Cruz de los Caídos

La Cruz de los Caídos

La denominada Cruz de los Caídos del Parque, algo que desde la niñez se veía como un elemento más del paisaje, aunque cargado de misterio y cuyo significado no alcanzábamos a desentrañar, en la que estaban inscritos los nombres y apellidos de campilleros precedidos de una cruz, y a la que acudíamos medio pueblo a cantar vigorosamente el Cara Sol, con el brazo dispuesto al modo nazi o mussoliniano, en determinadas fechas, fue derruida en 1977, estando al mando de la Alcaldía César R.Docampo, con un gran consenso, y con el visto bueno del alcalde que en su día ordenó erigirla.

Me sorprende tal acción en una época tan cercana a la Dictadura, en unos años en que la democracia y los nostálgicos estuvieron como la pelota de tenis en el borde de la red, sin saber de qué lado iban a caer, (ver ‘Match Point’ de Woody Allen), sobre todo teniendo en cuenta que en España, hace pocos días, unos vecinos de un pueblo de Alicante, Callosa del Segura, se encadenaron a la Cruz de los Caídos impidiendo que unos operarios la trasladaran de lugar en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

Lo que queda de ella está en dos lápidas colocadas en el cementerio de San Sebastián.El texto de la primera es muy sucinto aunque extenso en su significado

Primera lápida

‘Campillos a todos sus muertos en
La guerra de 1936-1939″

15 Agosto 1977

En la segunda aparecen los versos de dos poetas, el primero nacido en Campillos en 1904 y fusilado en las tapias del cementerio de San Rafael de Málaga, a comienzos de la guerra, junto a su padre y otros muchos. El segundo, Miguel Hernández, murió ya en la posguerra, en la cárcel, seguramente de miseria e inanición.

Segunda lápida

“Por qué evitó tu mano unirse con mi mano

Y por qué en nuestros labios no cuajaron panales…
Cuando en mi cuerpo ardían los muros de mi cárcel,
Y ahora mi cuerpo es fuente por los cuatro costados,
De donde brota el agua y manan libertades”.
José María Hinojosa

“No hay extensión más grande que mi herida
lloro mi desventura y sus conjuntos.
Y siento más tu muerte que mi vida”

Miguel Hernández

Con este acto simbólico se comenzó a recorrer en un pueblo pequeño el arduo camino del olvido y de la reconciliación .

PD. Fotografía extraída del libro de César R.Docampo, ‘Perfil de un pueblo, transición y memoria histórica’.

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