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La noche de los Golden Globes Awards 2013, no sólo estuvo marcada por la entrega de premios a lo mejor del cine y la televisión estadounidenses, sino que sirvió para que Jodie Foster, a sus 50 años, volviera a reconocer su condición de mujer homosexual. Y decimos “volviera a reconocer…” en oposición a lo que se dice en la anterior viñeta sobre ella, “he decidido salir del armario…”, ahora lo que ha hecho es reafirmarse en ello, porque como dice Manuel Jabois en El Mundo, aquello es un Secretos a voces:
“JODIE Foster ha dicho en público que es lesbiana y al parecer todo el mundo lo sabía. No yo, pero sí defendí siempre, en los peores tugurios del puerto de Vilaxoán, que el auténtico trasfondo de El silencio de los corderos y el persistente mensaje de la película gira en torno al lesbianismo de Clarice Starling, que es un lesbianismo puramente caníbal que devora segundo a segundo al perplejo Hannibal Lecter.
Sin embargo, para todos Jodie Foster «ha salido del armario». Hombre, de donde ha salido es de una casa enorme en la que vivió 15 años con otra mujer; se me ocurren armarios menos aparatosos.
Pero el periodismo está muy seguro de la expresión, que suele acompañar escandalosamente con un «era un secreto a voces», o sea un armario acristalado encima de un pedestal a la entrada de Hollywood, donde las letras. Salir del armario en el mundo del espectáculo es una redundancia: todos están fuera, los heteros y los gays, y el último que se metió dentro por asuntos sexuales fue David Carradine”
(…) De momento habremos de soportar declaraciones espontáneas y quinielas torticeras. Prueba de que las cosas tardarán en redirigirse es que nadie se anima a salir del armario y confesar que es heterosexual, que es a donde se desplazará el vivero de sorpresas en las entregas de premios: «Nunca he hablado de esto con nadie, pero soy heterosexual». Y el «ooooh» en la sala”
Y riza el rizo sobre la cuestión de salir del armario Tom C. Avendaño en ‘tuitología’, El País, 150113. en Cómo salir del armario desde fuera del armario:
“Como vivimos en una era en la que las crónicas de los grandes acontecimientos sociales se escriben en dos partes -la que atañe al acontecimiento en sí y la reacción que éste suscite luego en Internet-podemos disfrutar de la inaudita certeza de que el discurso que dio Jodie Foster el domingo por la noche en los Globos de Oro al recoger su premio honorífico fue el punto álgido de la ceremonia. Tanto medios como redes sociales coinciden en que fue una homilía monumental: la actriz habló de sus 47 años de carrera artística, de su madre demente, de su próximo y probablemente diminuto proyecto y del cariño que le tiene a Mel Gibson. De paso, Foster también aprovechó para hacer una velada alusión, por segunda vez en público y por primera en un acto visto en todo el mundo, a su homosexualidad. Según Internet, esto redujo la relevancia de la victoria de Argo al nivel de un chupito después del postre. Jodie Foster, la que en los últimos años ya no desmentía los rumores sobre su sexualidad, había salido del armario asegurando que ya había salido del armario.
Foster había salido del armario, efectivamente, al menos en 2007, cuando mencionó a su novia de hace 14 años, Cydney Bernard, en un desayuno para mujeres en el mundo del entretenimiento. Y aún entonces ya estaba fuera del armario, según sus palabras del domingo: «Salí en la Edadde Piedra», aseveró, sin evitar por ello el ser trending topic gracias al torrente de tuits de famosos que la felicitaban por sus palabras. «Eres la perfección», elogió Jesse Tyler Fergunson, el también actor y también gay que interpreta a uno de los padres gays de Modern family. «Jodie Foster; un discurso increíble», tuiteó la presentadora igualmente lesbiana Rossie O’Donnell. Ya ayer, Foster figuraba en la portada de una no menos cantidad ingente de medios digitales.
No por ello hubo consenso ni en lo que quiso decir la actriz ni en lo acertado de cómo lo había dicho. La agencia Associated Press concluyó en un primer lugar que «Jodie Foster había salido del armario sin salir del armario en un discurso balbuceante»; The Wall Street Journal: «Viendo el discurso en el piso de un amigo, con amigos gays y heteros, nos pareció a todos igual: nos confundió. Se la veía a la defensiva, desarticulada». Los Angeles Times: «Es mejor seis minutos y 40 segundos de la pasión, confusión, confesión y del amor cristalinos de Foster que cualquier cosa que haya hecho Hollywood en mucho, mucho tiempo».
Todas las opiniones, eso sí, centradas en la salida del armario. Lo cual no deja de ser llamativo en un discurso lleno de otros temas importantes como un familiar con demencia, la dificultad de tener una cierta edad en Hollywood (su último film no llegó a ingresar el millón de dólares) y más.
Pero Estados Unidos tiene la particularidad de recibir una salida del armario que no fue del todo una salida del armario como quien recibe una heroicidad. Lo cual, por un lado, tiene sentido: se trata de un país dividido diametralmente por el matrimonio gay, en el que los titulares sobre el acoso que sufren los homosexualesson una realidad diaria y en el que la gente de los 50 años de Foster acusa décadas de represión a sus espaldas. Pero, por el otro, no deja de convertir en acontecimiento un hecho que en otras partes del mundo apenas llega a anécdota (en Europa, por ejemplo, la preferencia sexual de nuestros personajes públicos parece importarnos lo justo) y, lo que es más curioso, deja la normalización del asunto exclusivamente en manos de los gays. Como si los heterosexuales decidieran celebrar voluntariamente la valentía de quien sale del armario”
