinarse al Instituto de Antequera. LA ESCUELA DE MACÍAS.

Yo no sé si, como se ha dicho y escrito, si gracias a esa escuela muchos hijos de la clase media de Campillos y alrededores –añado yo- pudimos estudiar. Pero esa es mi historia, y seguramente también la de otros de aquellos años (principios de los 50) en los que sólo se podía hacer el bachillerato, interno en Ronda, en Málaga, Granada, Sevilla, en colegios de órdenes religiosas: jesuitas, salesianos, dominicos…. Nada de laicos y seglares; eso hubiese sido una revolución en aquel tiempo. Y lo fue la ESCUELA DE MACÍAS, fue una revolución muy oportuna; y seguramente su evolución hacia el posterior Colegio también lo fue.

¿Qué destacar de la escuela, de la Academia de enseñanza media San José, que así se llamaba?. No lo sé; no me dejan los recuerdos hacer análisis.

El curso de ingreso de bachillerato: el patio del Grupo Escolar, hoy Ayuntamiento, donde jugábamos al sépule, de arena y agua en invierno, la clase del Grupo quinto- quiero recordar- donde nos escribían en la pizarra la Consigna falangista del día en un

dibujo en la pizarra que evocaba la forma de un pergamino. Eso por la mañana; y por la tarde a la verdadera escuela, en la calle Real, porque el nombre de Generalísimo nunca fue legitimado por su uso, como tampoco lo fue el que entonces tenía la puerta Teba.

Y allí, en la calle Real, el Dictado del Quijote que nos hacía Eloy Macías; sublime lectura en voz alta que bien hubiera podido levantar de su tumba al mismísimo Miguel de Cervantes.

Y luego, los cursos del bachillerato: a razonar las demostraciones de aritmética y geometría, y el teorema de Tales, Pitágoras y el número pi, con el inolvidable D. Antonio Aguilar. ¿Y D. Elías y su francés? “prie´por nu” “pobre peche”. Todo serenidad, todo sabiduría – es lo que quedó en mi recuerdo virgen- y D. Francisco Arjona, maestro de Bobadilla me parece.

¿Y el latín?. ¡Que gran triunfo! Volvíamos de los exámenes de Antequera cantando aquello de No hay quien pueda No hay quien pueda Con Ricardo el de Antequera. Que así se llamaba el catedrático que tanto suspendía en latín; pero no a los niños de la Escuela de Macías, para esto estaba D. Manuel de Guzmán.

Y la historia y la geografía con D. Juan Cantano; y la gramática con Fernando Sánchez y otros; varios fueron en gramática; recuerdo también a D. Jose Luis Manzanares que sustituyó a su mujer Doña Isabel. Él era juez en Campillos y luego mandón, que no mandamás, en el CG. Del Poder judicial: sic transit gloria mundi.

¿Y D. José? D. Jose Macias y sus clases de física y ciencias naturales.

Aún le oigo de pie en la tarima del salón de estudios, con el entrañable vigilante Rafael Llamas detrás, leyendo los castigados porque habían suspendido algunas asignaturas del examen de la semana: Sábado por la tarde, Sábado por la tarde y Domingo por la mañana Sábado por la tarde y Domingo entero

Exámenes semanales con clasificaciones según las notas. Ese era el método inventado por D. José Macías: y una hora de estudio, una hora de clase; una hora de estudio y una hora de clase; una hora de estudio y media de recreo; y dale que te pego.

SISTEMATICA Y CONSTANCIA que aprendimos por esa forma de enseñar. Premio al ESFUERZO y A LO BIEN HECHO, sin dramas y con algo humor. En una ocasión, D. José me puso un 11 en un examen porque además de estar bien hecho me dijo que estaba la letra muy clara y se leía y entendía muy bien: era muy quisquilloso en esto.

Cogotazos de vez en cuando, lo normal. Y clases de Ciencias naturales a las 8 de la mañana, con linternas para iluminar la pizarra. Normal también; se iba la luz

¿Cuántas vueltas completas le dábamos a los libros?

¿Cómo no vamos a recordar las guerras médicas; las púnicas; los silogismos; la traducción de la guerra de las Galias? Y los números combinatorios, y las declinaciones de los verbos en latín: sum, est, sumus, etis, sum. Volo, vis, vultis, volum. (vale, pero tráemelo escrito 50 veces).

En fin: Sujeto, verbo y predicado: razonamiento de lo esencial que aún hoy explico a quienes trabajan conmigo como método para conceptuar y estructuras las ideas. Ya lo quisieran las actuales escuelas de negocios y MBA. Y sé de lo que estoy hablando.

Fue maravilloso –visto desde hoy-, aprender en la Escuela de Macías, fue una gran suerte tener aquellos… enseñantes, que debemos situar en la mejor tradición, tristemente olvidada, de los Maestros de Escuela, portadores de saberes y conocimientos; pero sobre todo, y por encima de todo, portadores de sabiduría y de UN ENORME AMOR Y VOCACIÓN POR SU PROFESIÓN Y POR ENSEÑAR Y HACER QUE sus alumnos aprendiéramos. Por eso aprobábamos en el Instituto de Antequera, con sobresalientes.

Reivindico desde aquí, con cariño a la memoria de todos ellos y al frente de ellos, y especialmente, a su seleccionador/entrenador; el diseñador/inventor del sistema: D. José Macías García.

Ellos, él, nos inspiraban respeto, con mayúsculas. No temor, sino reconocimiento de autoridad. Respeto que conceptualizó, y entiendaseme bien por favor, en el desasosiego que me ha producido, como reflejo espontáneo, el nombre de la web del homenaje: Elpepecampillos. No lo censuro, y entiendo que detrás hay un gran cariño, y me alegro enormemente. Pero para mí, y creo que para los de la Escuela de Macías, siempre será D. José.

D. José Macías: gracias por el viaje que empezó, en mi caso, en un cortijo cerca de Osuna, y terminó con el de la DKW que me dejó, física e intelectualmente a las mismas puertas de la Universidad de Granada.

Con ese viaje, el resto del camino, en Madrid en la Escuela de Ingenieros Industriales, o en la de Estadística, fue ya un paseo, porque sabía, sabíamos, cómo caminar. Fue lo que Vd., y sus colaboradores, nos enseñasteis a los alumnos de su escuela, en la calle Real y en la Granja de Molina, cuando éramos niños, algunos hoy aquí presentes, y a los que saludo con sentimental recuerdo.

El tiempo ha pasado… el tiempo pasará… pero a nosotros siempre nos quedará la Escuela de Macías.

Mi gratitud, mi cariño y mi reconocimiento. Muchas gracias D. José

5 de junio de 2011 Agustín Aragón Mesa”

En los enlaces que preceden a estas palabras pueden ver y oir en qué consistió tan emotivo acto que congregó en torno a Don José a centenares de alumnos –algunos ya investidos con el grado de abuelo- procedentes de todos los puntos de la España autonómica, incluidas las islas y  las plazas de soberanía lógicamente de donde procede además el ilustre caballa don Julio Gómez Jiménez, un antiguo alumno, autor del libro “La letra con sangre entra.Campillos”:

.En las dos fotos colgadas aparecen el director, Don José, dando su discurso de agradecimiento y portando la Cruz de Alfonso X el Sabio de la que se hizo merecedor por sus enormes logros en el campo de la educación y entre los que el valor principal que este humilde bloguero, de la prehistoria del Colegio, destaca es el del esfuerzo algo que sucesivos y desastrosos gobiernos de la nación y de distintos pelajes desterraron sine die y así nos va: estamos a la cola de los Estados Desunidos de Europa.

La otra foto, en blanco y negro, es de los últimos años 40 del siglo pasado cuando Don José puso la primera piedra simbólica: la fotografía me inclino a pensar, por la escalera, que habría sido hecha en el número primero de la calle Guzmanes, intersección con calle Enmedio, aunque también podía ser en la calle Real y, con toda seguridad, es de los últimos 40.

Desgraciadamente la foto no se puede etiquetar porque no estamos en facebook pero intentaremos poner nombre a los primeros alumnos de Pepe Macías que originariamente lo fueron de don Francisco Velarde y de don Luis Díez, Mamerto.

No obstante voy a nombrar a algunos, sobre todo a aquellos con los que tuve más afinidad: Catalina Casasola, Lolita Casasola Tobías, Francisco Gómez Recio, Alfonso Casasola Tobías, José Luis González y Gonzalo González Romero, y en medio de ellos Fernando Parejo, María González, Francisco Ruiz, Francisco Aragón, José Mª Moreno, Andrés Mesa, Eloy, Juan y Ricardo Macías, etc En medio de todos, cuando es apenas un adolescente frágil José Macías: ya desde entonces estaba dotado de una fuerte personalidad sin la que no puede hacerse lo que él hizo, dotado de un cierto ascetismo quizá heredado de aquel buen hombre que fue don Juan Macías Gento, y de cuya discreción y bondad éramos testigos los niños que en la casa de la Puerta Teba, con unos increíbles pocos medios, dábamos los primeros pasos en el aprendizaje del Bachillerato

Contando así por encima entre una foto y otra han pasado 63 años que han desembocado en el citado homenaje en el que se dieron discursos varios entre los que he seleccionado para figurar en este post el de Agustín Aragón, como continuador de los llamados alumnos prehistóricos, entre los que me encuentro, habiendo sido designado él como representante de los alumnos fundadores. Lo he elegido porque sus palabras están llenas de realismo y a la par de emoción y agradecimiento y son un fiel reflejo de lo que aconteció en aquellos primeros años, en las primeras heroicas andaduras del Colegio. Su formación técnica no solo no ha sido ha sido un impedimento para la construcción de un discurso ejemplar antes al contrario le ha dado la precisión que deben tener las obras de ingeniería para que no se vengan abajo, en este caso la atención de los que lo escuchaban. Es fundamental que la lectura del mismo se vea complementada por el audio que se incluye, el 1/3, porque ahí si que aparecen la ironía, la emoción, la nostalgia que difícilmente pueden mostrar las palabras escritas.

Así pues vamos al grano presentando al exalumno Agustín Aragón Mesa,  Ingeniero Industrial de Campillos, 1945) que e hizo el Bachillerato en la Academia de Enseñanza Media San José entre 1954 y 1961.:ALGO DE LO QUE RECUERDO“Un poquito de lo que recuerdo, porque unos minutos para desatascar recuerdos son diamantes difíciles de trabajar, porque es imposible – y creanme que lo he intentado- decir algo sobre el homenajeado sin que a un emigrante, como yo, se le agolpen emotivos recuerdos que me hacen decir, como al gran poeta Antonio Machado, que si al hablar tiembla mi voz… es que no habla mi boca… que habla mi corazón.Porque soy un emigrante que dejó Campillos hace ya medio siglo y apenas he vuelto para ver, antes a mis padres, ahora a mis hermanas y a algunos de los casi 50 primos hermanos que por aquí tengo. Y esta ausencia ha hecho que mis recuerdos estén vírgenes –los recuerdos viajan con uno y sólo se actualizan si se retorna– ridículamente vírgenes, seguro; pero ciertamente sinceros y auténticos. Y esto quizás sea el único mérito de mis palabras.Y es que hace ahora medio siglo que aprobé en el Instituto Pedro Espinosa de Antequera la revalida de 6º de bachiller, y hace medio siglo que ese año en octubre D. José Macías García le ofreció a mi padre su furgoneta DKW – creo que de color azul – para llevarme al colegio del Ave María que él nos buscó para que yo estudiara allí el Preuniversitario.Un poco tarde para agradecerle ese viaje, D. José, y es además otro VIAJE, con mayúsculas, el que quiero agradecerle públicamente.Un largo viaje de siete años que empezó cuando yo tenía nueve y vivía en un cortijo entre Osuna y Lantejuela, y mi padre quería que yo estudiara y no fuera, según sus palabras que no olvido, un esclavo del campo. Y dónde estudiar cuando en Osuna no teníamos casa. Y fue entonces cuando nos llegó la noticia de que en nuestro pueblo, en Campillos, un tal Macías, había puesto una escuela para preparar a los niños y llevarlos a examinarse al Instituto de Antequera. LA ESCUELA DE MACÍAS.Yo no sé si, como se ha dicho y escrito, si gracias a esa escuela muchos hijos de la clase media de Campillos y alrededores –añado yo- pudimos estudiar. Pero esa es mi historia, y seguramente también la de otros de aquellos años (principios de los 50) en los que sólo se podía hacer el bachillerato, interno en Ronda, en Málaga, Granada, Sevilla, en colegios de órdenes religiosas: jesuitas, salesianos, dominicos…. Nada de laicos y seglares; eso hubiese sido una revolución en aquel tiempo. Y lo fue la ESCUELA DE MACÍAS, fue una revolución muy oportuna; y seguramente su evolución hacia el posterior Colegio también lo fue.¿Qué destacar de la escuela, de la Academia de enseñanza media San José, que así se llamaba?. No lo sé; no me dejan los recuerdos hacer análisis.El curso de ingreso de bachillerato: el patio del Grupo Escolar, hoy Ayuntamiento, donde jugábamos al sépule, de arena y agua en invierno, la clase del Grupo quinto- quiero recordar- donde nos escribían en la pizarra la Consigna falangista del día en undibujo en la pizarra que evocaba la forma de un pergamino. Eso por la mañana; y por la tarde a la verdadera escuela, en la calle Real, porque el nombre de Generalísimo nunca fue legitimado por su uso, como tampoco lo fue el que entonces tenía la puerta Teba.Y allí, en la calle Real, el Dictado del Quijote que nos hacía Eloy Macías; sublime lectura en voz alta que bien hubiera podido levantar de su tumba al mismísimo Miguel de Cervantes.Y luego, los cursos del bachillerato: a razonar las demostraciones de aritmética y geometría, y el teorema de Tales, Pitágoras y el número pi, con el inolvidable D. Antonio Aguilar. ¿Y D. Elías y su francés? “prie´por nu” “pobre peche”. Todo serenidad, todo sabiduría – es lo que quedó en mi recuerdo virgen- y D. Francisco Arjona, maestro de Bobadilla me parece.¿Y el latín?. ¡Que gran triunfo! Volvíamos de los exámenes de Antequera cantando aquello de No hay quien pueda No hay quien pueda Con Ricardo el de Antequera. Que así se llamaba el catedrático que tanto suspendía en latín; pero no a los niños de la Escuela de Macías, para esto estaba D. Manuel de Guzmán.Y la historia y la geografía con D. Juan Cantano; y la gramática con Fernando Sánchez y otros; varios fueron en gramática; recuerdo también a D. Jose Luis Manzanares que sustituyó a su mujer Doña Isabel. Él era juez en Campillos y luego mandón, que no mandamás, en el CG. Del Poder judicial: sic transit gloria mundi.¿Y D. José? D. Jose Macias y sus clases de física y ciencias naturales.Aún le oigo de pie en la tarima del salón de estudios, con el entrañable vigilante Rafael Llamas detrás, leyendo los castigados porque habían suspendido algunas asignaturas del examen de la semana: Sábado por la tarde, Sábado por la tarde y Domingo por la mañana Sábado por la tarde y Domingo enteroExámenes semanales con clasificaciones según las notas. Ese era el método inventado por D. José Macías: y una hora de estudio, una hora de clase; una hora de estudio y una hora de clase; una hora de estudio y media de recreo; y dale que te pego.SISTEMATICA Y CONSTANCIA que aprendimos por esa forma de enseñar. Premio al ESFUERZO y A LO BIEN HECHO, sin dramas y con algo humor. En una ocasión, D. José me puso un 11 en un examen porque además de estar bien hecho me dijo que estaba la letra muy clara y se leía y entendía muy bien: era muy quisquilloso en esto.Cogotazos de vez en cuando, lo normal. Y clases de Ciencias naturales a las 8 de la mañana, con linternas para iluminar la pizarra. Normal también; se iba la luz¿Cuántas vueltas completas le dábamos a los libros?¿Cómo no vamos a recordar las guerras médicas; las púnicas; los silogismos; la traducción de la guerra de las Galias? Y los números combinatorios, y las declinaciones de los verbos en latín: sum, est, sumus, etis, sum. Volo, vis, vultis, volum. (vale, pero tráemelo escrito 50 veces).En fin: Sujeto, verbo y predicado: razonamiento de lo esencial que aún hoy explico a quienes trabajan conmigo como método para conceptuar y estructuras las ideas. Ya lo quisieran las actuales escuelas de negocios y MBA. Y sé de lo que estoy hablando.Fue maravilloso –visto desde hoy-, aprender en la Escuela de Macías, fue una gran suerte tener aquellos… enseñantes, que debemos situar en la mejor tradición, tristemente olvidada, de los Maestros de Escuela, portadores de saberes y conocimientos; pero sobre todo, y por encima de todo, portadores de sabiduría y de UN ENORME AMOR Y VOCACIÓN POR SU PROFESIÓN Y POR ENSEÑAR Y HACER QUE sus alumnos aprendiéramos. Por eso aprobábamos en el Instituto de Antequera, con sobresalientes.Reivindico desde aquí, con cariño a la memoria de todos ellos y al frente de ellos, y especialmente, a su seleccionador/entrenador; el diseñador/inventor del sistema: D. José Macías García.Ellos, él, nos inspiraban respeto, con mayúsculas. No temor, sino reconocimiento de autoridad. Respeto que conceptualizó, y entiendaseme bien por favor, en el desasosiego que me ha producido, como reflejo espontáneo, el nombre de la web del homenaje: Elpepecampillos. No lo censuro, y entiendo que detrás hay un gran cariño, y me alegro enormemente. Pero para mí, y creo que para los de la Escuela de Macías, siempre será D. José.D. José Macías: gracias por el viaje que empezó, en mi caso, en un cortijo cerca de Osuna, y terminó con el de la DKW que me dejó, física e intelectualmente a las mismas puertas de la Universidad de Granada.Con ese viaje, el resto del camino, en Madrid en la Escuela de Ingenieros Industriales, o en la de Estadística, fue ya un paseo, porque sabía, sabíamos, cómo caminar. Fue lo que Vd., y sus colaboradores, nos enseñasteis a los alumnos de su escuela, en la calle Real y en la Granja de Molina, cuando éramos niños, algunos hoy aquí presentes, y a los que saludo con sentimental recuerdo.El tiempo ha pasado… el tiempo pasará… pero a nosotros siempre nos quedará la Escuela de Macías.Mi gratitud, mi cariño y mi reconocimiento. Muchas gracias D. José5 de junio de 2011 Agustín Aragón Mesa”

 Sentido homenaje al Director del Colegio de En los enlaces que preceden a estas palabras pueden vEn los enlaces que preceden a estas palabras pueden ver y oir en qué consistió tan emotivo acto que congregó en torno a Don José a centenares de alumnos –algunos ya investidos con el grado de abuelo- procedentes de todos los puntos de la España autonómica, incluidas las islas y  las plazas de soberanía lógicamente de donde procede además el ilustre caballa don Julio Gómez Jiménez, un antiguo alumno, autor del libro “La letra con sangre entra.Campillos”:

.En las dos fotos colgadas aparecen el director, Don José, dando su discurso de agradecimiento y portando la Cruz de Alfonso X el Sabio de la que se hizo merecedor por sus enormes logros en el campo de la educación y entre los que el valor principal que este humilde bloguero, de la prehistoria del Colegio, destaca es el del esfuerzo algo que sucesivos y desastrosos gobiernos de la nación y de distintos pelajes desterraron sine die y así nos va: estamos a la cola de los Estados Desunidos de Europa.

La otra foto, en blanco y negro, es de los últimos años 40 del siglo pasado cuando Don José puso la primera piedra simbólica: la fotografía me inclino a pensar, por la escalera, que habría sido hecha en el número primero de la calle Guzmanes, intersección con calle Enmedio, aunque también podía ser en la calle Real y, con toda seguridad, es de los últimos 40.

Desgraciadamente la foto no se puede etiquetar porque no estamos en facebook pero intentaremos poner nombre a los primeros alumnos de Pepe Macías que originariamente lo fueron de don Francisco Velarde y de don Luis Díez, Mamerto.

No obstante voy a nombrar a algunos, sobre todo a aquellos con los que tuve más afinidad: Catalina Casasola, Lolita Casasola Tobías, Francisco Gómez Recio, Alfonso Casasola Tobías, José Luis González y Gonzalo González Romero, y en medio de ellos Fernando Parejo, María González, Francisco Ruiz, Francisco Aragón, José Mª Moreno, Andrés Mesa, Eloy, Juan y Ricardo Macías, etc En medio de todos, cuando es apenas un adolescente frágil José Macías: ya desde entonces estaba dotado de una fuerte personalidad sin la que no puede hacerse lo que él hizo, dotado de un cierto ascetismo quizá heredado de aquel buen hombre que fue don Juan Macías Gento, y de cuya discreción y bondad éramos testigos los niños que en la casa de la Puerta Teba, con unos increíbles pocos medios, dábamos los primeros pasos en el aprendizaje del Bachillerato

Contando así por encima entre una foto y otra han pasado 63 años que han desembocado en el citado homenaje en el que se dieron discursos varios entre los que he seleccionado para figurar en este post el de Agustín Aragón, como continuador de los llamados alumnos prehistóricos, entre los que me encuentro, habiendo sido designado él como representante de los alumnos fundadores. Lo he elegido porque sus palabras están llenas de realismo y a la par de emoción y agradecimiento y son un fiel reflejo de lo que aconteció en aquellos primeros años, en las primeras heroicas andaduras del Colegio. Su formación técnica no solo no ha sido ha sido un impedimento para la construcción de un discurso ejemplar antes al contrario le ha dado la precisión que deben tener las obras de ingeniería para que no se vengan abajo, en este caso la atención de los que lo escuchaban. Es fundamental que la lectura del mismo se vea complementada por el audio que se incluye, el 1/3, porque ahí si que aparecen la ironía, la emoción, la nostalgia que difícilmente pueden mostrar las palabras escritas.

Así pues vamos al grano presentando al exalumno Agustín Aragón Mesa,  Ingeniero Industrial de Campillos, 1945) que e hizo el Bachillerato en la Academia de Enseñanza Media San José entre 1954 y 1961.:ALGO DE LO QUE RECUERDO“Un poquito de lo que recuerdo, porque unos minutos para desatascar recuerdos son diamantes difíciles de trabajar, porque es imposible – y creanme que lo he intentado- decir algo sobre el homenajeado sin que a un emigrante, como yo, se le agolpen emotivos recuerdos que me hacen decir, como al gran poeta Antonio Machado, que si al hablar tiembla mi voz… es que no habla mi boca… que habla mi corazón.Porque soy un emigrante que dejó Campillos hace ya medio siglo y apenas he vuelto para ver, antes a mis padres, ahora a mis hermanas y a algunos de los casi 50 primos hermanos que por aquí tengo. Y esta ausencia ha hecho que mis recuerdos estén vírgenes –los recuerdos viajan con uno y sólo se actualizan si se retorna– ridículamente vírgenes, seguro; pero ciertamente sinceros y auténticos. Y esto quizás sea el único mérito de mis palabras.Y es que hace ahora medio siglo que aprobé en el Instituto Pedro Espinosa de Antequera la revalida de 6º de bachiller, y hace medio siglo que ese año en octubre D. José Macías García le ofreció a mi padre su furgoneta DKW – creo que de color azul – para llevarme al colegio del Ave María que él nos buscó para que yo estudiara allí el Preuniversitario.Un poco tarde para agradecerle ese viaje, D. José, y es además otro VIAJE, con mayúsculas, el que quiero agradecerle públicamente.Un largo viaje de siete años que empezó cuando yo tenía nueve y vivía en un cortijo entre Osuna y Lantejuela, y mi padre quería que yo estudiara y no fuera, según sus palabras que no olvido, un esclavo del campo. Y dónde estudiar cuando en Osuna no teníamos casa. Y fue entonces cuando nos llegó la noticia de que en nuestro pueblo, en Campillos, un tal Macías, había puesto una escuela para preparar a los niños y llevarlos a examinarse al Instituto de Antequera. LA ESCUELA DE MACÍAS.Yo no sé si, como se ha dicho y escrito, si gracias a esa escuela muchos hijos de la clase media de Campillos y alrededores –añado yo- pudimos estudiar. Pero esa es mi historia, y seguramente también la de otros de aquellos años (principios de los 50) en los que sólo se podía hacer el bachillerato, interno en Ronda, en Málaga, Granada, Sevilla, en colegios de órdenes religiosas: jesuitas, salesianos, dominicos…. Nada de laicos y seglares; eso hubiese sido una revolución en aquel tiempo. Y lo fue la ESCUELA DE MACÍAS, fue una revolución muy oportuna; y seguramente su evolución hacia el posterior Colegio también lo fue.¿Qué destacar de la escuela, de la Academia de enseñanza media San José, que así se llamaba?. No lo sé; no me dejan los recuerdos hacer análisis.El curso de ingreso de bachillerato: el patio del Grupo Escolar, hoy Ayuntamiento, donde jugábamos al sépule, de arena y agua en invierno, la clase del Grupo quinto- quiero recordar- donde nos escribían en la pizarra la Consigna falangista del día en undibujo en la pizarra que evocaba la forma de un pergamino. Eso por la mañana; y por la tarde a la verdadera escuela, en la calle Real, porque el nombre de Generalísimo nunca fue legitimado por su uso, como tampoco lo fue el que entonces tenía la puerta Teba.Y allí, en la calle Real, el Dictado del Quijote que nos hacía Eloy Macías; sublime lectura en voz alta que bien hubiera podido levantar de su tumba al mismísimo Miguel de Cervantes.Y luego, los cursos del bachillerato: a razonar las demostraciones de aritmética y geometría, y el teorema de Tales, Pitágoras y el número pi, con el inolvidable D. Antonio Aguilar. ¿Y D. Elías y su francés? “prie´por nu” “pobre peche”. Todo serenidad, todo sabiduría – es lo que quedó en mi recuerdo virgen- y D. Francisco Arjona, maestro de Bobadilla me parece.¿Y el latín?. ¡Que gran triunfo! Volvíamos de los exámenes de Antequera cantando aquello de No hay quien pueda No hay quien pueda Con Ricardo el de Antequera. Que así se llamaba el catedrático que tanto suspendía en latín; pero no a los niños de la Escuela de Macías, para esto estaba D. Manuel de Guzmán.Y la historia y la geografía con D. Juan Cantano; y la gramática con Fernando Sánchez y otros; varios fueron en gramática; recuerdo también a D. Jose Luis Manzanares que sustituyó a su mujer Doña Isabel. Él era juez en Campillos y luego mandón, que no mandamás, en el CG. Del Poder judicial: sic transit gloria mundi.¿Y D. José? D. Jose Macias y sus clases de física y ciencias naturales.Aún le oigo de pie en la tarima del salón de estudios, con el entrañable vigilante Rafael Llamas detrás, leyendo los castigados porque habían suspendido algunas asignaturas del examen de la semana: Sábado por la tarde, Sábado por la tarde y Domingo por la mañana Sábado por la tarde y Domingo enteroExámenes semanales con clasificaciones según las notas. Ese era el método inventado por D. José Macías: y una hora de estudio, una hora de clase; una hora de estudio y una hora de clase; una hora de estudio y media de recreo; y dale que te pego.SISTEMATICA Y CONSTANCIA que aprendimos por esa forma de enseñar. Premio al ESFUERZO y A LO BIEN HECHO, sin dramas y con algo humor. En una ocasión, D. José me puso un 11 en un examen porque además de estar bien hecho me dijo que estaba la letra muy clara y se leía y entendía muy bien: era muy quisquilloso en esto.Cogotazos de vez en cuando, lo normal. Y clases de Ciencias naturales a las 8 de la mañana, con linternas para iluminar la pizarra. Normal también; se iba la luz¿Cuántas vueltas completas le dábamos a los libros?¿Cómo no vamos a recordar las guerras médicas; las púnicas; los silogismos; la traducción de la guerra de las Galias? Y los números combinatorios, y las declinaciones de los verbos en latín: sum, est, sumus, etis, sum. Volo, vis, vultis, volum. (vale, pero tráemelo escrito 50 veces).En fin: Sujeto, verbo y predicado: razonamiento de lo esencial que aún hoy explico a quienes trabajan conmigo como método para conceptuar y estructuras las ideas. Ya lo quisieran las actuales escuelas de negocios y MBA. Y sé de lo que estoy hablando.Fue maravilloso –visto desde hoy-, aprender en la Escuela de Macías, fue una gran suerte tener aquellos… enseñantes, que debemos situar en la mejor tradición, tristemente olvidada, de los Maestros de Escuela, portadores de saberes y conocimientos; pero sobre todo, y por encima de todo, portadores de sabiduría y de UN ENORME AMOR Y VOCACIÓN POR SU PROFESIÓN Y POR ENSEÑAR Y HACER QUE sus alumnos aprendiéramos. Por eso aprobábamos en el Instituto de Antequera, con sobresalientes.Reivindico desde aquí, con cariño a la memoria de todos ellos y al frente de ellos, y especialmente, a su seleccionador/entrenador; el diseñador/inventor del sistema: D. José Macías García.Ellos, él, nos inspiraban respeto, con mayúsculas. No temor, sino reconocimiento de autoridad. Respeto que conceptualizó, y entiendaseme bien por favor, en el desasosiego que me ha producido, como reflejo espontáneo, el nombre de la web del homenaje: Elpepecampillos. No lo censuro, y entiendo que detrás hay un gran cariño, y me alegro enormemente. Pero para mí, y creo que para los de la Escuela de Macías, siempre será D. José.D. José Macías: gracias por el viaje que empezó, en mi caso, en un cortijo cerca de Osuna, y terminó con el de la DKW que me dejó, física e intelectualmente a las mismas puertas de la Universidad de Granada.Con ese viaje, el resto del camino, en Madrid en la Escuela de Ingenieros Industriales, o en la de Estadística, fue ya un paseo, porque sabía, sabíamos, cómo caminar. Fue lo que Vd., y sus colaboradores, nos enseñasteis a los alumnos de su escuela, en la calle Real y en la Granja de Molina, cuando éramos niños, algunos hoy aquí presentes, y a los que saludo con sentimental recuerdo.El tiempo ha pasado… el tiempo pasará… pero a nosotros siempre nos quedará la Escuela de Macías.Mi gratitud, mi cariño y mi reconocimiento. Muchas gracias D. José5 de junio de 2011 Agustín Aragón Mesa”

er y oir en qué consistió tan emotivo acto que congregó en torno a Don José a centenares de alumnos –algunos ya investidos con el grado de abuelo- procedentes de todos los puntos de la España autonómica, incluidas las islas y  las plazas de soberanía lógicamente de donde procede además el ilustre caballa don Julio Gómez Jiménez, un antiguo alumno, autor del libro “La letra con sangre entra.Campillos”:

.En las dos fotos colgadas aparecen el director, Don José, dando su discurso de agradecimiento y portando la Cruz de Alfonso X el Sabio de la que se hizo merecedor por sus enormes logros en el campo de la educación y entre los que el valor principal que este humilde bloguero, de la prehistoria del Colegio, destaca es el del esfuerzo algo que sucesivos y desastrosos gobiernos de la nación y de distintos pelajes desterraron sine die y así nos va: estamos a la cola de los Estados Desunidos de Europa.

La otra foto, en blanco y negro, es de los últimos años 40 del siglo pasado cuando Don José puso la primera piedra simbólica: la fotografía me inclino a pensar, por la escalera, que habría sido hecha en el número primero de la calle Guzmanes, intersección con calle Enmedio, aunque también podía ser en la calle Real y, con toda seguridad, es de los últimos 40.

Desgraciadamente la foto no se puede etiquetar porque no estamos en facebook pero intentaremos poner nombre a los primeros alumnos de Pepe Macías que originariamente lo fueron de don Francisco Velarde y de don Luis Díez, Mamerto.

No obstante voy a nombrar a algunos, sobre todo a aquellos con los que tuve más afinidad: Catalina Casasola, Lolita Casasola Tobías, Francisco Gómez Recio, Alfonso Casasola Tobías, José Luis González y Gonzalo González Romero, y en medio de ellos Fernando Parejo, María González, Francisco Ruiz, Francisco Aragón, José Mª Moreno, Andrés Mesa, Eloy, Juan y Ricardo Macías, etc En medio de todos, cuando es apenas un adolescente frágil José Macías: ya desde entonces estaba dotado de una fuerte personalidad sin la que no puede hacerse lo que él hizo, dotado de un cierto ascetismo quizá heredado de aquel buen hombre que fue don Juan Macías Gento, y de cuya discreción y bondad éramos testigos los niños que en la casa de la Puerta Teba, con unos increíbles pocos medios, dábamos los primeros pasos en el aprendizaje del Bachillerato

Contando así por encima entre una foto y otra han pasado 63 años que han desembocado en el citado homenaje en el que se dieron discursos varios entre los que he seleccionado para figurar en este post el de Agustín Aragón, como continuador de los llamados alumnos prehistóricos, entre los que me encuentro, habiendo sido designado él como representante de los alumnos fundadores. Lo he elegido porque sus palabras están llenas de realismo y a la par de emoción y agradecimiento y son un fiel reflejo de lo que aconteció en aquellos primeros años, en las primeras heroicas andaduras del Colegio. Su formación técnica no solo no ha sido ha sido un impedimento para la construcción de un discurso ejemplar antes al contrario le ha dado la precisión que deben tener las obras de ingeniería para que no se vengan abajo, en este caso la atención de los que lo escuchaban. Es fundamental que la lectura del mismo se vea complementada por el audio que se incluye, el 1/3, porque ahí si que aparecen la ironía, la emoción, la nostalgia que difícilmente pueden mostrar las palabras escritas.

Así pues vamos al grano presentando al exalumno Agustín Aragón Mesa,  Ingeniero Industrial de Campillos, 1945) que e hizo el Bachillerato en la Academia de Enseñanza Media San José entre 1954 y 1961.:ALGO DE LO QUE RECUERDO“Un poquito de lo que recuerdo, porque unos minutos para desatascar recuerdos son diamantes difíciles de trabajar, porque es imposible – y creanme que lo he intentado- decir algo sobre el homenajeado sin que a un emigrante, como yo, se le agolpen emotivos recuerdos que me hacen decir, como al gran poeta Antonio Machado, que si al hablar tiembla mi voz… es que no habla mi boca… que habla mi corazón.Porque soy un emigrante que dejó Campillos hace ya medio siglo y apenas he vuelto para ver, antes a mis padres, ahora a mis hermanas y a algunos de los casi 50 primos hermanos que por aquí tengo. Y esta ausencia ha hecho que mis recuerdos estén vírgenes –los recuerdos viajan con uno y sólo se actualizan si se retorna– ridículamente vírgenes, seguro; pero ciertamente sinceros y auténticos. Y esto quizás sea el único mérito de mis palabras.Y es que hace ahora medio siglo que aprobé en el Instituto Pedro Espinosa de Antequera la revalida de 6º de bachiller, y hace medio siglo que ese año en octubre D. José Macías García le ofreció a mi padre su furgoneta DKW – creo que de color azul – para llevarme al colegio del Ave María que él nos buscó para que yo estudiara allí el Preuniversitario.Un poco tarde para agradecerle ese viaje, D. José, y es además otro VIAJE, con mayúsculas, el que quiero agradecerle públicamente.Un largo viaje de siete años que empezó cuando yo tenía nueve y vivía en un cortijo entre Osuna y Lantejuela, y mi padre quería que yo estudiara y no fuera, según sus palabras que no olvido, un esclavo del campo. Y dónde estudiar cuando en Osuna no teníamos casa. Y fue entonces cuando nos llegó la noticia de que en nuestro pueblo, en Campillos, un tal Macías, había puesto una escuela para preparar a los niños y llevarlos a examinarse al Instituto de Antequera. LA ESCUELA DE MACÍAS.Yo no sé si, como se ha dicho y escrito, si gracias a esa escuela muchos hijos de la clase media de Campillos y alrededores –añado yo- pudimos estudiar. Pero esa es mi historia, y seguramente también la de otros de aquellos años (principios de los 50) en los que sólo se podía hacer el bachillerato, interno en Ronda, en Málaga, Granada, Sevilla, en colegios de órdenes religiosas: jesuitas, salesianos, dominicos…. Nada de laicos y seglares; eso hubiese sido una revolución en aquel tiempo. Y lo fue la ESCUELA DE MACÍAS, fue una revolución muy oportuna; y seguramente su evolución hacia el posterior Colegio también lo fue.¿Qué destacar de la escuela, de la Academia de enseñanza media San José, que así se llamaba?. No lo sé; no me dejan los recuerdos hacer análisis.El curso de ingreso de bachillerato: el patio del Grupo Escolar, hoy Ayuntamiento, donde jugábamos al sépule, de arena y agua en invierno, la clase del Grupo quinto- quiero recordar- donde nos escribían en la pizarra la Consigna falangista del día en undibujo en la pizarra que evocaba la forma de un pergamino. Eso por la mañana; y por la tarde a la verdadera escuela, en la calle Real, porque el nombre de Generalísimo nunca fue legitimado por su uso, como tampoco lo fue el que entonces tenía la puerta Teba.Y allí, en la calle Real, el Dictado del Quijote que nos hacía Eloy Macías; sublime lectura en voz alta que bien hubiera podido levantar de su tumba al mismísimo Miguel de Cervantes.Y luego, los cursos del bachillerato: a razonar las demostraciones de aritmética y geometría, y el teorema de Tales, Pitágoras y el número pi, con el inolvidable D. Antonio Aguilar. ¿Y D. Elías y su francés? “prie´por nu” “pobre peche”. Todo serenidad, todo sabiduría – es lo que quedó en mi recuerdo virgen- y D. Francisco Arjona, maestro de Bobadilla me parece.¿Y el latín?. ¡Que gran triunfo! Volvíamos de los exámenes de Antequera cantando aquello de No hay quien pueda No hay quien pueda Con Ricardo el de Antequera. Que así se llamaba el catedrático que tanto suspendía en latín; pero no a los niños de la Escuela de Macías, para esto estaba D. Manuel de Guzmán.Y la historia y la geografía con D. Juan Cantano; y la gramática con Fernando Sánchez y otros; varios fueron en gramática; recuerdo también a D. Jose Luis Manzanares que sustituyó a su mujer Doña Isabel. Él era juez en Campillos y luego mandón, que no mandamás, en el CG. Del Poder judicial: sic transit gloria mundi.¿Y D. José? D. Jose Macias y sus clases de física y ciencias naturales.Aún le oigo de pie en la tarima del salón de estudios, con el entrañable vigilante Rafael Llamas detrás, leyendo los castigados porque habían suspendido algunas asignaturas del examen de la semana: Sábado por la tarde, Sábado por la tarde y Domingo por la mañana Sábado por la tarde y Domingo enteroExámenes semanales con clasificaciones según las notas. Ese era el método inventado por D. José Macías: y una hora de estudio, una hora de clase; una hora de estudio y una hora de clase; una hora de estudio y media de recreo; y dale que te pego.SISTEMATICA Y CONSTANCIA que aprendimos por esa forma de enseñar. Premio al ESFUERZO y A LO BIEN HECHO, sin dramas y con algo humor. En una ocasión, D. José me puso un 11 en un examen porque además de estar bien hecho me dijo que estaba la letra muy clara y se leía y entendía muy bien: era muy quisquilloso en esto.Cogotazos de vez en cuando, lo normal. Y clases de Ciencias naturales a las 8 de la mañana, con linternas para iluminar la pizarra. Normal también; se iba la luz¿Cuántas vueltas completas le dábamos a los libros?¿Cómo no vamos a recordar las guerras médicas; las púnicas; los silogismos; la traducción de la guerra de las Galias? Y los números combinatorios, y las declinaciones de los verbos en latín: sum, est, sumus, etis, sum. Volo, vis, vultis, volum. (vale, pero tráemelo escrito 50 veces).En fin: Sujeto, verbo y predicado: razonamiento de lo esencial que aún hoy explico a quienes trabajan conmigo como método para conceptuar y estructuras las ideas. Ya lo quisieran las actuales escuelas de negocios y MBA. Y sé de lo que estoy hablando.Fue maravilloso –visto desde hoy-, aprender en la Escuela de Macías, fue una gran suerte tener aquellos… enseñantes, que debemos situar en la mejor tradición, tristemente olvidada, de los Maestros de Escuela, portadores de saberes y conocimientos; pero sobre todo, y por encima de todo, portadores de sabiduría y de UN ENORME AMOR Y VOCACIÓN POR SU PROFESIÓN Y POR ENSEÑAR Y HACER QUE sus alumnos aprendiéramos. Por eso aprobábamos en el Instituto de Antequera, con sobresalientes.Reivindico desde aquí, con cariño a la memoria de todos ellos y al frente de ellos, y especialmente, a su seleccionador/entrenador; el diseñador/inventor del sistema: D. José Macías García.Ellos, él, nos inspiraban respeto, con mayúsculas. No temor, sino reconocimiento de autoridad. Respeto que conceptualizó, y entiendaseme bien por favor, en el desasosiego que me ha producido, como reflejo espontáneo, el nombre de la web del homenaje: Elpepecampillos. No lo censuro, y entiendo que detrás hay un gran cariño, y me alegro enormemente. Pero para mí, y creo que para los de la Escuela de Macías, siempre será D. José.D. José Macías: gracias por el viaje que empezó, en mi caso, en un cortijo cerca de Osuna, y terminó con el de la DKW que me dejó, física e intelectualmente a las mismas puertas de la Universidad de Granada.Con ese viaje, el resto del camino, en Madrid en la Escuela de Ingenieros Industriales, o en la de Estadística, fue ya un paseo, porque sabía, sabíamos, cómo caminar. Fue lo que Vd., y sus colaboradores, nos enseñasteis a los alumnos de su escuela, en la calle Real y en la Granja de Molina, cuando éramos niños, algunos hoy aquí presentes, y a los que saludo con sentimental recuerdo.El tiempo ha pasado… el tiempo pasará… pero a nosotros siempre nos quedará la Escuela de Macías.Mi gratitud, mi cariño y mi reconocimiento. Muchas gracias D. José5 de junio de 2011 Agustín Aragón Mesa”

Campillos

Colegio que fue el más famoso de la España de la 2ª mitad del siglo XX  y que a lo largo de casi sesenta años prestó un inestimable servicio a la enseñanza privada en manos desde tiempo inmemorial de

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