Sobre la sacarina

 

Una nueva hazaña de Wert :  Aprobado el canon AEDE. La ley más infame de la historia , con el que mis lícitos enlaces hasta ahora, se han ido por el sumidero…

No ganamos para sustos: en pocos días nos estamos enfrentando al incierto referéndum escocés, al esquizofrénico que se anuncia en la comunidad catalana (Este referéndum es anticatalán) y ahora están jugando con algo tan importante como son las cosas del comer: si en todos los regímenes dietéticos y de adelgazamiento lo primero que te quitan es el azúcar y lo que te recetan es la sacarina que no sabemos por qué siempre ha tenido mala prensa, ( de vez en cuando advierten que puede ser  cancerígena sin prueba alguna), ahora vienen con que la sacarina y otros edulcorantes artificiales modifican la flora intestinal de un modo que facilita el aumento de peso, dificulta el control del nivel de azúcar en la sangre y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2. Y lo dice una investigación del Instituto Weizmann de Rehovot (Israel) que se presenta en la revista Nature y que obligará a reconsiderar el uso masivo de edulcorantes artificiales en la industria alimentaria:

“Nuestros resultados indican que los edulcorantes artificiales inducen los mismos problemas que pretenden prevenir”, ha declarado Eran Elinav, codirector de la investigación, en rueda de prensa telefónica. Pero añade que estos resultados “no son la última palabra” sobre la cuestión, sino la primera, por lo que “sería prematuro hacer recomendaciones generales sobre el consumo de edulcorantes a pesar de que los edulcorantes modifican la composición de la flora intestinal. Concretamente, reducen las bacterias del género Bacteroidetes –que son un antídoto contra la obesidad- y aumentan las del género Firmicutes.

No obstante, el citado Elinay manifiesta: “no creemos que haya base suficiente para cambiar las recomendaciones dietéticas” aunque ha admitido que “durante años he estado tomando grandes cantidades de café y consumiendo edulcorantes pensando que no eran perjudiciales y personalmente he tomado la decisión de dejar de consumirlos”.

Pensamo que este producto hay que utilizarlo con moderación, de hecho sigue siendo recetado por nuestros endocrinos de cabecera, en estos tiempos en que casi todo el mundo lucha contra el exceso de kilos o contra la obesidad más menos admitida, contra la que no pueden luchar las ligeras pastillitas blancas con las que muchos pretenden camuflar su glotonería, porque todos conocemos a gente que se ponen  hasta el culo de hamburguesas y luego quieres sacarina en el café

Al que le ha sentado como un tiro lo de la sacarina es a LUZ SÁNCHEZ-MELLADO que se lamenta:

«Ya me han amargado el siglo. Toda la vida echándole sacarina hasta a los churros del desayuno, y ahora salen unos listos de no sé qué instituto científico con que los edulcorantes artificiales suben el azúcar en sangrepor no sé qué del efecto rebote, según la revista Nature. Rebote, el que me he agarrado yo al enterarme por la prensa de que me los están poniendo en mi propia casa. O sea, que se sacrifica una todos los días pidiéndose un desgraciaíto —descafeinado con desnatada conaspartamo— para poder tragarse el mazacote del tiramisú del menú del curro, y va tu flora bacteriana, interpreta que le estás vacilando, y te hace el vacío. Va a ser por eso por lo que, pese a no ingerir hidratos a partir de las 23.45 clavadas, no adelgazo ni cien gramos. Por un problema de desconfianza, falta de comunicación y desafección con la carne de mi carne. Cría cuervas»

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