Los altercados callejeros bajo el prisma mediático

 Los altercados estudiantiles de Valencia, como ya dijimos hace un par de días, y que amenazan con extenderse al resto de las Comunidades,  está teniendo muchas lecturas, las más impactantes son las provenientes, como no podía ser de otra manera, de los medios conservadores, de los de ultraderecha, de la caverna en general, (para ellos están detrás de todo la extrema izquierda y el PSOE, y todos los comunistas y masones en general), algunos tan rotundos como Losantos, que sentencia:

“Vamos a ver si nos explicamos bien (…) al PP le van a dar más que a una estera haga lo que haga, de manera que no se arruguen porque la Policía le ha abierto la cabeza a un sinvergüenza (…)  no se arruguen que es peor, si ustedes dan señal de debilidad los machacarán”, siendo secundado por Carlos Dávila:

“Nunca, nunca hasta ahora, se había escuchado a un ex ministro del Interior azuzar a manifestantes contra la Policía. Claro es que nunca había habido en España un ex ministro del Interior como Rubalcaba. Con él,  con sus comportamientos, se agotan, aunque no se empleen, los adjetivos. Él, uno de los culpables principales de que España sea ahora mismo un solar de cinco millones y medio de parados, tiene el desahogo de achuchar a los que protestan contra una reforma que trata de enderezar el tremendo desvarío que cometieron él y su cuadrilla”.

Se siguen sumando adhesiones a estas peregrinas teorías, como por ejemplo, José Antonio Vera –que suena para alto jerifalte de la comunicación del PP– que se expresa de esta guisa: ¿Repetir lo de Irak? , en referencia  a las manifestaciones contra Aznar por habernos metido en la guerra de Irak,  “también me opuse, con igual contundencia, a la lamentable cacería que la izquierda extrema organizó en las calles de España contra el PP y sus dirigentes por haber apoyado a EE UU en el conflicto. El plan de agitación incluyó agresiones, asalto a sedes, quema de coches, robos en comercios, desórdenes y enfrentamientos de los antisistema con la Policía. Lo peor de aquel espectáculo antidemocrático es que fue urdido desde centros de agitación”. “Todo obedece a una conspiración masónica e izquierdista en la clase política, en contubernio con la subversión comunista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece”.

Uno de los efectos secundarios que la cohorte de la caverna atribuye a las manifestaciones es el daño que se puede hacer al turismo. Y fíjense lo que dice Martín Ferrand: “no todo el mundo querrá visitar un país que está ensayando otra vez la revolución” “Bien es verdad que siempre podemos especializarnos en el turismo alternativo, como en los tiempos de las Brigadas Internacionales”. Según datos de José María Izquierdo estos turistas, unos 10.000, murieron en la guerra civil que  ganó el bando rebelde con la ayuda de nazis alemanes y de fascistas de Mussolini, además de porque  las tropas de la República eran un caos organizativo. Vamos, que los brigadistas eran como los que vienen a Benidorm a ponerse morados de sangría.

Este editorial de Libertad Digital no se queda corto, a propósito de la justificación socialista de la violencia:

“Sólo quien ignore –o finja ignorar- como actúan en estos casos las CRS francesas, los bobbies británicos o los antidisturbios estadounidenses o germanos pueden considerar ‘desproporcionada’ la carga policial ocurrida en Valencia, en la que sobre todo han resultado heridos los policías. Sin embargo, los complejos de ‘demócrata recién llegado’ de buena parte de nuestras élites políticas, la condescendencia hacia la violencia cuando se dirige en contra del adversario que la izquierda ha heredado del marxismo, y la proliferación de imágenes centradas en la reacción de la policía, y no en los sucesos que la habían provocado, ha impuesto una manipulación de los hechos que ha causado una justa y unánime indignación entre todos los sindicatos policiales”.

“Por fin, un día la policía empieza a cumplir su cometido, que es – entre otros – mantener el orden y despejar las calles y, entonces, los papás que la víspera se cabreaban por no poder circular por el centro de Valencia, ahora se indignan porque un guardia – a lo mejor, tal vez, quién sabe – ha endilgado un porrazo (tampoco más) a su nene, o nena, que previamente se han divertido a fondo insultando a los guardias, haciendo pellas y exhibiéndose como guays y malotes ante las amigas (o los amigos)”.

Cerramos con La Gaceta, en la que  Jesús F. Briceño  teoría de     que  “la izquierda busca un mártir que acabe por incendiarlo todo”:

“La reforma laboral es una gran excusa y los recortes sociales incendiarán las calles como si Madrid y Valencia fueran Atenas o Salónica. Ahí veremos si los políticos responsables de la economía y el orden público se ganan el sueldo. La izquierda busca un mártir y nada más fácil que provocar hasta que a alguno se le vaya la mano ante decenas de cámaras y móviles. Y ahí arderá Troya”.

One comment

  1. Pañoletas islámicas y estalinistas del gulag, de la llamada izquierda española, atentando contra el estado de derecho. Mucha paciencia tienen los cristianos de este país, que son inmensa mayoría, porque el fondo es cargarse al cristianismo. Pasó cuando el atentado de los trenes: arremetieron contra las sedes del PP, pañoleta islamista con fondo de cruz gamada, igual que durante la Segunda Guerra Mundial y los demócratas se mantuvieron firmes, pero en casa. De continuar por ese camino, la cruz se convertirá pronto en espada. Y las reclamaciones, al maestro armero. Al tiempo.

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