Últimos ecos de la España profunda

Celia Villalobos, la llamada “Cani del Congreso”, hoy ha vuelto a ser noticia. Ha pasado una sección del Cuerpo de Bomberos  por un pasillo del Congreso de los diputados –seguramente de visita  o vaya usted a saber por qué- a su lado, lo que ha provocado que esta se haya girado y repasado con la vista los cuerpos del citado Cuerpo. Un grupo de paletas (albañil en catalán) no hubiera superado este gesto, en el caso de que hubiesen sido bomberas. Esa rotación de Celia para seguir el paso de los bomberos, con una pose de lo más marujil, ha sido trending topic y hasta los  Trancas, Barrancas del Hormiguero ha quedado impresionados.

 Va subir de nuevo la luz, al menos un 11%, la enésima subida del año, con lo que gran parte de la población volverá a la sana y poco contaminante costumbre de las mantas, con lo que se consuma el rechazo del PP  a la ‘tregua invernal’, que proponía no cortar la luz a las rentas bajas que no pudieran pagar la factura eléctrica. La empresas energéticas siguen a su aire como de costumbre, mas no olvidemos que son el retiro de nuestros políticos: Felipe González es consejero independiente de Gas Natural Fenosa. José María Aznar es asesor de Endesa. Elena Salgado fichó como consejera de una filial chilena de Endesa. Pedro Solbes se sentó en el consejo de administración de la italiana Enel, empresa que posee el 92% de la eléctrica española Endesa. Miguel Roca es vocal del consejo de administración de Endesa. Luis de Guindos era miembro del comité de nombramientos y retribuciones de Endesa antes de incorporarse al Gobierno. Miguel Boyer ocupa un sillón de consejero en Red Eléctrica. Etc.

  Miguel Blesa apalea 20 millones de euros, botín de su paso por Caja Madrid. Mientras tanto no paran de salir correos que evidencian que aquello fue algo muy parecido a la cueva de Alí Babá, a un cortijo andaluz en el que un número determinado de señoritos entraron a saco en él, hasta conseguir hacer uno pufo monumental: más de 20.000 millones de euros que acabarán de pagar las generaciones venideras. Algunos de los autores de los correos –o mencionados en ellos- desmienten algunos extremos con argumentos débiles y en última instancia apelan a que son correspondencia íntima inviolable.

 El ático por antonomasia es el de Ignacio González y es de traca: lleva vetadas 39 iniciativas sobre su ático en la Asamblea madrileña. En la cena de Navidad de su partido ha contado sus cuitas –nadie pareció hacerle caso-, proclamando su inocencia, que es objeto de insidias… (Ana Mato no lo hubiera hecho mejor). A pesar de que su señora – qué de connotaciones tiene este término para el macho ibérico- haya sido imputada, su gruesa epidermis conseguirá que los festejos navideños sean celebrados sin problemas en tan extenso apartamento – ático de 500 metros- en una zona tan lujuriante como es la Marbella de la antigua jet set

 Un torero entre rejas, es la guinda a este cuadro de la España profunda. Seguramente ya saben que José Ortega Cano ha sido condenado a dos años, seis meses y un día de cárcel  por un delito de homicidio con imprudencia grave y otro contra la seguridad vial por conducción temeraria, al chocar con otro vehículo a 125 kilómetros por hora en una vía limitada a 90. Se le imputa además un delito contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas. El torero invadió durante 60 metros el carril contrario y adelantó antes de una curva sin visibilidad. En el accidente, ocurrido en mayo de 2011, falleció Carlos Parra, vecino de Castilblanco de los Arroyos. A pesar de todo ha declarado que el día que tuvo el accidente de coche que costó la vida a una persona no había tomado ni una gota de alcohol: “Juro que no bebí, los testigos estaban pagados, iré a prisión con la cabeza alta…”. Una de las testigos aseguró al juez que el diestro iba “borracho como un mulo”.

 

 

 

 

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