Celia no es Castelar

No es que le tengamos manía, no, es que a los malagueños les duele tener en Celia Villalobos una representante semejante  en tan altas instancias. Es por eso por lo que periódicamente le dedicamos  posts, como los que siguen, un reflejo de sus actitudes desgarradas y de su lenguaje llamado por estos pagos “merdellón”, que el periodista malagueño Teodoro León Gros hace coincidir con unas formas como las que le adjudicaron en Madrid cuando fue ministra: la cani” del PP, amen de su total carencia de fair play y de finezza. Parece como si esta señora tuviese a gala quedar mal en todas partes amén de ser un incesante nutriente de la leyenda negra que tiene Andalucía “de Despeñaperros pa´arriba”, sobre todo entre algunos miembros de su partido.

Las últimas perlas de Villalobos

 « ¡Pedazo de rectora que tenemos!, ¡ que no es sectaria…! ¡Pedazo de independencia!».«Ha tenido que venir esta señora a cargarse el prestigio dela Universidadde Málaga” Y lo más sorprendente: le ha pedido a De la Calle que ¡«deje de meterse en política»!, recomendación que hacía precisamente, mira por donde, Francisco Franco Bahamonde a uno de sus allegados cuando le pidió en una cacería que lo hiciera ministro: “Hágame caso y no se meta usted en política…” , otros adornan dicha frase: : “Haga usted como yo, no se meta en política y vivirá muy bien” Le faltó a doña Celia decirle a Adelaida: “La politica “c´est moi”.

Celia Villalobos o la eterna incontinente

¡ Qué mal deja constantemente a Málaga Celia Villalobos ! ¿Qué es eso de que, cuando se hablaba sobre las condiciones de contratación de personal discapacitado en el Congreso Celia Villalobos, portavoz del PP en la materia y se refiriera , en varias ocasiones, al asunto como “el tema de los tontitos”, diga, al ser requerida por Bono para que cambiara el termino y dejara de referirse a los afectados de deficiencias físicas o psíquicas como “tontitos”, “que había hablado “de forma coloquial, como se habla en mi tierra“?

Le llueven las descalificaciones a la Villalobos por sus exabruptos en la vía pública

“Si exhibe ese lenguaje –cuando se dirigió airadamente a su coger Manolo-en medio de la calle cuál tendrá -¡ oh, cielos !- reservado para la intimidad o en el interior del vehículo al que subió su cada vez más generosa humanidad después de aquella descarga de adrelanina que a veces también ha vertido a raudales en el Congreso: una vez en una sesión de control  la diputada tuvo que ser amonestada por su actitud después de insultar y desafiar a un socialista al grito de “ladrón” e “indigno”.

Este último y bochornoso incidente ha tenido una gran repercusión tanto en los medios como en los blogs, que la ponen literalmente a parir. Así La Gaceta  de Intereconomía critica los “berridos” de la diputada del PP, los “alaridos de la impaciente diputada, que resultaría grosera y chocante hasta en la puerta del mercado” y aconseja poner “una escupidera” junto a la tribuna de oradores en los debates en los que intervenga”

Reproduzco el artículo que le ha dedicado hoy en el diario SUR el periodista antes citado: ¡Bravo Celia!, a propósito de su última “actuación” en el Congreso:

“Elmérito es de quien la colocó ahí a sabiendas de sus condiciones intelectuales, éticas o estéticas

Celia Villalobos ha logrado montar esta semana otra marimorena en el Congreso. Claro que eso no sorprende ya a casi nadie. La marimorena es su estado natural. Eso sí, hay que reconocerle su talento para causar sensación. Villalobos parece haber actuado siempre, con éxito, bajo la vieja consigna del circo: ‘más difícil todavía’. Ahora ha logrado desacreditar, con su último número, también la presidencia del Congreso. ¡Bravo! En ese cargo sensible del sistema democrático, reservado a figuras prudentes con el máximo de fair play y finezza, nadie se hubiera atrevido a soltar merdellonadas tabernarias para desatar las risotadas de los conmilitones. Ella sí. Desde luego, con su trayectoria, era previsible; así que el quid es ¿quién tuvo la lucidez de colocar ahí a la señora Villalobos? Es como poner a Belén Esteban al frente de la Biblioteca Nacional. Cada vez que habla, se agitan los cimientos de San Jerónimo, y hay bedeles que hablan de un runrún en la galería de retratos donde Cánovas, Madoz, Bravo Murillo, Besteiro, Castelar y compañía guardan la memoria del templo de la soberanía nacional.

El mérito, eso sí, no es de Villalobos. Ella es como es. El mérito es de quien la colocó en esa tribuna a sabiendas de sus condiciones intelectuales, éticas o estéticas. Es uno de esos casos que retrata el rasero moral de la política española a la hora del reparto de cargos. La larga carrera política de Villalobos había tocado techo tras dos años estelares en un Ministerio del que salió con el cartel rutilante de ‘la cani’ -la palabra ‘merdellona’ no se conoce más allá de las Pedrizas- con varios shows memorables como aquello del hueso del puchero; pero se ve que el jefe, por agradar a su consiliere Arriola, la mantuvo en nómina para que alcanzara ahí la edad de jubilarse:

-Venga, anda, dadle la vicepresidencia del Congreso, pero por el amor de Dios decidle a Posada que no se ponga enfermo ni un solo día de la legislatura. Y su chófer que sea siempre puntual.

A Celia Villalobos hay que reconocerle un raro mérito: por bajo que sea el nivel de sus rivales y correligionarios, ella siempre va más lejos. Y eso no es fácil. Incluso entre leires y pujaltes, entre rafahernandos y los clones de esquerra, Celia ha brillado siempre. Cada vez que Posada se ausenta, la lía parda. Su tono es de traca; y el discurso siempre está a la altura del tono. Si Botella ha dejado huella por su forma de hablar inglés, ella ha logrado algo mucho más difícil: dejar huella por su forma de hablar el español. Vale, no puede presumir de que su nombre sea sinónimo de Castelar, pero al menos puede presumir de ser el antónimo. Es todo un icono de la política de la época. Cuando ya parece difícil que la sociedad sienta más perplejidad y vergüenza ajena, Celia aún es capaz de lograr desacreditar la política un poco más. Es realmente única”

3 comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *