Iker Casillas, una vez más

Creo que nadie discute que Iker Casillas es el portero en activo más laureado -varias Ligas, Copas de Europa con su club y la Selección, y  la Copa del Mundo-, aunque no todos están de acuerdo en que siga siendo el mejor, más bien todo lo contrario. Desde que comenzó su prolongado declive, le hemos dedicado varios posts, y entre los que ahora mismo me vienen a la memoria destaco -quizá en la línea de los actuales detractores- a

Iker Casillas en el área chica

Iker Casillas, el discutido

Iker Casillas: paradas por todo lo bajo

Ahora en que  ha quedado supuestamente de portero titular de su club, previa defenestración de Diego López, para muchos mejor portero en la actualidad  que él, arrecian los comentarios  en su contra, siguiendo de valedores, a juicio de Losantos , los » juntaletras deportivos entre los que destacan los que escriben en As que a cada momento le enviaban puñaladas cachicuernas o desde Marca, navajazos infames…».

Entre aquellos a los que se les ha atragantado Iker  citamos el blog EQM que hoy le dedica Diego López: echan al más grande:

«Que el Madrid haya optado por quedarse con el peor portero de los tres, en detrimento de Diego López, es un gran error que esperemos que la entidad no pague muy caro. Eso la sabe muy bien Ancelotti y, en especial, su gran entrenador de porteros, Villiam Vecchi, que habla maravillas del gallego y al que siempre ha considerado muy superior a Iker.

Futbolísticamente hablando, Casillas sólo es destacable por bajo, y no siempre. Por alto, con los pies y sacando la pelota jugada es de vergüenza ajena.

Personalmente, en mi opinión, resulta un nefasto capitán, incapaz de cohesionar la plantilla, con una injustificada soberbia y sectario en sus relaciones con los medios. Las actuaciones mediáticas de su pareja en relación con el Real Madrid, haciendo juicios de valor de naturaleza interna, han sido causa más que suficiente para que el arquero hubiese sido invitado a abandonar el club hace ya mucho tiempo.

Un periodista debe cuidarse de ejercer su profesión precisamente enjuiciando las interioridades de la empresa en la que trabaja su cónyuge, que además ejerce de capitán, sino quiere ver salir a éste por patas de la misma. Milagrosamente, esta vez no ha sido así.

Por el contrario, Diego López es un gran portero, como ya demostró en el Villarreal. Por alto, por bajo, con los pies y sacando la pelota jugada. Pero, por encima de todo, es una gran persona, un caballero, que ha tenido que soportar el linchamiento permanente de la camarilla mediática del Casillas.

Así que, vuelvo a reiterar mi criterio de que el Madrid ha cometido un grave error. Si Navas, que es del estilo de Casillas pero en mucho mejor, tarda en adaptarse o se lesionara, no quiero ni pensar en lo que le puede esperar a la portería del equipo blanco esta temporada. Porque los entrenadores de los equipos competidores saben ya perfectamente de que pie cojea el Iker.

Entre tanto, por si no fuera suficiente, Casillas ya sabe lo que le espera esta liga, cada vez que le alineen en campo contrario. A los agravios ya habituales de la pasada, se añadirá uno nuevo, justísimo:

Dieeegooo…, Dieeegooo… Dieeegooo…! «

Y a propósito de la emotiva carta de despedida de Diego López a su club días atrás,  F. Jiménez Losantos en LD, 180814 le replica:

«Hasta los lejanos bosques de Brocelandia ha llegado, aunque con la lentitud de los embrujos del anciano Merlín –que está para partido de homenaje- tu carta de despedida a los aficionados madridistas. Y aunque tarde –para los asuntos del fútbol, tardísimo- quiero responder en este domingo sin fútbol a tu última frase«cada minuto en el Real Madrid fue un regalo del cielo».

No, querido y admirado guardameta: para el aficionado –ni siquiera madridista- que te haya visto defender la portería blanca como nadie y con más obstáculos que ninguno, el verdadero regalo ha sido contemplar, partido tras partido, puñalada tras puñalada, insidia tras insidia, cobardía tras cobardía, tu saber estar bajo los palos; o sea, fuera de los palos, porque bastantes te caían ya sin merecerlos y porque esa es la posición desesperada a la que sólo cabe acogerse en última instancia, cuando han fallado la media, la defensa, la anticipación en el terreno y la vista larga del que ve venir el pase a la espalda del central y ha de sacar la pierna, la cabeza, el tórax y la punta del borceguí del alma para impedir el remate.

Ha sido un placer verte sacar, verte blocar, verte salir, verte pasar y verte desviar con la punta de los dedos el gol cantado. Por lo que hacías y por lo que El Mal Capitán, negación de toda grandeza presente y enmienda de toda su pasada gloria, era y es incapaz de hacer.

Nunca había sido –lo confieso- un gran seguidor tuyo pero recuerdo muy bien cuando llegaste para suplir no a un lesionado Casillas, como ahora se dice, sino a un Adán que no podía con los guantes, con el Bernabéu, con el fantasma del Mal Capitán y con sus secuaces de la canallesca deportiva. A las tres fuerzas te enfrentaste, con sólo las tuyas, y saliste victorioso.

Has tenido el gesto de llamar «genial entrenador» a Ancelotti y no sólo al que te rescató para el gran fútbol, el inolvidable Mourinho, pero tú viviste en primera fila el último de sus tres años, el de las torpezas y las traiciones, el que empezó con la Capitana consorte diciendo en la televisión mejicana que todos sabían que el vestuario estaba dividido y contra el entrenador, y terminó con la traición de Pepe, que apuñaló a su compatriota y defensor para hacerse perdonar por los relaños y sercopios su deuda mourinhista.

Pero cuando el ya popularmente conocido como Topor se recuperó de la lesión y la horda de los juntaletras deportivos se empeñó en forzar a Mourinho a ponerlo de Santo –tras Lisboa y Brasil, aún se lo llaman-, porque de portero era imposible, cargaron contra ti. Y a cada puñalada cachicuerna del Asport tú le respondías con un paradón; a cada navajazo infame del Marça, con un partidazo. Y mientras el capitán del Madrid era incapaz de defenderte, porque la campaña era a su favor, tú hacías lo que mejor sabes hacer, para lo que seguramente en Paradela te bautizaron: ser un gran, gran, gran portero de fútbol.

Yo no sé si has estado mejor con Mourinho o con Ancelotti, pero dudo que en toda tu carrera deportiva hayas estado mejor que en estos dos años. Y así te has ido:siendo el mejor portero del Real Madrid. Me hubiera gustado verte competir con el otro, con Keylor Navas, pero seguramente habría sido un espectáculo más triste, menos noble. Cuando te retires, se te recordará como «el que no debió irse». ¡Qué triunfo sobre los que nunca han sabido marcharse!

Gracias, Diego López, por ser el portero que mejor ha hablado en silencio dentro y fuera del campo. Por ser un héroe bajo todos los palos y fuera de los de reglamento. Que la suerte en Milán te sea propicia. Pero el «regalo del cielo», el mérito y la gloria de haber defendido brillantemente y contra más gente que nadie la puerta del Real Madrid son y serán siempre tuyos»

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