¿Síndrome miccional?

¿Tiene la señora Águeda Bañón alguno de estos síntomas:

  • Disuria: Dolor al orinar.
  • Polaquiuria: Deseo frecuente de orinar.
  • Tenesmo vesical: Urgencia miccional.
  • Estranguria: Escozor intenso tanto durante la emisión de orina como después.
  • Dolor o peso en el hipogastrio (parte inferior del vientre)

correspondientes al llamado síndrome miccional ?

Si no los tiene, el acto en la vía pública por el que es fotografiada echando una gran meada en la vía pública puede considerarse como un acto de protesta que es muy libre de hacerlo si no está dotada de ese pudor, del que carecen por cierto nuestros mascotas, mayormente perros.

No sabemos si en ese momento en que se alivió, sus facultades mentales estarían estarían lúcidas o algo perturbadas por haber tomado algo en exceso, pero lo cierto es que ahora se ve expuesta a la vergüenza pública al ser llamada a ocupar un cargo público, valga la redundancia.

 Que el que se piense dedicar a la política lo tenga en cuenta: siempre habrá alguien que le habrá grabado algún exceso cometido en el pasado, borrachera, etc, incluso alguna sonora ventosidad, para sacarlo a la luz si finalmente es elegido para cualquiera de los cargos que, sobre todo este año, se ofertan más o menos democráticamente, ya que algunos de los grandes partidos suelen hacer trampa al financiarse ilegalmente, burlando hasta el momento la vigilancia de los jueces, que son removidos sospechosamente en el momento en que iban, los muy ilusos, a hincarle el diente.

 Si quieren conocer más puntos de vista sobre el espatarramiento de la colega de la ilustre alcaldesa de Barcelona , Ada Colau, pueden leer

Ada Colau y la enuresis comunicativa :

«Una meada murciana

Así está el tema. La muchacha de la foto, Águeda Bañón, captada en el momento en que se mea -o hace como si se meara, que pocos sabrán la insustancial verdad- en el centro de una vía pública, una calle, murciana, qué casualidad, está a punto, si no ha ocurrido ya, de ser nombrada Directora de comunicación del Excmo. Ayuntamiento de Barcelona, gracias al correspondiente decreto municipal que firmará la Ilma. Sra. Alcaldesa, Ada Colau.

Esa parafilia urinaria, que ahora la enmarcan algunas modernas ecofeministas oposestructuralistas, bajo el concepto general de ‘postporno‘, es más vieja que la tos, siendo conocida desde tiempo inmemorial como una especialidad del bizarrismo que en el mundo anglosajón es denominada ‘pissing’ y que suele ser practicada por gente a la que le place mear en público, es decir, una suerte de urofilia o urolagnia antitética a la ‘paruresis‘ o fobia a hacer pis incluso en los urinarios públicos.

En cualquier pais medianamente alfabetizado y con un sentido común en vigor, lo expuesto bastaría y sobraría para que ese decreto no fuera firmado por la Alcadesa, porque si bien doña Águeda tiene pleno derecho y libertad para gozar de su cuerpo como estime por conveniente, siempre que no invada la libertad de los demás, no resulta nada lógico que ocupe un cargo público y de confianza política quien ensucia las calles con meadas o quiere parecer que lo hace, que para el caso es lo mismo, con claras muestras exhibicionistas o con propósitos divulgativos.

De modo  que aquí, y más en la actual Barcelona, es muy posible que el nombramiento se confirme y sus interlocutores -periodistas o no- deban de proveerse de los correpondientes orinales, por si acaso.

¿De dónde mi pesimismo?

No hay más que darse una vuelta por El País/Cataluña [que, por cierto, no traduce al español sus textos en catalán], y leer con detenimiento ese interesante artículo de Maiol Roger [ver original y traducción de EQM, más abajo], quien -en clave de humor y muy en la onda desenfadada del qué hay de malo y a vivir que son dos días- concluye con estas palabras:

«Para aclarar los conceptos: la nueva jefa de comunicación es una activista postporno, que según fuentes cercanas a la Wikipedia es ‘un movimiento artístico que intenta revolucionar el concepto de la pornografía a través de las lecturas feministas y postestructuralistas’. La felicitamos y la animaremos a que demuestre si sabe hacer su trabajo. Este ya es otro tema. Si hay que ponerse a mirar si los cargos de confianza de algunos políticos hacen bien su trabajo, ya no hablamos de postporno. Es pornografía política clásica.»

O sea: para echar unas escépticas risas entre políticas micciones.»

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