Más Bale

Para no entrar en el borrado de los discos duros de Bárcenas (el Partido Popular los eliminó sin caer en la cuenta, mire usted por dónde, de que podrían haber sido claves para la Justicia), ni en los 31 puestos de trabajos creados en un país de casi 50 millones de habitantes,  nos ocupamos del nuevo opio del pueblo, del fútbol, y del fichaje de la mega estrella Bale, al módico precio de 101 millones de euros (por mucho menos se están cerrando vitales líneas de investigación científica y dejando hechas unos zorros la Ley de Dependencia.) La noticia ha hecho que el síndrome postvacacional de los que hayan podido “hacer” vacaciones  sea más llevadero.

 La noticia sin embargo, además de detractores, ha provocado  inquebrantables adhesiones en el ámbito deportivo. Entre los primeros está Prdro de Hoyos que en Es el mundo, oiga afirma que es indecente precio de Bale:

 (…) Nada hay terrenal que valga noventa millones de euros, y si lo hay es una indecencia, una muestra más de la baja estofa humana, de la baja categoría mental, social y ética de quienes nos representan y se hacen valer por nuestros líderes.

Que por un futbolista, gladiador de los tiempos modernos, se paguen esas disparatadas cantidades es muestra de que somos mentecatos, despectivos y egoístas. Si en una época de escasez, de millones de parados en todo el mundo, de niños malnutridos en Cataluña (y en toda España), se acepta pagar esa desorbitada cantidad es que tenemos muy confusos los conceptos de humanidad, solidaridad y moral. Que a gran cantidad de futbolmaníacos les parezca aceptable explica a la perfección el rumbo que lleva la sociedad. Que el dios-euro todo lo ampare y contemple la posibilidad de aceptar acciones semejantes sin escándalo es una inmoralidad que explica a la perfección que la corrupción se haya instalado en España, explica que los discos duros de Bárcenas se hayan borrado «inocentemente», que los sobresueldos del PP sean legales aunque no sean legítimos y que en Andalucía al PSOE Y UGT les llegue la suciedad, la inmundicia y la cochambre hasta límites incompatibles con la dignidad humana”

 Entre los entusiastas del fichaje está el Cortador de césped, J. Ruiz:

 “Es un jugador extraordinario para cualquiera que ame el fútbol. Jamás me ha gustado un fichaje del Madrid como Bale. Ni Ronaldo. Ni siquiera Zidane. Se dice que una sombra de maleficio agita la llegada de jugadores ingleses al Real Madrid, desde aquella ‘magia negra’ de Cunningham, pero sólo los pueblos excesivamente religiosos creen en  superticiones. Olvídense deBeckham, de Owen y aquel perdido Woodgate. Gareth Bale no es ninguno de ellos.

No voy a evadir el comentario de que pagar 101 millones de euros -precio verdadero- es dinamita para la razón. Pero se han pagado casi cuarenta millones por Illarramendi. Comparado ese precio con el de Bale, hasta me me parece «bargain», una «ganga». Estamos en un mundo de locos, de locos por el fútbol.

El problema ahora se llamará Cristiano Ronaldo. He apostado con amigos que no renovará por el Real Madrid. En cualquier caso, el demonio de los celos aparecerá en el ego del hombre de Madeira. No lo va a poder resistir, pero salvo sorpresa mayúscula, Gareth Bale es el doble de bueno que Ronaldo. Y no sé si podrá llegar a ser tan determinante como Messi. Lo puede ser si se le deja como hacía Villas-Boas , su útimo entrenador en el Tottenham, que le daba la libertad para la creación y la finalización, no muy lejos del área”

Y Juan Manuel Rodríguez en el El efecto Bale:

 “Al todocampista galés se le metió entre ceja y ceja que él tenía que vestir la camiseta del Real Madrid y jugar al lado de su admirado Cristiano Ronaldo y hasta que no lo ha logrado no ha parado. Alrededor de este jugador, que es un auténtico hombre-bala, sí que se puede construir un equipo y comprendo que otros jugadores con menor determinación o con un carácter más melífluo prefieran buscarse las habichuelas en otro sitio.

 (…) Con Bale, la plantilla cambia deportivamente para bien y se produce además un efecto secundario positivo, una suerte de selección natural entre jugadores valientes y con carácter y jugadores cobardes y egoístas. Di María, por ejemplo, quiere quedarse y luchar por un puesto. Kaká, que es mucho más blandito y tiene la vista puesta exclusivamente en Brasil-2014, ha preferido irse por la puerta de atrás”

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