El tabaco, ese placer genial y sensual, en sus horas más bajas

caricatura sobre el tabaco

Si el consumo de tabaco representa en España un volumen importante en los gastos sanitarios y sociales que son casi diez veces más elevados que los beneficios económicos que produce y a pesar de eso se sigue vendiendo es evidente que el Estado da primacía a la libertad de cada individuo de decidir aun en contra de su salud. Todo lo anterior se puede decir de la otra droga legal, el alcohol, que produce pingües beneficios y quizá más gastos sanitarios, con la diferencia de que al no ser un gas como el humo del tabaco- todo gas tiende a la expansión– el consumo es individual e intransferible al contrario que el tabaco que lo fuma todo el que está alrededor del adicto al volátil alcaloide que es la nicotina.

Lo cierto es que el tabaco es un fenómeno y una epidemia sociales que el gobierno ha querido regular con bastante decisión para preservar el derecho de los no fumadores, lo que está produciendo gran cantidad de reacciones interesadas no exentas en algunos casos de demagogia y en otros llenas de humor, como en el caso de Moncho Alpuente:

 “Esta vez sí que os han bajado los humos”, sentenciaba un gracioso y los delatores catecúmenos se entrenaban escrutando con el ceño fruncido en el interior de los bares liberados, husmeando ceniceros, espiando los gestos rutinarios de los posibles infractores que sacaban la cajetilla del bolsillo e incluso se llevaban a los labios el incriminador y ponzoñoso cilindro antes de apercibirse, o de ser apercibidos, de que estaban a punto de cometer un crimen de lesa sanidad”

O de Juan Madrid:

“Ya no hay cabarés, ni cabareteras, y ahora, ni siquiera, bares donde uno pueda estar tranquilo echándose un pitillo o un Montecristo del cuatro o, en su defecto, una Faria de la Coruña del número uno. Las cosas van cada vez peor y parece que sin solución. Se han propuesto jodernos la vida y lo están consiguiendo a marchas forzadas. Pero ¿quién nos quita ahora la mala leche? ¿Lo sabe alguien? Supongo que si llego a viejo voy a ser un viejo con bastante mala leche”

Por otra parte Ignacio Escolar intenta desmontar algunas de las falacias de los enemigos de la prohibición del tabaco en los lugares cerrados:

El Estado no es quien para decidir de qué me quiero morir: Pero sí lo es para proteger ea los que no fuman y mueren por el tabaco ajeno. Cada año, entre 1.300 y 3.000 fumadores pasivos fallecen en España como consecuencia directa del humo del tabaco.
–  Es la ley más restrictiva de Europa:Es casi idéntica a la de Irlanda, Italia y Reino Unido
Es una cortina de humo del PSOE para esconder la crisis económica: Pues fue negociada con el PP y aprobada por consenso, con el apoyo de la práctica totalidad del Congreso.
Es una ley hipócrita porque el Gobierno prohíbe el tabaco, pero cobra impuestos con él:El tabaco no está prohibido: se puede fumar en el 99% del país (al aire libre y en cualquier casa)
. Los bares no son un servicio público; el que no quiera fumar, que no entre. Los bares también son un centro de trabajo: el de los camareros.

 

 

 

 

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