Según el ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón lo que caracteriza y define a Andalucía es «una tasa de paro del 35 por ciento, un fracaso escolar elevado y un sistema de expedientes de regulación de empleo (ERE) falsos”, además de que gobierna en ella quien que ha perdido las elecciones… Lo ha dicho en el Parlamento de una manera airada y contundente a la vicesecretaria general del PSOE y cabeza de lista a las elecciones europeas, Elena Valenciano.
El Partido Popular andaluz, consciente de que de nuevo Andalucía ha sido menospreciada y que esto suele pagarse en las urnas como en los últimos 30 años, ha matizado las palabras de Gallardón asegurando que “no se refería a toda la comunidad sino a una determinada forma de gobernar y gestionar Andalucía, la del PSOE-A en los últimos 30 años»
Claramente el sr Gallardón, como en otras ocasiones compañeros de partido a los que sería ocioso recordar, se ha referido –el subconsciente lo ha traicionado una vez más en el ardor del debate político- a una forma de ser de los andaluces, terreno abonado para que se den en él la indolencia, el paro, el fracaso escolar, los ERES falsos, y el querer ser gobernados por gobiernos socialcomunistas elección tras elección…
Y eso no está bien, don Alberto. Andalucía es más grande que los partidos políticos que la puedan gobernar. Hay que tenerle más respeto a esta tierra con una brillante historia milenaria, hasta que fue sojuzgada por los bárbaros del Norte que arrasaron con todo. Es como si, en defensa propia, alguien desde aquí dijera que la imperial España es la que refleja la trama Gürtel o los papeles de Bárcenas: la Patria de todos no merecería ser confundida con tan rastreros y cínicos compatriotas.
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