No utilizar el nombre de Dios en vano

rajoy

zapatero

Dos de nuestros políticos más señalados han tomado una deriva peligrosa: mezclar a Dios en las cosas terrenales. Algo que en otras épocas de la historia del ser humano sobre la tierra trajo grandes desgracias. Según la Biblia el Diluvio Universal o las 7 plagas de Egipto o incluso la peste negra en épocas más históricas: todas y unas cuantas más consecuencia de la ira divina. Ira divina que se puede traducir en los tiempos actuales en el hambre y la sed que padece gran parte de la humanidad o en las convulsiones de muchos países por mor de los fundamentalismos religiosos que encuentran un terreno abonado en la miseria y en la tiranía.

En el caso de España podríamos decir que padecemos una ira divina de baja intensidad y de una manera extraña: el mandato bíblico de ganarse el pan con el sudor de la frente –interpretado por muchos por ganárselo con el sudor de el de enfrente-  ha sido cambiado por la ausencia de sudor al no haber trabajo, con lo que el pan se nos da a buena parte de la población de una manera graciosa a no ser que buena parte de los casi cinco millones de parados sean sólo un número fatídico a causa del 20 % de trabajadores de la economía sumergida.

Los dos que han comenzado a perder el respeto a utilizar el nombre de Dios y han perdido el miedo reverencial a hacerlo que tiene el resto de los mortales son Rajoy y Zapatero.

Ha comenzado el primero diciendo: -¿Cuál sería su primera medida como presidente?: «La primera medida sería llamar al que esté al frente de la oposición y decirle que España necesita consensos en temas básicos y fundamentales y creo que en los últimos tiempos se han roto algunos consensos. Así que voy a proponer consensos sobre algunos temas y elevar algunas de las mayorías cualificadas, por ejemplo, para reformar estatutos de mayoría en las Cortes, dos tercios. Para reformar leyes tan emblemáticas y que tanto significan en las reglas del juego como, por ejemplo, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, ese tipo de cosas. Forzar consensos por la vía de los dos tercios. Y encargarle al de Economía que revise todos los papeles económicos y que con la mayor celeridad presente un programa como Dios manda para cuatro años”

Esta última frase le ha puesto a huevo al segundo, que dicen que es ateo confeso, una respuesta del mismo tenor: ‘Estamos esperando a que el PP diga una sola propuesta, a no ser que piense que también el petróleo sube por mi culpa; he oído al señor Rajoy hablar de un plan como Dios manda. Le pido al señor Rajoy que hable con Dios y que nos diga cual es el plan que hay que hacer. Como el no lo sabe, que hable con Dios’

A José Bono, la tercera autoridad del país, no le ha parecido mal que se hable de Dios en cualquier circunstancia harto como está de que la derecha retrógrada lo haga de su buena suerte en el acopio de bienes terrenales.

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *