La soledad de las hamacas no se ha producido en las playas de Málaga

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No sabemos a qué fecha corresponderá la foto que aparece en El País para ilustrar el reportaje «La soledad de las hamacas» y que corresponde a las playas de Benidorm: dudamos que corresponda al actual fin de semana porque eso si sería ruinoso para una zona que siempre se ha caracterizado por lo multitudinario y en todo caso tal circunstancia no se ha dado en las playas de Málaga cuyo estado refleja la segunda foto, con mucha gente que se ha reunido no solo para tostarse bajo el tórrido sol sino para celebrar que el Papá Estado, al menos por un año más, haya dejado en pie a los chiringuitos y a los espetoneros prestar sus servicios a pie de playa: de todos es sabido los benéficos resultados que las sardinas y la cerveza producen en el humano metabolismo.

Los partidos políticos andaluces se han apuntado todos al unísono este triunfo ante  el ministerio de Blanco que, al ser gallego, ignoraba que ya se servían espetos de sardinas en Málaga, Malaka,  por los fenicios en el siglo VII a. C, año de su fundación, y como ha dicho Arenas, no va a venir un gallego a quitar esa tradición.

Lo cierto es que a punto de iniciarse la temporada de verano para el turismo lo va a hacer con retraso y con la bandera roja izada. Se calcula que va a ser un 10% peor en afluencia de visitantes extranjeros, según Miguel Sebastián y un 15% peor en rentabilidad, según la Confederación Española de Hoteles Y Alojamientos Turísticos (CEHAT), datos que mejoran a las previsiones de principios de año en que se hablaba de una debacle del 30%.

En resumen: la primera industria española -engloba a 370.000 compañías, ocupa a millón y medio de personas y aporta el 10,7% del producto interior bruto- está en crisis y de poco valen paños calientes.

Al menos en Andalucía se espera que el auge del turismo interno salve la temporada veraniega: estos viajeros podrán compensar incluso la caída notable de visitantes extranjeros prevista como consecuencia de la recesión económica en la que han entrado ya quince países europeos, entre ellos, los principales clientes del destino malagueño: Reino Unido y Alemania. Se habla que de cada diez viajeros españoles que llegaron a la Costa del Sol seis eran andaluces. Y se espera que, como ya viene ocurriendo desde la inauguración del AVE, la cifra de los que viene desde el Norte de Despeñaperros vaya en aumento.

 

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