Y no sólo se observa una deficiente preparación sino el recurso a un lenguaje coloquial, barriobajero, que desde luego no le pega a nada a, por ejemplo, el exquisito en otros momentos aunque socarrón Mariano Rajoy cuando ayer a falta de otros argumentos le espetó a Zapatero que los presupuestos Generales del Estado son una «monumental bajada de pantalones» con el PNV y, además, están desfasados. Y siguiendo con la procacidad le puso a huevo la respuesta: “Déjese de pantalones.Ustedes pactaron cuatro presupuestos con CiU, PNV y Coalición Canaria. Llegaron a acuerdos con partidos nacionalistas. No son creíbles. Tengan más coherencia, seriedad y menos hipocresía».
También a don Manuel lo estaban esperando en el “Senao”, como dicen algunos, los de ECR, en voz de Bofill, que pidió a Rojo que se condenaran las palabras de Fraga cuando, entre dientes, decía que había que colgar a los nacionalistas (todo el mundo entendió que aquella fue una aseveración retórica, una guasa gallega). Pues bien esas palabras que pronunció Fraga, casi dormitando, para Bofill evidencian su “raíz franquista” o “una apelación velada contra los que somos y nos sentimos de otras naciones.”. Una cosa es sentirse y otra es ser, aunque aquí ya nos tendría que echar una mano Aristóteles con el ser y el no-ser.
Fraga le recordó al terrorismo de Terra Lliure. Y al otro le faltó decir que nos fuéramos de paseo por Montejurra y así sucesivamente hasta desembocar en la batalla del Ebro, habiéndonos dejado atrás previamente a Brunete.