La memoria del niño raro Sánchez Dragó

sanchez drago

No lo digo yo sino él: así se describe en su nuevo libro  Esos días azules. Memorias de un niño raro  (Ed. Planeta) donde habla de sus recuerdos reconociendo que la lujuria sigue siendo uno de los factores cruciales de su existencia a pesar de ser un (viejo) provecto: «Me gustan, y me siguen gustando, las chicas jóvenes, muy jóvenes, solo ellas, pero no tanto por la tersura de la piel y la firmeza de la carne cuanto por su curiosidad, disponibilidad y vocación de aventura» Y por ello “habría sido incriminado por  los perros guardianes de la moral puritana” “»Las feministas de carné y hueso, que no de carne y coño, siempre tan gazmoñas, tan reprimidas y tan represivas, tan biliosas y monjiles me acusan de ser un viejo verde. Bueno, ¿y qué?»

Confiesa que su vida ha estado marcada por la felicidad: “a mí me gusta coger hasta la gripe» «Los únicos momentos un poco agridulces que he vivido han sido las rupturas con las mujeres, sobre todo si hay hijos por medio. Pero quitando eso, este libro son las memorias de un niño raro y feliz.»

La figura de la mujer es muy atrayente para él:

«Siempre he sentido el impulso de ser mujer sin dejar de ser hombre. Yin-yang. Y, al mismo tiempo confieso que me gustan tanto las mujeres que siempre me han dado un poco de envidia. Tengo la sensación de que se lo pasan mejor en la cama».

Durante su juventud fue miembro del Partido Comunista de España, y, a consecuencia de su actividad opositora contra la dictadura franquista, cumplió 16 meses de cárcel y permaneció exiliado siete años. Ahora, sin embargo, opina que la izquierda quiere controlarlo todo “porque teme la libertad” y se muestra muy duro con el socialismo
«Hay socialistas de los que tengo buena opinión como Alfonso Guerra pero creo que el problema de España se llama Partido Socialista Obrero Español. No tengo ningún buen recuerdo de los gobiernos socialistas. Han transfigurado el Estado de Bienestar en Estado de Control. Todo está controlado, me ahogo en esta sociedad. Ese es el mal de la izquierda: quiere controlarlo todo porque tiene miedo a la libertad.»

Y dos pensamientos finales:

«Echo de menos ir a la farmacia y poder comprar anfetaminas para estudiar, escribir o jugar al dominó».

“La soledad es sinónimo de felicidad. No entiendo por qué tiene tan mala prensa” «Quien tiene miedo a la soledad es que no está bien consigo mismo»

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