Intención de voto

Xacto, como diría Forges y dice en la viñeta, hagan lo que hagan nuestros actuales dirigentes tienen asegurada por un tiempo la gobernanza del cortijo. Digan lo que digan y aunque sean cosas mendaces e ininteligibles, la mayoría piensa concederles la confianza de nuevo –algo parecido a lo que sucede en Andalucía aunque con otro color-: según la primera encuesta del año, de Sigma 2, para el diario El Mundo, el PP de Rajoy, con el 33,3% de los votos, aventaja de nuevo en 8,9 puntos al PSOE de Rubalcaba con el 24,4%.

Se ponen los pelos de punta cuando nos enteramos de las andanzas de esta casta de burócratas y granujas a través de las cacerías en Toledo, de la ingente corrupción de la Gürtel, de los papeles de Bárcenas –unos apuntes son verdad, otros,no, pontifica Mariano-, y  de que los jueces a los que les toca poner orden son puestos rápidamente en el disparadero –alguno que otro ya despeñado- por una extraña Fiscalía Anticorrupción y por unos mezquinos celos corporativos.

Entramos, eso sí, con una prima de riesgo bastante domesticada, aunque con millones de españoles en el paro y con miles de compatriotas buscando en el exterior lo que aquí se les niega: a principios de enero nuestros aeropuertos son un poema, repleto de jóvenes buscando un presente y un futuro mejor lejos de sus familias, mano de obra barata, a pesar de una formación de calidad recibida, para los países que los reciben.

Dejan con tristeza atrás un país más pobre en el año que acaba de comenzar a causa de las congelaciones salariales – el salario mínimo interprofesional sigue congelado, como el año anterior, en unos exiguos 645 euros mensuales- y de los aumentos de las tarifas de  la luz, del transporte público, del agua.

Aquí no se libran ni los niños: con la entrada en vigor de la ley Wert se calcula que un millón de niños dejarán de percibir ayudas para la compra de libros – el pasado curso 578.549 niños dejaron de percibir estas  ayudas-, y para qué seguir: hagan lo que hagan la intención de voto pasa por alto el negro panorama que se nos presenta en 2014, algo que únicamente podría aliviar el que ganáramos el Mundial de Fútbol, de Brasil, porque ya se sabe: los duelos con fútbol son menos.

 

 

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