Homofobia en el Clero y Menosprecio al Género en el Cuerpo

guardia civil

hisopo y agua bendita

Seremos más extensos y explícitos para desarrollar el titular que demuestra una vez más que en todas partes cuecen habas e intolerancia, como en  un pueblo de la Serenísima República de San Marino en el que hay un cura que tiene por costumbre un día al año rociar de agua bendita las casas del pueblo, aunque no todas: este año no ha recibido agua bendita vía hisopo una de ellas, la casa en que mora una pareja gay, algo de lo que el cura fue alertado. No haciendo este preboste presbítero  uso de la caridad cristiana que le debe ser consustancial dejó sin marca la vivienda con lo que el resto de la población comprendió meridianamente que allí vivían dos réprobos que estarían practicando el delito nefando a todas horas.

El Cuerpo citado arriba no es otro que el de la Benemérita, en cuyo seno nos dice el Tribunal Supremo que existe un sargento primero de la Guardia Civil destinado en Boñar (León) que ha vejado con insultos y descalificaciones permanentes a una subordinada  a lo largo de un año por lo que le ha cascado una multa de 6000 euros –ella pedía 600.000 euros en concepto de daños morales por los episodios de vejaciones y humillaciones–  y lo ha condenado a tres meses y un día de cárcel. al considerarle autor de un delito de abuso de autoridad, previsto en el artículo 106 del Código Penal Militar.

Para el sargento la número de la Guardia Civil era una “gallina” o el travesti Carmen de Mairena, indistintamente según el humor con que ese día se levantara tan dichoso oficial.

Algunos detalles de la sentencia:  aunque no se libraba casi ningún subalterno de ser llamados frikis o inútiles la que se llevaba la palma era la única mujer del grupo a la que calificaba de «gallina», «la galli», «bruja» o «Carmen de Mairena». Cuando una patrulla regresaba al cuartel, comentaba que «sería para que la guardia se cambiase la compresa» o cuando la agente se encontraba de baja por enfermedad, decía «será porque tiene la regla».

«El sargento solía hacer un gesto consistente en pasarse los dedos de una mano por los labios, y posteriormente simulaba sujetar a una persona por el cabello y propinar palmadas en los glúteos»

“el sargento primero ordenó en enero de 2005 a la guardia civil que lavara su vehículo a pesar de las bajas temperaturas. Como la manguera se encontraba congelada, la subordinada tuvo que utilizar cubos con agua. Este comportamiento se prolongó hasta marzo de ese mismo año cuando se diagnosticó a la denunciante un trastorno ansioso-depresivo que evolucionó a un trastorno de ansiedad generalizada”

 

 

4 comments

  1. Me parece que el «curita homofobo» no tiene desperdicio.
    Qué habrá dentro de su cabecita para hacer esas discrimnaciones a las personas simplemente por su orientación sexual?
    Es lamentable, luego vendran a pedir perdón cuando hayan pasado otros quinientos años.

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