Lucia Etxebarría, en fauces de lobos

Seguramente Lucia Etxebarría, esa controvertida escritora también está afectada por la crisis. Como diría la Lomana, de cash anda más bien cortita. Ante la posibilidad de ganar en una semana lo que, en el  mejor de los casos, consigue en dos años de duro trabajo en su oficio de escritora en el que ya ha cosechado éxitos, es por lo que seguramente se ha metido en tierra de lobos (y de lobas) y  poco le ha faltado para no salir seriamente perjudicada tanto en su integridad tanto física como mental.

 Ha llegado a ser tachada de loca por la ex de Santana –una fiera corrupia en toda regla– y de tener brotes maniaco-depresivos, por otros. Al final salió por pies del selvático DELUXE, una vez que consumió los 65 minutos reglamentarios del contrato. Solo faltó que los impresentables “periodistas-colaboradores” le hubieran puesto al público en su contra para que le hubieran arrojado toda clase de objetos, como ya ocurrió  la semana pasada con una invitada que fue a ganarse unas perras contando que había tenido un breve romance con Amador Mohedano: la cada vez más friki Paz Padilla, “conductora” del programa fue la instigadora del bochornoso acto.

 Les sigue hablando del caso Lucía Etxebarría con su maestría habitual El Descodificador, en La televisión no hace prisioneros. Seguramente muchos de ustedes estarán de acuerdo con la forma en que trata a la cadena y a sus tertulianos-basura:

 “Ha hundido su carrera literaria”, advierte Karmele Marchante, la Harold Bloom de Telecinco. Se refiere a Lucia Etxebarría, escritora y concursante del programa “Campamento de verano” (Telecinco). Y es que Etxebarría abandonó el reality destruida, física y mentalmente, entre el estupor del telespectador, el desprecio de sus compañeros de excursión y el odio de los tertulianos-basura habituales de la cadena. Ya fuera de Gredos, acudió al plató de “Sálvame Deluxe” para cumplir los últimos flecos de su contrato, imprescindibles para poder cobrar la pasta. Fue su última prueba de fuego: aguantar 65 minutos frente a los periodistas del corazón más hijos de perra que usted pueda imaginar. Un auténtico linchamiento.

 Los tertulianos del corazón, no es justo llamarles periodistas, son los sicarios de los directivos de las cadenas. Escoria. Los de Telecinco destacaron de manera obsesiva su inferioridad intelectual con la escritora. “Nosotros no tenemos tus estudios, pero…”, “Tus conocimientos quizá sean muy superiores a los nuestros…”, “Te crees por encima de los demás por tu formación…”, etc. Necios. Lo suyo no es un problema de estudios o de formación. Es un problema de escrúpulos. Concretamente de ausencia de escrúpulos. Los tertulianos de “Sálvame” son una jauría de hienas sedientas de sangre que parecen cobrar a porcentaje: cuando más dolor (y audiencia) generen, cuanto más denigren, insulten o menosprecien al invitado, más grande será el trozo de pan que reciban de Paolo Vasile.

“Eh, tú, premio Planeta”, le dijeron a Etxebarría a modo de insulto. La escritora, que había reconocido los motivos por los que participó en el programa (“en una semana ganaba más que lo que me han pagado por escribir Liquidación por Derribo, que tiene cuatrocientas páginas y año y pico de trabajo”), salió de “Sálvame Deluxe” completamente deshecha, temblando y lloriqueando. Comprendió de la manera más dura posible, en su propias carnes, que la televisión es un campo de batalla donde no se hacen prisioneros. Nadie sale indemne tras participar en un programa basura. ¿Que parecía enferma, abatida por unas circunstancias que la superaban, arrepentida de haber formado parte de ese asqueroso show, de someterse a semejantes humillaciones por dinero? Es igual. La maquinaria de Telecinco se encargará de transmitir al telespectador que es una farsante, que el mal rato que pasó era fingido, que solo es una mala persona.

Si tocas un reality con la punta de los dedos, todo tu cuerpo olerá a excremento de camello el resto de tus días. No hay jabón capaz de quitarte el hedor a pozo negro. No hay lejía capaz de eliminar la sensación de suciedad. No hay lija capaz de rasparte la roña. Ya serás para siempre, audiovisualmente hablando, un ser humano despreciable, un esperpento, una piltrafa, una mierda del tamaño de una plaza de toros. Nuestra tele es así”

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