Los avatares de la concejala Olvido Hormigos

[youtube]http://youtu.be/6nF4EXv05cA[/youtube]

Olvido Hormigos

No esperen encontrar aquí el enlace al susodicho vídeo que por otra parte es algo muy fácil ya que circula por ahí masivamente. El problema es que no ha sido borrado, e incluso ya forma parte de algunas páginas porno.

Consiste en una escena en que la concejal sale desnuda de medio cuerpo para arriba masturbándose y que al parecer graba con su móvil para enviárselo a su marido aunque hay otras versiones. Ese video, al parecer, llegó a manos de alguien que, supuestamente, tiene acceso al correo electrónico de la alcaldía de Los Yébenes, desde dónde ha sido distribuido a través de WhatsApp a los vecinos del pueblo, redes sociales e Internet, de manera que ha dado la vuelta al mundo.

El vídeo, según han dicho esta tarde en SÁLVAME, tiene una fuerte carga erótica y desde luego no se puede comparar al sórdido video que le grabaron a Pedro Jota, dicen que como venganza de los GAL, en que se desvelaba una intimidad erótico-festiva-masoquista que obtuvo amplia difusión en España y parte del extranjero. Creo que descubrieron a los culpables que no recuerdo si fueron a la cárcel aunque si acabó en el trullo la señorita de color, la guineana Exuperancia Rapú Muebake (Emma James, de nombre artístico), que había sido puesta como cebo.

En el caso que nos ocupa la policía está buscando la autoría o autorías, y los nombres que más suenan son los del alcalde, del PP, y el del portero del equipo de fútbol local. Olvido Hormigos iba a dimitir en un principio pero lo va a reconsiderar a la vista de los masivos apoyos recibidos, entre los que se encuentra, sorpresivamente el de ESPE, que está tratando por todos los medios no coincidir con ningún arquitecto de la comunidad de Madrid, a los que el día antes había deseado que los mataran, ya que no sus obras que estas si permanecen.

Del incidente se han hecho eco casi todos los medios. He aquí un compendio tal como se describe en Dimisión a cargo del Descodificador:

“Elegida por el pueblo, expulsada por escándalo”, titulan a toda pantalla en esa zorrera repleta de excrementos humanos que es “Sálvame” (Telecinco). “Ese vídeo no estaba destinado a su marido… presuntamente”, dice un miserable reportero de esta cadena desplazado al pleno del Ayuntamiento, celebrado ayer mismo.

Desde el diario El Mundo, un lugar con gran experiencia en vídeos eróticos clandestinos, animan a la concejala a no dimitir “por algo que pertenece en exclusiva a tu propia intimidad y a la del afortunado a quien se lo dedicabas”. Elegantes palabras. “Enhorabuena y felicidades a esta señora”, llega a decir Fernando González Urbaneja, tertuliano en el programa “Al rojo vivo” (La Sexta), espacio dedicado el jueves de forma prácticamente monográfica a este acontecimiento. También hablaron de la llegada de Angela Merkel, pero más de pasada…
La concejala ha realizado una agotadora gira por diferentes medios de comunicación para aclarar la situación. Solo ayer por la mañana se la pudo ver o escuchar en “Espejo Público” (Antena 3), “El Programa de AR” (Telecinco), “Las Mañanas de la 1” (TVE), “Hoy por Hoy” (Cadena SER), “Herrera en la Onda” (Onda Cero)… Olvido aparece en directo en “Al rojo vivo” en unas imágenes inolvidables, por lo mal elegido del decorado posterior: un descampado con cascotes en el suelo y paredes de ladrillo desnudo. Solo faltaban un par de galgos raquíticos husmeando en los escombros y un vendedor de crack calentándose en una fogata. ¿Los Yébenes? García Ferreras se refiere a este lugar como “la Castilla profunda”, pero trata a la concejala con enorme cariño: “Nos vamos a publicidad y volvemos contigo enseguida, Olvido…”, dice.
Tras los anuncios, Ferreras apuesta por el periodismo: “Y tu marido ¿aguanta el tirón?”. E inmediatamente después pasa a defenderla con pasión basándose en su propio análisis sicológico casero de una población española “a la que si grabasen en la intimidad, seguro que no podría dar lecciones de nada”.
En el Telediario (TVE) Olvido aparece apoyada en una pared blanca. “Mucha gente me ha criticado, me ha juzgado”, dice antes de que aparezca un guardia civil de la unidad de delitos informáticos. Atención: delitos informáticos. El delito no es masturbarse, ni grabarse masturbándose, ni siquiera enviar vídeos eróticos. El delito es difundir imágenes ajenas sin permiso.
Que en un país en descomposición como el nuestro dediquemos más de cinco minutos a una noticia como ésta resulta preocupante. Y que la famosa concejala se pasee por todas las televisiones, un despropósito. Casi tan grande como que se pida su dimisión. ¿Dimisión? Olvido es una víctima. De un descuido, de un desalmado y de vivir en la España de Francisco Camps, de Rodrigo Rato, de Carlos Dívar…”

Aquí tienen otras opiniones, por ejemplo, la de Ana Rosa, frente a El Mundo:

“Ahora hay una crítica, dice el periódico El Mundo en su portada que las televisiones colapsan Los Yébenes y es difícil salir a la calle. Hombre, las televisiones colapsan Los Yébenes y también los periódicos. Pedro Simón es enviado especial de El Mundo a Los Yébenes y yo he visto una foto de Sergio Enriquez que estaba ahí, que es el fotógrafo de Pedrojota. Los Yébenes la han tomado todos los medios, las radios…

O la de Arturo González en Público:

“Políticamente no debe dimitir. Ni moralmente es reprobable su decisión de grabarse, simplemente es de mal gusto. Y sin embargo, Hormigos “tiene” que dimitir (aunque ayer tarde revocó su decisión) porque su vida y la de su marido y sus dos hijos en Los Yébenes será imposible a perpetuidad. Serán objeto de escarnio y burla constantes, pues sabida es la crueldad y miseria moral del pueblo español en estos casos. Es penoso el vídeo que Hormigos se grabó a sí misma, pero más penoso es el trato que le han dado los ‘mozos’ o ‘mozas’ del pueblo tirándola al pilón de la infamia. La crueldad y la bestialidad a lo Gila es inextinguible. Está muy bien apoyar a Hormigos, pero la realidad de la vida la aplastará a ella y a su familia”

 

One comment

  1. Visita mi web y conocerás todos los secretos del Dedo de la Concejal.

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