Examen de ingenios

Entre las pocas creencias de la niñez, sinónimo de la inocencia, que se siguen manteniendo está la de los Reyes Magos y a estos, entre otras cosas más prosaicas, les pedí un par de libros de autores con sustancia, entre los que están Javier Marías y su obra ‘Berta Isla’ (un día cualquiera,»un día estúpido» condicionará el resto de su existencia) Seguro que más de uno habrá tenido un día de esos o una enfermedad que lo habrá marcado, en mayor o menor medida, para siempre…  Y José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera,1926), nuestro más longevo autor en activo, y su  libro «Examen de ingenios«,  un título que homenajea a Huarte de San Juan, que publicó en Baeza en 1575 su Examen de ingenios – que le convertiría en patrón de la psicología-, en el que Caballero  reúne un centenar  de semblanzas de escritores, artistas plásticos o músicos del ámbito hispánico, cien estampas de personajes clave de nuestra historia cultural del siglo  «que me han atraído por alguna razón y a los que he tratado de manera asidua o eventual».

Este libro tiene mucho de historia personal con los retratados y de valoración literaria aunque exento de lisonjas o parabienes o expuestos en su justa medida, nada usual en los libros de escritores sobre escritores. Incluso su aprecio personal por Fernando Quiñones o Ángel González no evita los elogios fáciles, ni la desmitificación de obras sagradas para los manuales de literatura como «El Jarama» o «Tiempo de silencio». En el caso de Cela o Antonio Gala es esperable su no complacencia con ellos. De la contemplación y semblanzas de tantas figuras hay pocas que quedan sin tacha aunque algunas salgan «indemnes», caso del antequerano Muñoz Rojas o de la malagueña Pepa Flores.

Por lo demás ahí tienen una síntesis de su visión de algunos de los personajes:

El cantaor Manuel Santos Pastor ‘Agujetas’:

«No sabía qué edad tenía ni dónde había nacido, aun­que podía calcularlo por tanteos instintivos. Tampoco sabía leer: decía que los cantaores que saben leer «pierden la pronunciación». Manuel de los Santos, Manuel Aguje­tas, era un primitivo oriundo de la caverna bajoandaluza, un analfabeto iluminado por los vislumbres de la cultura de la sangre. Pertenecía a una casta de gentes desheredadas y enigmáticas que llevaban en las trastiendas de la memoria el secreto embrionario del flamenco. Sus ense­ñanzas se gestaron todas en la intemperie de una historia mediatizada por las hoscas inferencias de la posguerra»

PABLO NERUDA:

«…la risa pronta, el habla enfática y la pomposidad robusta de quien ya era poco menos que la efigie ambulante de la poesía entendida como equivalencia torrencial de la naturaleza, como arma arrojadiza, como manual de primero auxilios».

JORGE LUIS BORGES

«El maestro era implacable en la elección intimidatoria de un discurso que los demás debían secundar en calidad de oyentes maleables. Los osados, los locuaces, los habituados a la reciprocidad no eran bien recibidos».

JUAN CARLOS ONETTI

«Recostado en la cama, era a la vez un viejo conspirador condenado a una reclusión inmerecida y un convaleciente de hospital pobre».

JOSEP PLA

«Gastaba una socarronería que no era exactamente la de un labriego, sino la deliberada conducta chocarrera de un escritor de agudas exploraciones en la realidad, que se ejercitaba a la vez en la grosería o que suponía que esa era la manera de encandilar al prójimo».

CAMILO JOSÉ CELA

«Autoritario y megalómano, sus objetivos no consistían en ser el mejor, sino en ser el único».

ANA MARÍA MATUTE

«Llevaba a la niña que fue, y acaso la que no fue, adherida a su mentalidad como una rémora gustosa».

JAIME GIL DE BIEDMA

«Era persona inteligente, jactanciosa, holgadamente instalada entre el refinamiento y el malditismo».

JUAN MARSÉ

«Este notable cultivador de la tradición oral tiene mucho de testigo malévolo que presencia todo lo ocurrido y parece mirar astutamente para otra parte, sin duda que con el paladino propósito de poder contar luego lo que ha pasado de un modo mucho más literario o mucho más divertido».

ANTONIO GALA

«Yo creo que exagera un poco el doliente papel de enfermo crónico, aunque lo sea, y gusta de que lo imaginen recostado en una chaise longue bajo alguna pérgola adecuada con su perro y su gin-tonic, contemplando la campiña de los elegidos».

JUAN GOYTISOLO

«Era algo esquivo, algo receloso, de efusiones difíciles. Pero era un escritor de ‘qualité’».

MARIO VARGAS LLOSA

«Antes de ser Vargas Llosa, ya se preveía que no iba a tardar en serlo […].Ahora ya los escarceos del Premio Nobel por los sinuosos escaparates de la beatiful people, con su inexcusable cohorte de cronistas de sociedad y dispensadores de solfas, solo dan para un apresurado apéndice sobre los perversos dioses de la afectación».

ALFREDO BRYCE ECHENIQUE

«Bryce mantenía serias desavenencias con el oficio de escritor y los consumos etílicos».

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