Francisco Rivera Ordóñez, premiado y denostado por algunos compañeros

Esta noche, en La Noria, programa oportunista donde los haya, también se ha tratado de cómo ha sentado en el mundo del toro la  concesión de la Medalla de las Bellas Artes, a Francisco Rivera Ordóñez, hijo, nieto y biznieto de toreros, por su contribución al arte taurino.

En general toda la mesa de debate fue favorable a la concesión de dicha medalla, sobre todo los toreros presentes Oscar Higares, Jaime Ostos, Pareja Obregón y Fran Cardeño, el de la espeluznante cogida en la Maestranza de Sevilla cuando recibió a un toro a puerta gayola y este le desgarró la cara con los cuernos. Decían que era un buen torero, que había cuajado buenas temporadas, aunque no hubiera abierto nunca la puerta grande de las Ventas de Madrid.

Entre los detractores y sin ningún argumento, excepto sus habituales payasadas, estuvo Jimmy Giménez Arnau.

Suponemos que en este caso concreto se ha puesto una vez más en marcha el mecanismo de la envidia nacional por tratarse el torero premiado de una figura mediática, por su cuna,  por su casamiento, su divorcio de la hija de una Grande de España, sus devaneos amorosos y su éxito además como hombre de negocios que comprenden varias facetas, una de ellas la de empresario taurino.

Siendo bastante difícil la medición del arte que cada artista atesora lo es más cuando cada uno pretende medir el propio, y en todo caso siempre deben ser los demás los que lo digan. El caso del veterano Camino- el ex Niño Sabio de Camas- y del más joven y osado José Tomás, de quien dice su paisano Vitorino, de Galapagar, que torear no es que lo coja a uno el toro todas las tardes, a quien también se ha unido a última hora en sus descalificaciones Morante de la Puebla (de Cazalla), es un ejemplo de una soberbia e incultura inauditas al sentirse ellos depositarios de todo el arte de Cúchares, del purismo taurino, de guardianes de todas las esencias sin que hayan tenido un poco de generosidad ni de reconocimiento a Fco Rivera, que sí es un torero cumplidor, pundonoroso y un buen lidiador, facetas que, además de tanto arte o más que los airados compañeros sí tenían sus ascendientes El Niño de la Palma y Antonio Ordóñez.

Y como es cortito reproduzco en su totalidad el editorial que El Mundo- la señora de su director también ha obtenido un premio este año y, que se sepa, nadie ha hecho objeción alguna a tan particular arte-  sobre este asunto de toreros:
Soberbia revestida de purismo taurino

«…Con su decisión de devolver sus Medallas de las Bellas Artes, en protesta por la concesión de este galardón a Francisco Rivera Ordóñez, los diestros Paco Camino y José Tomás muestran la desmesura de su altivez. Ambos toreros han intentado revestir de pundonor taurino su incomprensible pataleta, a través de una carta al ministro de Cultura en la que dejan claro que se puede ser un virtuoso en los ruedos y un torpe en lo que atañe a los usos sociales y la educación más elemental. La carta de Camino y Tomás supura soberbia. Apelan a su «vergüenza torera» para despreciar a posteriori un premio que nada tiene que ver con el purismo sino con la creación artística en general. ¿Habrá que preguntarles en adelante quiénes deben ser galardonados? “

Más sobre este tema en: Paco Camino: «Estoy en desacuerdo con el sistema pero no tengo nada contra Rivera»  y Camino y Tomás devuelven sus Medallas de Bellas Artes por «vergüenza torera»