Marta del Castillo: Aun no se han acabado las sorpresas para la familia

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La Audiencia de Sevilla ha confirmado la sentencia del Juzgado de Menores que absolvió al joven apodado «el Cuco» de la violación y asesinato de la joven Marta del Castillo y lo condenó sólo por encubrir a su amigo Miguel Carcaño del delito de homicidio. Le impone el pago de una indemnización de cerca de 400.000 euros a las administraciones que participaron en las tareas de búsqueda de la cuerpo de la joven sevillana.  Primera sentencia en el caso Marta y de la que su familia se siente decepcionada. Lo de los 400.000 euros es una burla ya que según el abuelo de Marta, José Antonio Casanueva, la familia del Cuco es insolvente total, con todos sus bienes embargados.

Pero creo que a la familia de Marta le esperan muy duras sorpresas: de momento todos imputados inicialmente están libres, a excepción del autor material de la muerte de Marta, Miguel Carcaño, que afirma que la muerte de Marta fue accidental porque solo le dio una vez con el cenicero en la cabeza después de una acalorada discusión en que ella quería retomar la relación. Quedan atrá todas las historias que ellos mismos relataron de violación, ensañamiento, de estrangulación con el cable del teléfono, y algunos detalles macabros más. No sabe dónde está el cuerpo de Marta porque se encargaron de quitarlo de en medio Samuel y el Cuco.

La pieza fundamental del caso, para establecer los delitos de asesinato y violación, es el cuerpo de Marta – entre los imputados hay un pacto de silencio, seguramente asesorados por abogados sin escrúpulos- lo que ante uno jueces rigurosos supone un grave obstáculo para condenarlos por esos delitos. Y si en algún momento a Miguel Carcaño le da por desdecirse de sus autoinculpaciones estaríamos como al principio: le podría salir una condena de solo diez años por falta de pruebas –no hay corpus delicti- y los demás absueltos, como el Cuco, que según una de las primeras declaraciones de Carcaño, fue el primero que la violó mientras él la sujeta y que posteriormente la estranguló con el cable del teléfono. Todo ello, para los jueces no son pruebas sólidas al haber varia versiones.

En resumen, la aparición del cuerpo de Marta del Castillo es fundamental para tipificar qué clase de delito se ha cometido y determinar las penas que afronten los acusados si son condenados. El informe del forense diferenciaría qué delito ha cometido cada uno de los implicados. Sin embargo, aún no ha aparecido el cadáver y empieza a barajarse la posibilidad de que no lo haga nunca y si alguien confiesa un crimen, el cuerpo no aparece y si se produce retractación  no hay condena por falta de pruebas. Se trata de una ‘desaparición inquietante’ en términos policiales y se pueden imputar otros delitos, como secuestro o detención ilegal, pero no se les llega a condenar por asesinato u homicidio, en ausencia del cuerpo de Marta del Castillo.

Es de temer que se le puedan aplicar a estos facinerosos el  ‘in dubio pro reo’. En caso de duda, a favor del acusado. Es decir, si no hay pruebas suficientes no se les puede condenar. «Una simple mancha de sangre en una cazadora puede que no sea una prueba suficiente, aunque estos conceptos están sujetos a las interpretaciones de cada jurado. Si se produce la retractación, como es habitual, no servirían sus propios testimonios para inculparles.

Resumiendo: para demostrar la alevosía o el ensañamiento con Marta del Castillo y transformar el homicidio en asesinato, si es necesaria la aparición del cuerpo así como el informe pericial del forense que determine la forma en la que la víctima falleció.

Por tanto, si el cuerpo no aparece en un asesinato, este delito podría quedar rebajado a homicidio (de 10 a 15 años), homicidio imprudente en el caso de que el autor, insista en que no tenía intención de matar a la víctima (con una pena de entre 1 y 4 años de cárcel), detención ilegal (con pena de 4 a 8 años) o delito de inhumación ilegal.

 Por todo ello no es improbables que a la familia de Marta le queden aún más circunstancias penosas que añadir a su ya dilatado calvario.

 

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