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En el vídeo el público del plató de Telecinco brama cuando JJVázquez llama hija de puta a Aida
Pérez de Albéniz, el autor del blog “El descodificador” y del que hace unos días decíamos que el “descodificador” respiraba por la herida, acordándose de las prácticas periodísticas de El Mundo y de Pedro José Ramírez que lo pusieron de patitas en la calle por criticar la versión y la visión conspiratoria acerca del ya juzgado 11-M, continúa con su crítica implacable de la televisión que tanto gusta a millones de españoles y que no vamos a llamar televisión basura para no caer en las iras de Jordi González: “Telebasura tu puta madre, guapa.”, escribió o tuiteó a una opinante en ese sentido. No es bueno que las autoras de nuestras vidas, vivas o muertas, sean puestas en boca de esos comunicadores tan acostumbrado a bregar con los detritus, por otra parte tan inteligentes pero que se venden, como casi todos, al que les ofrezca mejor talonario.
Es irritante e inquietante que los matamoros, las belenesteban, las mila, una que resucitó vergonzosamente a una hija de Albano, la ex de Chiquetete…etc opinen de todo lo divino y humano, como por ejemplo, de la estancia en la UCI de Ortega Cano de la que aventuraban para sorpresa de los médicos la evolución de su estado físico y las complicaciones que iban surgiendo que no serían tantas –o el cuadro médico es maravilloso- cuando el diestro acaba de salir del Virgen Macarena algo más avejentado-su pelo ha perdido ese negro intenso que le proporcionaba el tinte- pero en loor de multitudes y blandiendo un rosario, gesto muy mariano al hallarse en tierras de María Santísima.
Y no es exageración lo de la audiencia millonaria. Como dice Pérez de Albéniz: “se puede intentar hacer una televisión exquisita contando con grandes ideas, presentadores solventes, guionistas de cine y un presupuesto estratosférico invertido de manera cabal, pero no merece la pena. Es mucho más sencillo y rentable utilizar un formato trillado, contratar guionistas de saldo y gastarse el dinero en un presentador sin escrúpulos que sea capaz de llamar “hija de puta” a una concursante grotesca. Con esta última fórmula, utilizada por Telecinco en el concurso “Supervivientes”, han conseguido audiencias estratosféricas: 32,7% de cuota y más de cuatro millones de espectadores.”
“La audiencia es la base de la televisión. Por tanto, no nos engañemos, dominas este medio de comunicación cuando consigues grandes audiencias. El resto, la calidad y otras minucias, solo sirven para que te inviten a cursos de verano en El Escorial. La audiencia es el pasado, el presente y el futuro de la televisión, y todo está permitido para atraer telespectadores a tu red. Hacer grandes programas es muy caro y difícil, sobre todo si tenemos en cuenta que para conseguir grandes audiencias basta con hablar como un camionero en la barra de un puti club de carretera.
Es el efecto “hijoputa”. La ofensa como reclamo. La fórmula de “Supervivientes”, concurso basado en la manipulación, primero, y en la hipocresía, después. Recuperan a una concursante ya expulsada, pero muy maleducada y polémica, y la incorporan al programa. Manipulación. Reúnen al personaje en cuestión con otra concursante, cuñada de un torero a punto de morir, para después echarse las manos a la cabeza cuando la conversación se torna macabra. Hipocresía”
“Soy una mártir con mucha audiencia” , dice la concursante insultada por el presentador desde la portada de Interviú. ¡Benditos mártires audiovisuales, que rentabilizan su tortura y hacen del suplicio negocio! Y es que la polémica por el insulto de un presentador a una concursante ha disparado las audiencias no ya del programa “Supervivientes”, sino de todas las franjas de la cadena. Ana Rosa Quintana y compañía han aprovechado el rebufo “hijoputa” y reinan en la televisión nacional”
“Diez meses después, Telecinco ha arrebatado el liderazgo de audiencia a TVE. En España, la telebasura manda. “ y el gurú Paolo Vasile afirma que “los que hablan de telebasura son racistas intelectuales”, “el efecto “hijoputa”, el ultraje como señuelo, eterno recurso de intelectos en descomposición, forma parte de la idiosincrasia de Telecinco, y demuestra que se puede hacer televisión rentable con muy poco desgaste mental”
El mismo asunto es tratado en Cuestión de Orden por Ion Antolín LLorente : La importancia de llamarse ‘hijoputa’
