Uxorifobia

No se molesten en buscar uxorifobia en el diccionario de la RAE. En todo caso considérenlo un nuevo neologismo, valga la redundancia, con una construcción morfológica similar, por ejemplo, a Uxoricidio, matar a una mujer, pero con el sufijo fobia, del griego antiguo Φόϐος, odio o rechazo a algo, en este caso a la mujer. En cualquier caso un vocablo más ortodoxo que el “vandalizar”, inexistente y con tufo a anglicismo, empleado por la conocida Ana Botella, de infausto presente para los madrileños.

 La palabra me la sugiere no solo el panfletario Cásate y sé sumisa del Arzobispado  de Granada, tan demoledor para la mujer y tan anacrónico, sino todo lo que ha ocurrido antes a lo largo de los siglos en algunas religiones, aunque en nuestro presente más próximo tenemos muestras y no solo de índole religiosa porque en tiempos del  nacionalcatolicismo, lo mismo se leía en revista «El mensajero del Corazón de Jesús» (Noviembre 1952)  «Se enseña a las niñas muchas cosas inútiles, mucha lectura, muchas cosas vanas, todo menos el ser mujeres, ser españolas y el ser verdaderamente virtuosas», sino en la  Ley 24/4/1958, vigente hasta 1975 que dictaba: «Existe la potestad de dirección, que la naturaleza, la Religión y la Historia atribuyen al marido, dentro de un régimen en que se recoge fielmente la tradición católica que ha inspirado siempre y debe inspirar en lo sucesivo las relaciones entre los cónyuges».

 Hay abundantes muestras de uxorifobia, explícita o larvada,  tanto en la Biblia como en el Nuevo Testamento y su posterior desarrollo  en el catolicismo y  esto último no debe extrañarnos porque en la Edad media aún se debatía tanto del sexo de los ángeles como que las mujeres tuviesen alma. En la actualidad, a las mujeres, en la Iglesia católica, les sigue estando vedado alcanzar las más altas magistraturas –Papado, cardenalato- o la escala básica o sacerdocio, o sea, no pueden decir misa ni perdonar los pecados, aunque la mujer sea Premio Nobel, y si el más humilde cura de aldea. Seguramente porque se le supondrá  a la mujer una cierta inestabilidad psicológica derivada de su anatomía diferenciada por causa de la reproducción.  Alguna explicación deben tener para esta anomalía pero ya desde el principio, los Apóstoles fueron doce varones, algunos muy imperfectos y volubles.

He aquí algunas citas bíblicas a las que hay prestar mucha atención, porque de una de ellas, de San Pablo, Efesios, 5,22-24, procede Cásate y sé sumisa:

 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” o  en la epístola a los Colosenses: “Mujeres estad sumisas a vuestros maridos”

 Y en la Biblia propiamente dicha leemos:

Eclesiastés, capítulo 25, versículo 24 : “El pecado llegó con una mujer, ya que a ella se debe el hecho de que todos nosotros habremos de morir”

 “Aflicción de corazón y duelo es la mujer celosa, y azote de lengua para cuantos con ella viven. Yugo de bueyes mal ajustado es la mujer mala, intentar dominarla es como coger un escorpión. La mujer borracha es motivo de profunda irritación. Y no podrá ocultar su vergüenza. La liviandad de una mujer se muestra al levantar sus ojos y se reconoce en su mirar furtivo. Con la hija desenvuelta redobla tu vigilancia; no sea que hallando ocasión propicia, la aproveche. Vigila con cuidado a la mujer con ojos atrevidos y no te maravilles si obra pérfidamente. Como viandante sediento abre ella su boca y bebe de todas las aguas que encuentra; se sienta en cualquier parte y ofrece su cuerpo en lujuria.”

 7-26: “Tienes una mujer según tu corazón. No la repudies, pero si no la amas, no te confíes a ella”.

25-13: “Dame cualquier llaga, pero no llaga del corazón. Dame cualquier maldad, pero no maldad de mujer”.

25-19: “Toda maldad es poca comparada con la de la mujer. La suerte del pecador caiga sobre ella”.

25:-20: “Cuesta arenosa para pies de anciano. Es la mujer deslenguada para un marido pacífico”.

25-21: “No te dejes seducir ante la belleza de una mujer y no la desees.”

25-25: “No le des salida al agua; ni a la mujer mala, libertad de hablar.”

25-26: “Si no va como tú quisieres, apártala de ti.”

  Capítulo 7 Versículo 26 “Y encuentro que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es un lazo, su corazón es una red y sus brazos son cadenas. Quien agrada a Dios, escapa de ella; más el pecador, en ella queda preso

 En el Génesis 3-16: “Con dolor parirás tus hijos y no obstante, tu deseo te arrastrará a tu marido, que te dominará”.

 En el  Deuteronomio 5-21,: “No desearás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno y ni cosa alguna que a él le pertenezca”.

 Levítico 27-1-5:”Según tarifas y valuaciones. La mujer vale menos que el hombre; la moza menos que el mozo; la niña menos que el niño.”

 En los Proverbios 12-4: “Una mujer desvergonzada es como la carcoma en los huesos.”,

 San Pablo, primera carta a Timoteo (2: 11-14): “La mujer debe aprender a estar en calma y en plena sumisión. Yo no permito a una mujer enseñar o tener autoridad sobre un hombre… Debe estar en silencio. Adán fue creado primero, luego Eva. Y Adán no fue engañado; fue la mujer quien fue engañada y se volvió pecadora”.

 San Pablo, epístola a los Corintios 11-6-10: “Sí, pues, si una mujer no lleva velo, que se rape la cabeza y si es afrentoso raparse, que se vele. El hombre no debe cubrirse la cabeza porque es una imagen y Gloria de Dios; más la mujer, es sólo gloria del hombre. Pues no procede el hombre de la mujer, sino la mujer del hombre, ni fue creado el hombre para la mujer, sino la mujer para el hombre. Por eso debe llevar la mujer en la cabeza, como señal de sometimiento”.

(La erudición bíblica proviene de  Juan José Téllez en La sumisa, el arzobispo y la costilla partida de Adán

 

 

 

 

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