Comparaciones odiosas

En España no se accede a la ancianidad de la misma forma: no han llegado igualitariamente a la misma, sobre todo esos 1.800.000 mayores -aunque es mejor decir «viejos», del latín veculus, sin eufemismos, como lo demanda la etimología de nuestra lengua- que viven en soledad. No han llegado como lo han hecho el Nobel Mario Vargas Llosa y el empresario Amancio Ortega , de lo que se hacen eco estos días ABC y La Razón, de cuyos cumpleaños se escriben textos del tipo de “Cómo cumplir 80 años en plenitud de ánimo y salud”

Javier Pérez de Albéniz hace la siguiente semblanza:

«En mi pueblo los mayores con 80 años no presentan tan buen aspecto físico como Vargas Llosa y Amancio Ortega. ¿Por qué será? En ABC, el diario con los lectores de mayor edad de España, tienen lógicamente una respuesta, que ofrecen en un reportaje de sugerente título: “Los secretos de longevidad de Amancio Ortega y Vargas Llosa”. “Ambos combinan una buena dosis de ejercicio físico con una dieta saludable”, dice el texto, que desvela que el Nobel considera la gordura “una enfermedad mental”. El escritor tiene un secreto: “Desde hace más de veinte años se interna en la clínica Buchinger Wilhelmi de Marbella, en la que practica la ayunoterapia: tres semanas de ayuno, ejercicio, meditación y desintoxicación en las que llega a perder hasta diez kilos. `Ayuno, pero no llego al látigo y el cilicio´, advierte”.

Así que mientras los abueletes de mi pueblo se pelean a codazos por las lonchas de bacon y el zumo Don Simón del bufete del desayuno en el hotel marbellí Las Chapas, a cargo del Imserso (308 euros quince días en zona costera andaluza), Vargas Llosa practica la ayunoterapia en la clínica Buchinger Wilhelmi, también en Marbella (5.905 euros programa Classic). Y cuando los vejetes rurales se suben en el autobús como ovejas, o asisten a una demostración de sartenes en el salón de un hotel de provincias, Amancio Ortega está nadando o navegando, puesto que “el mar es una de sus pasiones”.

Acabáramos. La vida no hace rodar a todos los cantos por los mismo barrancos. España, cuarto país del mundo con mayor número de ancianos, tiene cerca de 1.800.000 viviendo en soledad. Un 50% de estos últimos sobrevive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de 523 euros al mes. Deberían leer ABC: cumplirían los 80 en plenitud de ánimo y salud»

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