Los guardias civiles y policías nacionales, descontentos (3) y Anexo

militares con el rey

Y esto no parece ser sino la punta del iceberg: existe también un considerable malestar entre la oficialidad de las Fuerzas Armadas por asuntos diversos, entre los que están las continuas reformas que en algunas ocasiones pueden llegar a lesionar derechos adquiridos o la nunca conseguida equiparación con los sueldos de otros empleados públicos que tienen similar preparación y  esfuerzo  para acceder al puesto. Eso sin  contar con el plus de peligrosidad que trae consigo la profesión, sobre todo cuando son destacados a misiones en el extranjero, lo que hace que tengan que hacer gastos extras en contratar seguros de vida. Y además están mudos por decreto y no pueden tener unos sindicatos que presionen y que hablen por ellos. Así cualquiera, señora Carmen…

Y para plasmar con más datos y extensión todo esto, reproducimos un artículo, a modo de anexo, que habla del particular:

Malestar y descontento acrecentado en la Fuerzas Armadas

«…El descontento en los cuadros castrenses ha tomado una dimensión de imprevisibles derivaciones; la joven oficialidad se siente -en todos los órdenes- menospreciada, desvalorizada y vilipendiada en forma persistente, como una gota que horada una roca lentamente y termina logrando el objetivo de esmerilarla.

Estos ya no se sienten representados por los superiores inmediatos y, como es lógico, mucho menos por sus JEMGE. En los corrillos de oficiales sólo se piensa en terminar una carrera universitaria y pedir la baja, para luego reinsertarse en la vida civil.

Se puede tener una excelente predisposición para con la Nación y el servicio a la Patria, pero ¿qué derecho hay para condenar a una familia a la miseria a perpetuidad y el descrédito permanente a lo que los someten, no solo sus superiores, ya que a este desprecio se suma el poder político y los medios de comunicación, en una acción deletérea y eficaz de absoluto menosprecio.

Desde mediados del año 2007 circulan versiones en las Fuerzas Armadas y que hablan de regularización de haberes. En la actualidad, el sueldo de un militar está compuesto casi en un 70% por ese eufemismo denominado «sumas fijas no remunerativas ni bonificables», que no deberían ser consideradas para ninguna actividad del estado, dado que esto implica, sencillamente, el pago de salarios en negro por parte del mismísimo Estado Nacional, desfinanciando obras sociales y sistemas previsionales.

Más aún, sumado a lo antes expuesto, han circulado distintas versiones de regularización, hasta con listados de los haberes de acuerdo a jerarquía y antigüedad. Se dijo en su momento que tal medida estaba a punto de ser firmada por el Presidente antes del acto eleccionario de octubre. «Ya está en Legal y Técnica»; «Queda para la señora Presidenta, quien regularizaría el problema»… Y así, versión tras versión; desde luego, ninguna se ha concretado y ello trajo aparejado un desasosiego de magnitud para la familia militar. Como colofón, en estos últimos días apareció un supuesto proyecto de modificación de la Ley 19101, que colocaría a los militares dentro de su país como ciudadanos de segunda categoría : esta enmienda fijaría un tope de 80% del sueldo del activo luego de 35 años de servicio; a esta suma habría que descontarle un 11% que tributan a su caja previsional IAF -hoy con intervención de representantes políticos en la misma-, lo cual de esa manera establece un haber de 69% tope por todo concepto.

Pero analicemos esta supuesta modificación. La misma se da en el contexto de estricta justicia del reclamo de todos los jubilados de un 82% de haber de retiro, de acuerdo a sus funciones como activo que les permita sostener una vida digna; en el mismo país habría, en caso de respetarse este proceder, dos clases de ciudadanos : unos de primera y otros de segunda categoría. O, como en la India, la casta de chandala, una de las mas bajas en las categorías sociales. «Los militares», en nuestro caso. ¿Para qué, entonces, proseguir con la carrera? ¿De qué carrera se habla en los hechos? Una de obstáculos, plena de sinsabores y empedrada de odio y venganza.

Como desde hace tiempo hemos reflexionado en nuestras páginas, si acaso el poder político quiere prescindir de las Fuerzas Armadas, debería de una vez por todas asumir el riesgo y desarticularlas en forma definitiva. De esta manera, el problema quedaría finiquitado, en forma de «solución final».

Las versiones continúan circulando; entre ellas, el análisis de probables soluciones, supuestas e inminentes firmas y ahora, la frutilla del postre, el denominado Proyecto Garré que ha circulado en algún medio digital (medio que ni siquiera fue presentado en Senadores). Lo cual constituye una verdadera y maniquea campaña de acción psicológica. Es la historia sin fin de un problema tan simple como incorporar lo que corresponde al haber y evitar la industria del juicio, paro parece que esto se ha constituido en una aporía : el problema sin solución, el proverbial callejón sin salida.

Desde diciembre de 2001 a enero de 2008, la inflación reconocida oficialmente fue del 109%. Hoy, el haber de un militar de alta graduación representa el percibido por un chofer de camión, con el debido respeto por la actividad, pero, como decía Juan Pablo II, el trabajo debe dignificar al hombre en todos los órdenes.

Es tan incongruente esta situación, que con fecha 4 de diciembre del año 2006, se otorgó un aumento no solo a militares sino a civiles de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas a través del Decreto 1782. Pues bien, estas sumas incorporadas fueron abonadas en negro. Dentro del mismo marco legal, -la Ley 25520- previamente se había otorgado un aumento de similares características a SI (Servicio Inteligencia, ex SIDE) mediante el Decreto 1386. Pero en este caso, incorporado al básico, lo cual tributa a la caja previsional y al servicio de obra social. Nuevamente se observa aquí el doble rasero de medición, el doble estándar : el ciudadano de pleno derecho, kelper en su propia Patria…»

Por Sorge, para El Ojo Digital Sociedad

2 comments

  1. jejejeje….
    LOs militares no alzarán una palabra fuera de las cantinas de los cuarteles, ahí les va el salario de sus hijos.
    El militar siempre será «un ciudadano de 2ª» en tanto tiene limitados por la Constitución una serie de derechos. Además desde el punto de vista jurídico, el princio «non bis in idem» no se aplica al mundo militar: una sanción administrativa o un delito en la vida civil puede acarrear una sanción disciplinaria militar si la imagen de las Fuerzas Armadas se ve afectada…cosa que creo no se aplican en otras profesiones…
    vamos, veremos en Sol tricornios, pero los de caqui no llegaran a tanto…seguro…

  2. Por eso decíamos algo más arriba que doña Carmen Chacón lo tiene muy fácil al tener a sus órdenes casi unos súbditos capitidisminuidos en su derechos por la propia constitución…
    Por eso también los generales que van a pasar a la reserva se explayan y a continuación…arresto domiciliario, aunque en otras épocas eran fusilados si eran acusados de sedición, de rebelión o de lealtad al Gobierno legalmente constituido.
    Pero…,¿en todas partes es así?

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