Veinticinco Pregones Oficiales de la Semana Santa de Campillos (1988-2012)

Edita el libro recopilatorio de los pregones ofíciales de la Semana Santa de Campillos,  la Agrupación de Hermandades y Cofradías, prologado por el director del proyecto José Miguel Carbonero Gallardo  , al que al parecer su exhaustiva dedicación al mundo de las Administraciones Públicas, no le ha impedido esta otra incursión en unos territorios muy distintos pero sin duda más gratificantes, algo que permanece en la memoria colectiva de los pueblos a lo largo de los siglos, algo que sin duda arrastra más adeptos que el partido político más votado, y nos referimos, como ya habrán adivinado, a la Semana Santa. Una persona puede ser agnóstica o atea pero que no le toquen ni a sus Virgenes ni a sus Cristos: ahí entramos en un terreno misterioso que tiene difícil explicación, seguramente porque la impronta de la Semana Santa ya viene impresa en sus genes: son casi 2000 años los que nos contemplan.

 Dado el esfuerzo ingente que se necesita para confeccionar una obra de este calibre únicamente puede llevarse a cabo gracias a la labor desinteresada y altruista de unos pocos, solo concebible, y más en estos tiempos tan revueltos y en los que lo espiritual puede ser una válvula de escape muy válida para muchos, para los que tengan unas convicciones religiosas muy arraigadas. E incluso para aquellos en los que no se den estas circunstancias la temática de los 25 pregones puede ser un importante revulsivo que los retrotraiga a la infancia, el lugar de la inocencia, y donde vibrarían sin duda los día previos ala Semana Santa y durante ella.

 La carga emotiva que tiene para muchos Nuestro Padre Jesús, la Virgen de las Lágrimasla mañanita de Jesús es fundamental-, el Cristo, como resume sabiamente el campillero, y la Virgen de los Dolores, nuestro Santo Entierro y las Angustias –vuelve a resumir el pueblo-, tres procesionamientos que se han convertido en cuidadas joyas, aunténticos monumentos, imposibles de reproducir en otras actividades y cuya fama ha traspasado fronteras, esta carga emotiva –he omitido otras cofradías dada la brevedad de esta nota, y que perdonen los pollinicos y los del Niño Chiquito– indudablemente la tiene todo nacido en Campillos, incluso los que se asentaron aquí, y qué decir de los campilleros que permanecen en la diáspora, casi siempre por motivos ajenos a su voluntad, motivos que desgraciadamente se están reproduciendo en estos tiempos: que se les pregunte a los jóvenes.

 Siempre que aparece un libro ha de ser motivo de celebración, ha de ser considerado como un monumento inmaterial si no dela Humanidad, si del pueblo al que va dirigido, que le va a permitir a través de la lectura de tantos esfuerzos, de tantos recuerdos, de tan variopintas formas de verla Semana Santa, la auténtica fiesta sacra del pueblo, muy por encima de las demás, de tantas emociones plasmadas en estos 25 pregones, va a permitir al que lo tenga en sus manos, que la Semana Santa de Campillos esté siempre disponible para su rememoración, en la seguridad de que le traerá gran cantidad de momentos gozosos vividos año tras año, primavera tras primavera.

 Es muy difícil tener en la cabeza 25 pregones, algo que remediará la aparición del libro, y más si se vive fuera, y más si hasta estos últimos años y a a través de las Redes sociales no nos están llegando en todo su esplendor con audio e imágenes, pero me produjo en su día un gran impacto el pregón de Andrés Valencia con el mérito añadido de vivir, con excepciones,la Semana Santa en tierras hoy revolucionadas, y de la última hornada, el de Rafael Jordán y el del artífice de este proyecto José Miguel Carbonero –en ambos por momentos me vi transportado a la excelencia de los pregones de Sevilla que en la actualidad se dicen en el teatro dela Maestranza-,y el de Dolores Gómez, prodigio de sencillez y lirismo, y no solo porque tuviera el detalle de mencionar entre sus buenos recuerdos a doña Asunción Lozano Ruiz, madre del redactor de estas apresuradas líneas.

 PD. Por último he de agradecer al entusiasta José Miguel Carbonero director del proyecto, el que se haya acordado de quienes pregonaron la Semana Santa en tiempos muy anteriores a estos. Es el caso del ilustre e inconmensurable poeta Diego Moreno Jordán, ya fallecido, -¿se pueden imaginar el estro poético de Diego cantando ala Semana Santa de su pueblo?-, y, salvando las distancias, y parodiando a Cervantes “yo que me afano y me desvelo por parecer que tengo de poeta, la gracia que no quiso darme el cielo…”, el autor de esta nota, y que escribe en algunos medios con el pseudónimo de ALVALLO, que pronunció su pregón a la Semana Santa de Campillos, cuyo texto no conservo –al parecer en el libro de Ildefonso FelgueraDocumentalia” está reproducido el cartel anunciador- y que se celebró en el cine Apolo de la Puerta Teba, que estuvo esa noche abarrotado de público que acudió  masivamente al acto –no me duelen prendas reconocerlo- porque después de mi intervención había un concurso de saetas…

 Corría el año de Gracia de 1963, estaba de párroco Don José Sánchez Platero que fue el que lo encargó. Ese mismo año hice el primer verano de Milicias Universitarias en Montejaque y ya en el otoño se produjeron dos sucesos luctuosos: asesinaron a Kennedy y murió a los 23 años de una manera fulminante mi buen amigo Alfonso Mesa Gallardo, una excelente persona, llena de alegría y optimismo, en cuya compañía y de algunos más, vivíamos unas Semanas Santas entrañables. Como era buen aficionado al flamenco se marcaba artísticas saetas, en compañía de Juan Prisco, otro de la reunión. Y si entre saeta y saeta se deslizaba alguna soleá, que por otra parte desprenden dolor íntimo, siempre había un alma caritativa que nos volvía a la ortodoxia del día.

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